Cuba [KatsuDeku]

Cuba [One-shot]

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  ❝Cuba era un lugar de recuerdos, vivencias y emociones. La Habana fue un lugar donde las palabras no hicieron falta, mientras que los toques predominaban; aquella capital fue donde por primera vez los sentimientos del ceniza nacieron, él lo conoció cuando lo vio y lo amó cuando lo dejó❞  

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Los pequeños objetos son puestos con delicadeza sobre la mesa. El líquido se desbordaba travieso sobre la boca de los insignificantes vasos, la música golpeaba contra los objetos de vidrio logrando que aquel material amenazara con caerse por los repetitivos temblores que los parlantes le proporcionaban. La fragancia de la hierbabuena estampa de forma juguetona contra sus fosas nasales, el sabor dulzón y amargo es saboreado en su paladar, incitándolo cuidadosamente a verter por quinta vez aquella bebida originaria del lugar donde ahora se encontraba. Sin pensarlo dos veces el blondo agarra decisivo el objeto, aproximando y rozando sus labios contra la desbordante bebida. La fémina que se encuentra a su derecha, harta de observar aquel acto tan decadente, obliga que el mojito cubano sea vertido con rapidez en la boca del mayor.

Un gruñido escapa con violencia desde la profundidad de la garganta del ceniza, soltando una intrépida maldición que era amortiguada por las ondas sonoras que lograban que los presentes se mostraran ajenos a la situación; su amiga de la infancia ríe, estampando su rostro contra la mesa café intentando de forma poco exitosa retener las carcajadas que cosquillaban sobre la burla y poco respeto que presentaba hacía el contrario. 

— ¡Por Dios, Kat! Debes ver tu cara de idiota en este momento. — Exclama risueña, limpiando las amenazantes lágrimas que intentaban caer desde sus grandes orbes pardos. Su corto cabello es apretado por la sudorosa palma del anterior mencionado, siendo revuelto logrando que el peinado que tanto le había costado mantener sea desordenado, volviéndose alocado y descontrolado.

Iracunda con las mejillas acaloradas junto a las inmensas chapetas alejadas de su tamaño común, alza su dedo corazón tratando de forma errónea tentar el enojo del ceniza. 

— Cierra la maldita boca, bombón de chocolate. ¿No tienes algo mejor que hacer? En el avión habías gritado a todo pulmón que buscarías con desespero un hombre en la Habana que saciara las ganas de que te jodieran. — Sonríe victorioso, sus labios se estiran recalcando aquella evidente burla sobre los presuntos deseos lujuriosos que habían nacido en la menor desde la mala experiencia romántica que recaía insistente en su vida diaria.

— ¿Has dicho algo, maníaco con olor a nitroglicerina? ¿Quieres que salgamos de este recóndito de mierda y te patee el culo? Vamos, solo tienes que decirlo y lo haré. — El vaso es puesto con fiereza junto a los demás objetos, la mirada amenazante de su amiga era amortiguada por las mejillas redondas que emigraban el rostro con la corajina a flor de piel hacia un lugar inexistente donde la detonante de cólera podía llegar a ser amenazante.