-Henri ¿Puedes hacerme un favor?... ¿Podrías olvidarme cuando muera? Me preguntó ella sin vacilar.
No supe que decirle. Aún no me había levantado completamente y la calidez de la cama me hacia creer que soñaba. -Sólo si prometes nunca morir-. le respondí sin pensar.
La mujer estaba diagonal a mí, sentada en la esquina de la cama. Yo quería seguir durmiendo por lo que no consideré la seriedad de la pregunta. Agarré su brazo y con ternura la jalé a mi lado. -mejor acompáñame un rato y después hablamos del tema-. Agregué.
....
"Nadie me dijo que cuando abriera los ojos ya no ibas a estar. ¿Cuántos años han pasado desde entonces?"-Pensó el anciano mientras se servía una taza de café de la greca. "Aún no te he olvidado". Se decía intentando mantener el recuerdo vivo.
Todos los días Henri tenía la misma rutina: se levantaba al amanecer, abría las cortinas de la habitación, preparaba cafe y mientras hervía el agua cerraba los ojos para dejarse llevar por sus recuerdos. Tiempo atrás los sabios purificaron su cuerpo para que pudiera seguir la labor prohibiendo cualquier acontecimiento relacionado a ella.
Aunque no recordaba su nombre él sabía que ella era especial. Su alma había conservado un poquito de ella para no olvidarla, de esa forma en las mañanas los recuerdos salían del escondite y se paseaban por su mente para consentirlo y desearle un buen día, después se resguardaban para que nadie las encontrara.
-Oyeee, viejo. ¿Estás despierto? !Necesito tu ayuda! - Anunciaba Mike desde alguna parte del planeta. -¡Necesito que abras el portal!-. Repetía el muchacho esperando que respondiera su mensaje.
-No respondo pedidos sin mi café mañanero! - Gritó Henri, "Mike, tendrás que esperar como todos los demás."-dijó para sus adentros y siguió preparando el café.
Nota: Que pase lo que tenga que pasar...
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Todas las Almas pueden Volar
Teen FictionVivimos en un mundo regido por tres reglas, cinco tipos de seres y un secreto. Quienes observan se encargan de reportarlo todo, quienes pasan por la vida sin conocer lo que sucede tienen el privilegio de la ignorancia y el castigo de ser juzgados...