1.

3K 123 27
                                    

Detrás de mi, estaba él: la persona a quién conocía desde que tenía memoria, aquella que había estado toda mi adolescencia a mi lado, aquella con la que había discutido, aquella de la que me había enamorado profundamente.

Atrás mío estaba Diego Hurley, el chico que había sido mi mejor amigo.

En el instante en que lo vi, literalmente no supe que hacer o decir; mi cuerpo se encontraba totalmente paralizado. Mis ojos no podían despegarse de los suyos, quienes me estaban viendo de manera cuidadosa, como siempre solía hacerlo.

Hurley había crecido. De alguna manera se me hacía más alto que de costumbre y su cabello estaba un poco más largo de lo habitual. Sin embargo, en ese entonces, sus expresiones seguían siendo las mismas y su rostro parecía el mismo que había visto por última vez, hace casi ya diez años.

Este estaba por decir algo, cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

- Vas a comprar? - preguntó la cajera, haciendo que me voltease por un instante para verla. Esta lucía algo malhumorada ya que al parecer me hacía quedado parada allí sin decir nada por un buen tiempo.

- Um, no. Lo siento. - respondí apartándome de la fila, más viendo cual sería el próximo movimiento de Diego.

- Un capuchino para llevar. - habló este, con un tono de voz al parecer mucho más grueso del que solía tener antes.

Mientras la chica comenzaba a preparar su pedido, Hurley volteó su cabeza levemente para poder observarme, haciéndome sentir de alguna manera incómoda. Y una vez que tuvo su pedido, le pagó a la chica y finalmente se acerco a mi con su vaso en la mano.

- No me esperaba verte. - comentó mientras una sonrisa se esbozaba en su rostro. En ese momento sonreí yo también.

- Ni yo a ti. - respondí mientras sentía como un nudo se formaba en mi garganta. De alguna manera estar parada en frente de él me traía melancolía y un sentimiento de tristeza profundo en mi cuerpo.

Hurley continuó sonriendo, más luego dio un paso hacia delante para posteriormente poder abrazarme con sus brazos.

En ese instante respiré hondo y lo abracé yo también, sintiéndome entonces mejor. Sin embargo, no pude evitar derramar lagrimas ya que me encontraba demasiado sensible.

- Vamos a otro lado. - comentó al notar que varias personas del lugar nos estaban mirando fijo. Asentí con la cabeza y entonces nos fuimos de allí.

Al estar afuera, empezamos a caminar hacia un parque que había por ahí. Mientras lo hacíamos, miré a Diego por unos segundos; este tenía su vista al frente y caminaba con firmeza, cosa que nunca antes lo había visto hacer. Su mandíbula en ese momento parecía estar más marcada, al igual que sus brazos.

Luego de unos minutos, llegamos al lugar, y posteriormente nos sentamos en una de los bancos que estaban debajo de los árboles verdes.

En ese instante suspiré hondo ya que realmente no sabía que esperar, y por un lado me daba miedo poder averiguarlo.

Diego se volteó a verme y me sonrió, esta vez estirando mas sus labios.

- Realmente creo que estoy soñando cuando te veo. - comentó mientras destapaba su vaso para poder tomar un sorbo de su café. - Cómo... Cómo estás?

- Bueno... - suspiré mirando momentáneamente hacia el cielo que en ese momento, estaba pintado de distintas tonalidades ya que era el atardecer- A decir verdad, fue algo inquietante haberme despertado... En realidad me sentí horrible. - Hurley me miró atento- No recordar nada y saber que la vida ha seguido no es de las mejores cosas que te puede pasar, Diego. - de algún modo la conversación comenzó a hacerse mucho más seria- En estos momentos me siento algo mal... Ya que no se que haré con mi vida.

Diego respiró hondo y tocó mi hombro, intentando consolarme. Segundos después me di cuenta que me encontraba llorando enfrente de él.

- Lo siento... - respondí- No quiero que esto te afecte.

- No te preocupes. - me dedicó una media sonrisa mientras me tendía su vaso para que pudiese tomar un sorbo- Te hará bien, créeme. - dijo, por lo que asentí y tomé un sorbo.

- Cómo estas tú...? - pregunté ya más tranquila.

- Bueno, hoy vi a una chica que no veía hace un tiempo, por lo que digamos que me siento muy alegre y también tengo un poco de ganas de llorar, pero me estoy conteniendo ya que dicha chica está mirándome ahora mismo, - reí sonriéndole- pero últimamente he estado bien, gracias por preguntar.

Al decirme Hurley eso, de alguna manera me sentí mejor. Al parecer Diego seguía teniendo ese humor especial, capaz de subirle el ánimo a cualquiera que lo necesitase.

- Qué... - me aclare la garganta- Qué ha sido de tu vida...? - pregunté en voz baja. Este sonrió.

- Bueno, han pasado muchas cosas. - dijo respirando hondo- Lo mejor será que te vaya contando de a poco, así no te saturas de información. - me miró fijo- Esta bien? - asentí, sin apartar mi vista de él yo también.

- Pues entonces que es lo más importante que me puedes decir de ti ahora? Hay algo que deba saber por encima de otras cosas? - pregunté curiosa. Diego suspiró y bajó un poco su cabeza.

- Pues si...Si lo hay. - dijo. En ese instante me quedé callada, con la intención de que procediera a hablar- Bueno... En estos momentos tengo novia, y muy pronto me voy a casar con ella. - comentó con su mismo tono de voz. Sin embargo, mi cuerpo entero reaccionó de manera distinta a como lo había estado haciendo.

Decidí tan sólo sonreír. Ya que no se me ocurría que más podía hacer en ese entonces.

Mi Mejor Amigo [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora