-¡Papá, papá! ¡Se quien fue, se quien fue mi tatarabuelito! ¡El papá de mamá Coco fue Ernesto de la Cruz! ¡Voy a ser músico!
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¿Dije ya que mi hermano es tonto?
Tiraron todas nuestras cosas relacionadas con la música a la basura, estaban muy enfadados. Miguel intento tocar la guitarra para demostrarles que la música estaba en sus venas, pero la abuelita le quito la guitarra.
-¡No, son nuestras!- dije, me había quitado también mi libreta con todas mis canciones.
- ¿Queréis acabar como ese hombre? ¿Olvidado y fuera de la ofrenda de nuestra familia?-nos amenazó la abuela.
Miguel estaba muy enfadado.
-¡Me da igual si no me ponen en su estúpida ofrenda!
Elena rompió nuestra guitarra y mi cuaderno. Intentó consolarnos a Miguel y a mí, pero el salió corriendo mientras le cogía la foto a Ricardo.
-¡No quiero ser parte de esta familia!-gritó.
Me quede hay quieta con la cabeza gacha. Oí que papá le llamaba a Miguel, pero sabía que no volvería. Noté como se giraron hacia mí.
-Sofía... discúlpate con la abuela.-me dijo Luisa.
No quería hacerlo, yo también estaba enfadada como Miguel, ese cuaderno me había acompañado toda mi vida y tenía miles de cosas sobre mi familia biológica. Quería ser igual de valiente que mi estupido hermano; tener un sueño y aferrarme a él sin que me importara el resto. Pero yo no podía, necesitaba tanto una familia.
-Lo siento Elena.-dije con un nudo en mi garganta, no quería llorar.
-Ahora vamos a buscar a Miguel.- dijo Ricardo.
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Corrí hacia la plaza del Mariachi, sabía que lo único que quería Miguel era tocar para hacerle frente a su familia. Le encontré junto a la estatua de Ernesto. Me vio y salió corriendo.
Llegamos en poco tiempo al Panteón de Santa Cecilia. Le vi entrar en el panteón de la Cruz. Maldije todo lo que pude ¿de verdad se me había vuelto un asalta tumbas?
Entré con él y le empuje para que cogiera más fácilmente la guitarra.
-¿Sofía? –me preguntó.
- ¿Qué? Si vas a hacerlo hazlo bien.
Bajó de ahí y dijo unas palabras mientras que yo vigilaba que no viniera nadie. Le toqué el hombro mientras que el usaba la guitarra, haciendo que los pétalos a nuestro alrededor se elevaran.
-Rápido, viene gente.- le susurre.
Escuchamos unas voces afuera, nos escondimos en una esquina, asustados.
Miguel soltó la guitarra y se puso delante del hombre.
-Discúlpenme, no es lo que creen. De la Cruz es mi...- no le dio tiempo a acabar por que el hombre le atravesó.
Sí, lo atravesó.
-Miguel...-dije asustada.
-Corre.-dijo agarrándome de la mano.
Salimos pero ambos seguíamos atravesando a la gente. Escuchamos a nuestros padres llamándonos, corrimos a abrazarlos pero les volvimos a atravesar y caímos en un pozo de una tumba.
-Auch, pesas.-me dijo Miguel debajo de mí.
- Pendejo.- le dije dándole una patada.
- ¡Ay, qué horror! ¿Pequeños, estáis bien?- dijo una mujer ayudándonos a salir.
Una vez fuera, vimos que era un esqueleto. Los 3 gritamos y nosotros salimos corriendo, todo estaba lleno de esqueletos de muertos; nos escondimos tras una tumba. Nos pellizcamos mirando si era un sueño, pero era muy real. Dante se nos acercó a lamernos.
-¿Dante, tu si me ves?- le preguntó Miguel.
El chucho salió corriendo y nosotros le seguimos desesperados. En la carrera Miguel se chocó con un esqueleto haciendo que se le cayeran sus huesos.
-Ay, lo siento.- dijo mientras los recogíamos.
De repente sus partes se unieron solas, dejándonos con la boca abierta.
-¿Miguel?-dijeron.
-¿Estás aquí? ¿Y puedes vernos?-dijo el esqueleto bajito con el que se había chocado-¡También está Sofía!
-¿Qué?-dije pero no me dio tiempo a decir más. Una esqueleto vino corriendo a abrazarnos.
- Nuestros niñititititos.
- ¿Quién eres? ¿De dónde te conocemos?- dijo Miguel como pudo. Yo estaba intentando respirar.
- Somos vuestra familia M'hijos.- dijo soltándonos.
- ¿Tía... Rosita? - pregunté.
-¡Sí!-dijo saludando.
- ¿Papá Julio? ¿Tía Victoria?- dijo Miguel.
- No creo que estén muertos del todo.- dijo ella, mientras que nos atravesaba una chica.- Ni con vida.
- Hay que decirle a mamá Imelda, ella lo resolverá.- dijo Papá Julio.
Dos esqueletos iguales vinieron corriendo.
-Es mamá Imelda...
-no logró cruzar.- terminó el otro.
- Se atoró...
-en el otro lado.- me están mareando.
- ¿Tío Oscar? ¿Tío Felipe?- dije asombrada.
- Hola Miguel, hola Sofía.-dijeron ambos a la vez. Luego gritaron.
- Algo me dice que tenéis que ver con todo esto.-dijo tía Victoria.
- Pero si mamá Imelda no vine aquí...-dijo preocupada Rosita.
- Entonces iremos nosotros.- dijo papá Julio agarrándonos.
Nos llevaron al final del cementerio donde había un puente de pétalos.
-Wow.-dije sin parar de mirarlo.
Lo atravesamos un poco asustados, Dante salió corriendo y Miguel le siguió mientras que yo me quedaba con mis difuntos familiares.
-¿A dónde vamos?-pregunté.
- A la tierra de los muertos, claro.-dijo tía Victoria.
-¿Cómo?
- ¿No es un sueño verdad?- me interrumpió Miguel.- ¿En serio siguen aquí?
-¿Creíste que no era así?-preguntó tía Victoria.
- Pues no sé, creía que era una de esas mentiras que los adultos dicen a los niños, como las vitaminas.
- Miguel, las vitaminas si son reales.- le dije.
- Blablabla.- me contestó.
Solté una risita, no iba a cambiar. La gente se nos quedaba mirando así que nos pusimos la capucha de la chaqueta para que no se viera tanto que estábamos vivos.
-¡Alebrijes!-dije.
- Guían a las almas en su viaje.- me explico tía Rosita.
Llegamos a la entrada del mundo de los muertos y nos pusimos en la fila de ingresos. Me quede mirando la fila para pasar al puente, cuando vi a Frida Kahlo. El detector dio negativo y un hombre se quitó el disfraz, luego intento cruzar el puente, pero empezó a hundirse y los policías le sacaron de ahí.
-Nunca se cansará.- oí que susurraba Oscar, o Felipe; nunca aprenderé a diferenciarlos.
- Bienvenidos amigos, ¿algo que declarar?- preguntó el guardia.
- Pues ya que lo pregunta... algo.- dijo papá Julio dejándonos al descubierto.
-Hola.- dijo Miguel.
Al esqueleto se le cayó la mandíbula, no lo voy a superar en mi vida.
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||Coco|| Lazos sin sangre🎀
FanficHace mucho tiempo existió una familia. El papá era un gran músico; él y su familia cantaban, bailaban y agradecían todo lo que tenían; pero también tenía un sueño: cantar para el mundo. Un día se fue con su guitarra y nunca volvió. ¿Y la mamá? ¡No t...