Mike seguía gritándole el espejo y cada vez se mostraba más decido a conseguir una respuesta. Por su parte Leah se dedicaba a observarlo tratando de no cuestionar la sensatez de su salvador, después de todo el muchacho no tenia más que buenas intenciones, o eso era lo que ella quería creer.
<<¿A quien quieres hablarle?>> pensó en preguntar pero en el fondo no hacia falta, ya conocía la respuesta. Quien estuviera detrás del espejo tenia que ser lo suficientemente bondadoso para querer ayudar y lo suficiente entendido para que le explicara porqué había terminado en ese lugar. -No existe nadie así..¿qué ganaría un extraño ayudándome?- murmuró para sí misma..
-Mike, ¿por qué la puerta no abre desde el interior?-decidió preguntarle para distraer sus pensamientos.
-No abre porque no me gusta salir- respondió Mike sin vacilar-hace tiempo arregle para que Henri fuera el único que pudiera abrirla..
<<Este no es el mejor lugar para pasar un encierro..>> pensó ella mientras asentía con su cabeza para hacerle creer que entendía a lo que se refería .<<tampoco es el peor..>> le replicó una pequeña voz en su interior.
-¿Cómo le hará? -preguntó pero no hubo tiempo de responder, una voz madura comenzó a escucharse e hizo que ambas miradas se clavaran en el espejo.
-Mike, ¿qué son estás horas para lla- llamarme? pen-pensé que ibas a dejarme tranquilo mientras encontrabas al tomita y-y ¡no han pasado ni dos días desde eso! - le gritó Henri sin tomar aliento de la molestia que sentía.
La postura de mike comenzó a encobarse y sin dejar de apoyar su brazo derecho en la pared que soportaba el comunicador, el muchacho optó por morderse el dedo gordo de la mano libre que le quedaba. << ya comenzó a tartamudar>> pensó.
Para los observeres el lenguaje y la expresión corporal lo es todo, eso ha permitido que identifiquen fácilmente las verdaderas intenciones de sus allegados, y por esta razón se les ha conocido como los seres más predecibles del grupo. Mike y Henri no eran la excepción, como todos los de su "raza", habían desarrollado manias fáciles de reconocer y salían a la luz en los momentos de presión. En el caso del anciano el enfado podía medirse con el numero de veces que se trababa en una oración.
<<...tengo que hacerlo cooperar>>. Pensó mientras seguía presionando el pulgar con sus dientes. -Lo sé, lo sé pero mira esto. -dijo mientras orientaba el espejo hacia la dirección de Leah.-apareció de la nada en mi cuarto...
Henri no respondió a primeras y desde la perspectiva de Mike parecía que el anciano estaba buscando una forma de ver mejor; se había acercado mas al cristal y sus brazos no dejaban de escarbar en la mesa de cafe que sostenía al espejo, y no se detuvieron hasta sacar unas gafas pequeñas de marco negro.
- ¡Pero mira que tenemos aquí! -informo el anciano, su humor había cambiado completamente de la emoción que sentía por el hallazgo.-Hola criatura. ¿cómo te llamas?- refiriéndose a Leah.
Aunque la voz sonaba amigable Leah no podía distinguir a la persona, el espejo era muy opaco y solo podía ver una sombra parlanchina. No había forma de que ella pudiera relajarse, su corazón latía muy rápido . "Ayúdame" era la expresión que tenia escrita en su rostro y solo esperaba cruzar miradas con Mike para que la resacará.
-Viejo !No es un perro! Necesito saber que hago con ella, ¿puedo llevártela?- vociferó tras entender el mensaje de Leah.
-Claro, claro... Imagino que necesitan abrir la puerta !En un segundo!.- le respondió el abuelo tratando de concentrarse en buscar el interruptor. -Mike, no dejes que los observeres la vean y bus-búscale ropa! la pobre debe tener frió. Los estaré esperando.
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Todas las Almas pueden Volar
Teen FictionVivimos en un mundo regido por tres reglas, cinco tipos de seres y un secreto. Quienes observan se encargan de reportarlo todo, quienes pasan por la vida sin conocer lo que sucede tienen el privilegio de la ignorancia y el castigo de ser juzgados...