15 de junio de 2018
-Amaia, baja la música.
-No puedo. Necesito soltar mi energía. He terminado selectividad mamá.
-Si cariño. Pero si no bajas la música, vamos a tener un accidente. ¡No escucho nada!
Amaia accedió a las peticiones de su madre, quien comenzaba a enfadarse. El verano estaba llegando y se notaba en Pamplona. El calor, las vacaciones, las fiestas. Todo eran ventajas. Iba a ser el mejor verano de la vida de Amaia. Había terminado bachillerato y por fin era libre. Nada de estudios, nada de obligaciones, solo disfrutar del sol y de la esperada libertad.
-¿Vas a salir esta noche?
-Es la fiesta de despedida. Va toda mi clase.
-Ten cuidado entonces.
-Mamá no empieces. No va a pasar nada, además me vuelvo con Aitana. Hoy se queda a dormir en casa.
-¿No pensabas avisarme de ello?- Javiera miró a su hija.
-Siempre se queda, no es nada nuevo.
-Tu padre y yo trabajamos mañana. Además, tus hermanos están en casa. ¿Dónde duerme Aitana?- Amaia puso cara de confusión, no había caído en eso.
-Pues...
-Tenemos que subir el colchón del sótano. Y no puedes tú sola.
Amaia suspiró rendida. Su madre, como siempre, llevaba razón.
-Va siendo hora de que empieces a pensar en este tipo de cosas. No todo en la vida es diversión Amaia, y más ahora que empiezas la universidad.
Pero Amaia dejó de escuchar a su madre, y a pesar de sus protestas subió la música del coche.
Entonces pasó. Javiera no escuchó la bocina del coche de atrás, ni tampoco del de al lado. Un camión se aproximaba por el lateral, descontrolado, chocando con cada obstáculo. Amaia miró a su lado. Avisó a su madre, pero no fue suficiente.
Se había producido un accidente mortal en la A-38.
Dos meses después, 15 de agosto de 2018. Actualidad.
Alfred subía los escalones de dos en dos. Ángel, junto con Javier se encontraban sentados con un café en sus manos. El chico les sonrió, y ellos le devolvieron el gesto.
-Hoy llegas muy temprano. Apenas son las nueve de la mañana.- Javier fue el primero en acercarse a él. Eran grandes amigos, toda una vida juntos daba para mucho.
-Anoche terminé la canción. Quiero enseñársela.
Javier sonrió. Alfred tenía un don, y era una pena que nadie, excepto los más cercanos al chico, lo pudiesen disfrutar.
-Te estará esperando.
Avanzó por el pasillo y entró, cuidadosamente, en la habitación 311. Un rayo de sol entraba por la ventana iluminando el rostro de la chica. Ángela dormía en el sillón de la habitación con un libro entre sus manos. Alfred se acercó a Amaia, y depositó un beso en su frente.
-Buenos días Amaix. ¿Cómo estás hoy?
Había aprendido a hablar con ella sin necesidad de palabras. A los médicos les parecía increíble, pues cuando el chico estaba junto a Amaia, sus constantes vitales cambiaban.
Alfred miró al monitor. El número verde aumentó una cifra. Significaba que Amaia estaba bien, y le deseaba buenos días.
-Alfred...- Una soñolienta Ángela se levantaba del sofá.- ¿Qué haces aquí tan temprano?
-La tengo Ángela.- La chica no entendía a que se refería el joven.- La canción de la que te hablé. Anoche me vino la inspiración y después de las noticias del médico, no sé. Salió sola.
Ángela le dio un abrazo al chico. Estos dos últimos meses habían sido duros para todos. Alfred siempre había sido un gran apoyo para Javier, se conocían desde la infancia, iban juntos a todas partes. Ángela consideraba a Alfred como su hermano pequeño, con quien jugaba al fútbol y con quien compartía risas. Amaia, la más pequeña de la familia Romero, era su mejor amiga.
Su mejor amiga de la que siempre había estado enamorado, solo que ella no lo sabía.
Cuando ocurrió el accidente, el mundo se le vino encima a Alfred. Vivir sin Amaia, no podría soportarlo. Fue hacia el hospital en cuanto se enteró. Una vez allí, todos lloraban desconsolados. Javiera no había llegado con vida al centro hospitalario, y Amaia estaba en quirófano.
El corazón de Alfred abandonó el cuerpo del chico para irse con ella. Tenía que sentirlo, ver que estaba con ella en esto. Amaia debía salir adelante, por él, por su familia, por ella misma.
El médico, tras diez horas de operación, salió de quirófano. Amaia había sufrido una parada cardiorespiratoria y presentaba graves lesiones cerebrales. Entró en coma, del que tras dos meses, no había salido.
Alfred la visitaba todas las mañanas, desayunaba con ella, hablaba con ella y le cantaba sus canciones favoritas. Hace un mes, Amaia sufrió otra parada cardiorespiratoria. Casi no sobrevivió. Aquel día Alfred no quiso irse a su casa a dormir, se quedó con ella aferrado a su mano.
Su niña del sol de tarde no podía irse, ella era luz. Su musa. Entonces comenzó a escribirle una nueva canción y prometió cantársela cuando la tuviese lista. Pero había una condición. Ella debía decirle que le parecía, y no bastaba con mandar una señal a través del monitor.
-Voy a ir a desayunar, así te dejo con ella.
-Gracias.
Ángela besó la mejilla del chico y se fue hacia la cafetería.
-Amaix, ya estamos los dos.
Alfred se sentó junto a ella y agarró su mano, dando tres toques en la misma. Significaba el inicio de una conversación. Los médicos les dijeron que debían interactuar con ella, ayudarla a volver a la vida. Si estaba en manos de Alfred, haría lo que fuera para conseguirlo.
-¿Te acuerdas de la canción de la que te hable?
Miró al monitor. Una cifra subió. Afirmativo.
-La tengo. Me gustaría que me dijeses que te parece. ¿Lista?
Otra mirada. Estaba lista.
Alfred alcanzó su guitarra y comenzó a tocar.
"Cuando despiertes verás,
la luz tras la oscuridad,
Que hay vida más allá
Si a mi lado tú estás"
Alfred terminó la canción con lágrimas en los ojos. Miró a Amaia, esperando una señal por su parte. Y la tuvo.
Una lágrima salía del ojo derecho de la joven. Amaia estaba volviendo a la vida, volvía a su lado, de donde nunca debió haberse ido.
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¡Hola! A los que no me conozcáis y hayáis dado con esta historia, me presento. Soy @beyourlaugh y esta historia, al igual que el resto de mi perfil, tratará sobre Amaia y Alfred. Primero de todo, gracias a todos por darle una oportunidad. Cuando terminé "Aquel día" mucha gente me dijo de hacer más relatos de ese tipo, breves relatos. Y aquí estoy. Aunque no se cuantos capítulos tendrá, aunque alrededor de 15. No será tan larga como "¿A que le tienes miedo?" pero si más que "Aquel día".
Y bueno, espero que os guste y que disfrutéis de ella igual que yo escribiéndola. Espero actualizar pronto, porque en un principio pensé esperar unos días y tener varios capítulos escritos, pero no he podido resistirme. Decidme que os parece. Vuestra opinión es lo más importante.
¡Muchas gracias! Nos leemos muy pronto.
1016 besos
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A mi lado
Storie d'amoreAunque no sea como antes, aunque no me escuches, y ni siquiera me veas, estaré contigo. Y sé que tú estarás a mi lado. Historia de Amaia y Alfred, Universo Alternativo.