pedazos de sueños rotos.

Ella.

Segundos se volvieron minutos, y justamente en ese momento solo pensaba en que moriría. Muchas veces había tratado de imaginar como se sentiría morir. Tal vez pensabas en quien amabas, tal vez recordabas toda tu enfancia en pequeños fragmentos o te preocupabas y quedabas en este mundo, atrapado.
Pero justamente en este momento, no podía evitar pensar en como el auto daba vueltas, ver como los pequeños cristales se movían de un lado otro, o sentir como mi hermana tomaba mi mano, mientras me miraba a los ojos, moviendo sus labios tratando de pronunciar sus últimas palabras.
Sonrió triste y cierro los ojos hasta sentir como pequeños copos de nieve comienzan a caer incesablemente, uno tras otro. Después de eso las tinieblas de la noche me atrapan.

Minutos antes me encuentro observando como el parabrisas se mueve de un lado a otro abriendome paso para poder observar las calle repleta de hielo, mientras que la noche se volvia más oscura, la cual a pesar de ser tan bella causaba que con dificultades mi hermana pudiese ver el camino.
-Como te sientes?- giro mi cabeza por un instante y observo como aquellos ojos esmeralda me acechan.
-Eh?- finjo confusión cuando en realidad se de lo que habla.
Hace tiempo me advirtieron que el corazón podía tener un límite y que cuando fuese así este pequeño órgano dolería, no creí en ello y gracias a eso es que ahora podía sentir como ardía y deseaba escaparse de su lugar proviniente, mi pecho.
-Vamos tu mirada perdida te delata. -habla con un tono de burla, mientras posa su mirada varias veces en mi.
-Mejor consentrate en el camino o causarás que el auto pierda la dirección, por el tonto y simple hecho de observar la mirada de tú hermana menor.
-No seas amargada, si se fue es porqué no te merecía.
-Eso solo lo dices para hacerme sentir mejor. Pero ¡oh! ¡Sorpresa!, no es así... -hablo sin quitar la mirada del camino.
-se que es difícil, ¿okey? Pero no vale la pena sentirse mal por un idiota. -
Gira su cabeza para poder observarme mejor. -En realidad tu pareces idiota haciandolo.
-No es mi culpa que a comparación tuya yo SI tenga corazón. -sus ojos me observan por un largo rato exponiendo tristeza.
-Yo sólo quiero que seas feliz. Antes solías sonreír todo el tiempo, no entiendo como es que dejaste que el te lastimara de tal forma.
-Simplemente me canse. Me canse de sonreír. -Para evitarla vuelvo mi mirada al frente. -¡Alissa! -grito sin pensarlo al ver como una chica corre a través de la calle.

Siento como si mi corazón se detuviese por un instante y la respiración me avandonase. Alissa con rapidez desvía el auto y para la sorpresa de ambas estamos intactas. Nos miramos y es ahí donde noto nuestras respiraciones agitadas.

Lo último que pude escuchar con claridad fue como el pitido de un camión nos trataba de advertir que estába a punto de estrellarse contra nosotras.

Segundos se volvieron minutos, y justamente en ese momento solo pensaba en que moriria.
Después de eso las tinieblas de la noche me atrapan.