Capitulo 4: Salvando Idiotas

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-¿Qué haces aquí? -me preguntó confundido-

-¿Qué mierda parece que hago, imbecil? -dije, a la vez que cargaba el arma-

-¡No me mates, por favor! ¡Sé que me odias, pero no lo hagas! -lo miré con la mejor cara de "¿De qué mierda estás hablando?"- ¿No vienes a matarme?

- Oh, créeme que es lo que más quiero, pero no. Vengo a salvar tu trasero de estos mafiosos. -sonó mi radio- Aquí Agente Powell. -contesté-

-Jemma, ¿Ya saliste? -preguntó una voz familiar-

-No, Tyler, ¿Qué demonios haces con un comunicador? Pero, más importante, ¿Qué estás haciendo en la agencia?

-Lo siento, hermanita, quería ver que rescataras a Kaid y no lo asesinaras en el intento. -contestó él-

-¿"Hermanita"? -murmuró McGee-

-Jem, ¿Ya saliste? -escuché la voz de mi padre-

-No, papi, aún no. Me falta atravesar el jardín y a los dos o tres guardias que estén vigilando. Dile al Señor McGee que llevare a Kaidan en veinte minutos más o menos.

-¿Entonces sí estás con él? -preguntó Tyler- ¡HOLA, KAID!

-Sep, estoy con... -miré a Kaidan- El objetivo.. -dije secamente-

-Hola, Tyler, me debes explicaciones. -dice McGee-

-Mucha platica. Tenemos que salir. Adiós. -y sin decir más, corté-

- ¿"Hermanita"? ¿"Papi"? ¿Qué demonios, Jemma...? ¿Quién eres?

-Eso no te incumbe. Sólo debemos salir de aquí, no quiero pasar un minuto más contigo... -le di la espalda. El cuarto era de espejos (por alguna razón), así que logre ver que McEstupido estaba viéndome el trasero- Sube la mirada si no quieres una bala en el cráneo como tus amiguitos de celda. -le señalé a los tipos tirados en el piso y se asustó-

-Mierda, Jemma. ¿Tú hiciste eso? ¡Eres una asesina!

-¿En serio, Sherlock? Qué intuitivo... -abrí la puerta y obligué al carente de materia gris a que me siguiera mientras caminábamos contra la pared-

Yo observaba a mi alrededor y con todos mis sentidos alertas a cualquier cosa, hasta que sentí una mano en mi trasero...

-Que no sea lo que estoy pensando, McGee. -lo amenacé-

-Lo siento, era tentador. -alzo sus manos en señal de rendición- Tienes un buen...

-¿Acaso no te das cuenta que llevo un arma, idiota? -me di vuelta- No me provoques, Kaidan, o volverás a ese agujero y otro agente menos experimentado vendrá a buscarte y arriesgarte en el intento. -al parecer el ruido alertó a los tipos del jardín trasero, porque en menos de un minuto los tuve en frente- Ya cagaste mis planes, McGee, retrocede. -lo empujé para empezar a pelear. Traté de disparar pero uno pateó mi arma y la tiró al otro lado- Mierda. ¡Mi arma!

Me tiró un puñetazo en la cara, pero lo esquivé y le pegué en las bolas. Se retorció de dolor, saqué uno de mis cuchillos y se lo clave por la espalda. Lo patee para que terminara de caerse. Otro sujeto vino con un arma, la pateé y en el aire la agarré, no pude dispararla ya que él me pego en el estomago, dejándome momentáneamente sin aire, pega fuerte el muy maldito. No llegó a hacerme nada más, ya que le disparé, dos en el pecho y una en el cráneo, con su propia arma. Ya recuperada, arrojé el arma a la cara del otro tipo que trataba de agarrar a McGee. Se dio la vuelta y vino hacia mi, le pegué un puñetazo en la nariz, otro en la garganta y, cuando hube recuperado mi glock, le disparé al estilo ejecución, ya que estaba agachado agarrándose la garganta.

Protegiendo a McGeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora