CAPITULO 3
*Faltaban pocas horas para que Natalia se fuera a casa de su abuela a pasar unas días. Ella seguía pensando en todo lo que le había pasado en pocas semanas y la verdad que no quería irse sin aclarar varias cosas especialmente lo de Javier pero ahora ya era demasiado tarde, estaba a punto de marcharse y tenía que arreglarse la maleta.
Cuando solo quedaba una hora para irse se fue a pegar una vuelta por la playa ella sola para pensar en sus cosas pero al bajar de casa, en la puerta, ahí estaba el, tan guapo como siempre y como no con su sonrisita que a ella le gustaba tanto. Se quedo bloqueada, no sabía qué hacer ni que decir. Finalmente se decidió a bajar para ver lo que quería.
-Me he enterado de que te vas por unos días a casa de tu abuela- le dijo Javier con un tono de voz apagado.
-Sí, pero enseguida estaré de vuelta para seguir disfrutando del verano con vosotros- le contesto ella- pero antes de irme me gustaría aclarar unas cosas contigo- continuo.
-De eso precisamente venia a hablarte. Sé que no he sido un buen amigo y que por una simple broma llevamos casi una semana sin hablarnos. Lo siento si en algún momento te he hecho sentirte mal pero no quiero que te vayas porque te quiero, se que pensaras que es muy pronto para decirte esto pero me han hablado mucho de ti y creo que eres una chica estupenda- le contestó Javier
-Sí que has sido un buen amigo y lo vas a ser siempre. Puede ser que no era tan simple la broma cuando a ti te sentó mal y lo siento, tenía que haberme callado la boca, me hubiese ahorrado todo esto. Y en cuanto a lo que me quieres no sé qué decir, me pareces un chico simpático y esas cosas y la verdad es que algo especial siento por ti pero no se qué es lo que realmente quieres- dijo ella extrañada.
-Que es lo que quiero? quiero que de vez en cuando quedemos los dos solo para conocernos y haber si al final podremos llegar a ser algo ms que amigos- contesto Javier
-Está bien, como quieras, pero no te prometo nada. ¿quieres que vayamos a pegar una vuelta antes de marcharme?- le dijo ella seria aunque por dentro estaba brotando de alegría.
-Claro, vamos.
Ya llevaban un buen rato caminando y hablando de sus cosas para conocerse cuando Natalia se miró el reloj y vio que ya se había retrasado 20 minutos de la hora acordada de salida y se fue corriendo sin decir nada. Javier pensaba que nada de lo que había hecho serviría de algo, pero aun así el seguiría intentándolo.
Pasaron los días y el grupito de amigos quedaba como siempre para ir a la playa hasta que llegó el día en el que Natalia regresaba de sus mini vacaciones y todos fueron a recibirla a la puerta de su casa, bueno todos menos Javier.