13 Febrero 1950
-Te buscan Letty, mas vale que no lo hagas esperar
-En un momento voy -susurré con rabia- no tardo -No dijo nada más y escuche como cerraba la puerta. Me tome el ultimo trago de whiskey y tome mis llaves para cerrar la puerta de mi habitación.
La "casa" donde vivíamos, si se le puede llamar así, era un completo asco, paredes sucias, llenas de sangre, un apestoso olor a muerto, una que otra ventana por donde apenas entraba el poco sol que había durante el invierno, al ser toda de piedra el frío se sentía igual o peor que si dormías a la intemperie.
-No puedo quejarme -susurre-
Llegue al pasillo que conducia al sótano, o calabozos ya no se ni como llamarle, mientras mas escalones bajaba mas oscuridad había. Tome una antorcha y la encendí con la otra que se encontraba ahí, los guardias parecían estatuas de cera, sin moverse nunca, me daba cuenta que seguían vivos cuando me saludaban con un movimiento de cabeza de vez en cuando; llegue a la "oficina secreta" o "privada" del imbécil de Marco, abrí la puerta y ahí se encontraba el mayor hijo de puta del mundo, sentado frente a su escritorio fumando un puro.
-Ya llego mi princesa favorita -y seguido de eso me aventó un beso, hice cara de asco-
-Estas ebrio -Afirmé secamente-
-Tal vez -soltó una risita- Te extrañé -dijo haciendo un puchero, rodé los ojos-
-Te ves ridículo -Se río nuevamente-
-Salgan todos, dejenme a solas con este bombón- Ordenó mirándome con lujuria- no quiero que nadie venga a molestar me escucharon? -Los guardias asintieron y salieron rápidamente dejándome a solas con el imbécil-
-Que quieres Marco? Tengo muchas cosas que hacer -Me senté en el mini sillón mientras me sobaba la mandíbula-
-Estas bien?
-Me lastimé entrenando con Luis, accidentalmente me pateo, fue un golpe mal calculado según el -Me reí acordándome de eso, el entrenamiento mas divertido hasta ahora-
-Te duele mucho? -Me preguntó mientras me cargaba y se sentaba conmigo en sus piernas, me sobó la mandíbula y besó mi barbilla-
-Enserio que estas borracho -Dije sorprendida, lo que ocasionó que riera como por décima vez- *tengo que sacar provecho de esto* pensé-
-Te extrañé nena
-Yo también te extrañé bebé -Dije mientras me recostaba en su hombro y con una mano acariciaba su mejilla-
-Enserio? -Pregunto con una pizca de emoción y duda, reí internamente-
-Claro que si amor -Me senté encima de el con una pierna a cada lado de su cadera y seguí acariciando su mejilla- Todo es tan aburrido cuando no estas tú -me fui acercando a su cara- sabes que odio dormir sola, me da frio -pegue mi frente con la suya mientras con mi dedo índice acariciaba su labio inferior- además, extrañe tus caricias -rosé nuestros labios- pero mas que nada, tus besos -y junte nuestros labios, nos besábamos lento, acariciaba mis piernas como tanto le gustaba, los suspiros que dejaba salir me indicaban que le encantaba lo que estaba pasando, mordí su labio inferior para así levantarme y dejarlo con una ya notable erección, mientras me servía un poco de vino mordía mi labio para evitar reírme y echar todo a la basura-
-Nena por favor, no me dejes así, te necesito- me dijo con voz ronca, estaba haciendo el grandísimo esfuerzo para no escupir el vino por la risa *Si que eres un pendejo* pensé-
-Esta será una noche tan divertida.