Capitulo IX

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Sentí a Rubén tensarse, sabía que se había excitado tras esa oración. Lo sentía. Sus manos apretaban mi cadera con fuerza, sus ojos se habían obscurecido y mordía su labio inferior. Hice la cabeza un lado, como esperando una respuesta.

— Vamos. — dijo con una voz muy grave.

Bajé del escritorio, Rubén me cogió de la mano, salimos del aula y corrimos hasta el estacionamiento, dónde estaba su coche. Subimos en su Audi negro. Le dí indicaciones de cómo llegar a mi casa, decidimos dejar el coche en la esquina, para ser un poco más, no sé, discretos supongo. Abrí la puerta, y en cuanto cerré Rubén empezó a besarme con un hambre de más. Y yo, obviamente le correspondí. Lo deseaba con cada fibra de mi ser. Me separé para después coger su mano y jalarlo por las escaleras, entramos a mi habitación. Rubén se detuvo un segundo, se paró y observó toda la habitación. Lo miré atentamente. 

— Es bonito.— dijo él. — Muy bonito. Es...esperaba otra cosa. 

— ¿Imaginaste cómo sería mi cuarto? Raaaaro — dije burlona. 

— ¿Cómo no iba a hacerlo? 

Me miró a los ojos unos segundos, se lanzó a besarme, y después me empujó hacia atrás, haciéndome caer sobre la cama. Reí divertida y, nerviosa a la vez. Comenzó a besar mi cuello, y me volví loca. Ruidos salían de mi boca y no podía controlarlos. Empecé a desabotonar su camisa, lentamente, mirándole fijamente a los ojos. Me levanté un poco para que quitarme la blusa sea más fácil, y asi fue. Alcé los brazos y Rubén se deshizo de ella. Besó mi pecho, mi clavícula, mi cuello. Bajó a mi estómago y plantó varios pequeños besos ahí. No pude evitar morderme el labio. Desabrochó mi falda y comenzó a bajarla lentamente. Al sacarla por completo, besó mis piernas, empezó desde los tobillos y empezó a subir...
Esta sensación, combinada con la vista del bulto en sus pantalones me volvía loca, me estremecía, de pronto, la sensación paró. Abrí los ojos y ví a Rubén sentado sobre la esquina de la cama, mirándome fijamente. 

— No puedo. 

— ¿Cómo? — dije confundida, acercándome a él. 

— No puedo hacer esto...está mal, _____. Lo sabes, 

— Pero te morías de ganas de tenerme hace rato, huh. — dije molesta. 

Rubén suspiró con los ojos cerrados. 

— No entiendes, _____. Es más complicado que eso...— dijo sin abrir los ojos 

— Pues no, no entiendo. Hace rato estabas...

— ¿Eres virgen? — me interrumpió.

Se giró hacia mí y me vio directamente a los ojos. Bajé la mirada y me quedé callada. 

— No puedo arrebatarte eso. No puedo. — pasó las manos sobre su cara. — No podemos tener citas románticas, ni ir de vacaciones con tus padres, o los míos...

— ¿Qué estás diciendo? — dije yo, al borde de las lágrimas. 

— No estoy diciendo nada. Estoy diciendo que no puedo darte lo que quieres. — dijo poniéndose sobre mí. — No puedo ser tu típico novio adolescente. 

— Entonces vete...— susurré, dolida. 

Rubén rió. Negó con la cabeza y alejó el cabello de mi cara. 

— No puedo ser tu típico novio, pero eso no significa que no puedo ser tu novio...— susurró. 

Lo miré fijamente.

— Tú estás de coña — dije pegándole en el pecho. — Muévete. 

— ¡Que lo digo en serio! — rió divertido por mi reacción — Podemos mantenerlo, al menos en la escuela...Fuera de ahí, podemos hacer lo que queramos. — dijo en voz baja.

— No tenemos que hacer ésto...— suspiré. — No soy una niña ya, no necesito que seas mi novio de tres años para darte mi virginidad. Quiero aclarar que no lo vamos a hacer hoy, lo arruinaste, pero no soy así. Así que podemos dejarlo así. 

Me puse de pie y me vestí de nuevo, lentamente, asegurándome de que viése todo. 

— Que no. Que te quiero, coño. — dijo frustrado. — Te quiero. No sólo quiero la parte sexy de tí. Quiero salir a comer contigo, ir al cine, jugar videojuegos. No sólo quiero sexo, _______. 

Planté un lento y profundo beso en sus labios, el cual fue interrumpido cuando escuchamos a mi madre llegar. 

— Oh no. 

— Dime que no fue lo que creo. — dijo él cerrando los ojos. 

— Oh no. No no no no. ¿Porqué ha llegado tan temprano? Coño, oh no. fuck. ughhh. Rubén, vístete. — dije en un susurro que asemejaba un grito. 

Estaba de los nervios. Mi madre estaba llamando y si no contestaba ya, iba a subir en cualquier minuto. 

— ¡______! ¿Vas a bajar o subo? — dijo ella, divertida. 

— ¡Y-ya voy, madre! Dame un segundo. 

Rubén me vio con cara de pánico. Le ví y alcé los hombros, no sabía que hacer. 

— Sal por la ventana. — dije así como así. 

— ¿Cómo? 

— Sal. Por. La. Ventana. — repetí pausadamente. 

— ¿Estás de coña? — lo ví serio— Jo, que no estás de coña— echó la cabeza para atrás. — Vale, por la ventana será. Si muero quedará en tu consciencia. 

— Sí sí sí, corre, vete. — dije empujándole.

Rubén pasó una pierna por la ventana, atorándola entre las plantitas que habían crecido pegadas a la pared, todo iba bien. 

— Te quiero. Nos vemos mañana. — dijo antes de desaparecer por la ventana. 

Bajé corriendo, tenia que distraer a mi madre, porque si veía por la ventana, estaba frita. Y Rubén aún más frito.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2018 ⏰

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