Ella.

5 0 0
                                    

Podía escuchar cómo las personas hablaban como si yo en vedad no les escuchara. No lo entendía, podía moverme y escuchar mi propia voz pero, lo único que podía ver era oscuridad, no entendia como era posible estar y a la vez no.  Gritaba una y otra vez, mas en ningun momento me escuchaban. Con el pasó de los minutos me sentía más sola, atrapada, sin salida alguna, no al menos una visible.

Comienzo a mover mi cabeza mientras recuerdo aquélla tonada que mi madre solía cantarnos a Alissa y a mi. La tranquilidad comienza a recorrer mis venas, mi respiración deja de ser un pesó y con los segundos comienzo a sentir me más ligera. En poco tiempo logré sentirme en casa. Trato de aferrarme al cálido recuerdo de mi madre; su sonrisa y mirada. Hasta al aroma a chocolate caliente que solía hacernos en los días más helados, aquel recuerdo sin duda alguna con calidad recorre cada parte de mi.

“Al mundo le sobra gente rota, lo que de verdad es necesario son personas fuertes y que tengan la capacidad de unir hasta el corazón más destrozado, a un cuándo este se encuentre perdido en pequeños pedazos. No puedo prometerles que estaré por siempre, no al menos físicamente”.

Mi infancia se encuentra invadida de memorias llenas de sonrisas, de amistad, de lágrimas, apoyo y claro, enseñanzas.
Ella siempre se encontraba como el punto y/o clave principal para un grandioso final.
Alissa, fue y sera la persona que sin siquiera dudarlo abría estado allí para mi y yo me podría haber encontrado más tiempo para ella de no haber terminado en este lugar. Perdida y sola.

Había escuchado pequeños murmullos sobre el accidente, pero en ningún momento escuche que mencionaran a mi hermana. Era extraño.

-¿Qué es estraño? -una voz, que parecía ser de un chico, causo que un escalofrío recorriese mi cuerpo.

Comienzo a buscar el dueño de aquella voz, pero no logro ver nada, solo oscuridad.

-¿Quién eres? -sigo buscando, tratando de ver más allá de la soledad.
-¿Quién eres tú? -desesperada sigo buscando, hasta que comienzo a percibir algo extraño.

Camino guiandome por aquel sentimiento en mi pecho.
Observo una pequeña luz a la lejania. Me acerco con cuidado, levanto mi brazo e intento tocar aquella luz. Poso mi mano sobre ella y se siente extraño, se sentía piel humana y realmente no la tocaba. Frunzo el seño y observo con más atención.

-¿Que haces..?
-¡Ah! -doy un pequeño salto en mi lugar y me alejo un poco.

Un chico sale de las sombras permitiéndome verlo.
Sus ojos eran profundos, pero a la vez vacíos. Su cabello era corto y oscuro. Su mirada era como de un pequeño perdido buscando a su madre.
El transmitía tranquilidad y a la vez preocupación. 
-Hola, mi nombre es Alex.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 09, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

pedazos de sueños rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora