Lucía.

II

Quiero cantar en voz alta! ¡Quiero bailar!
Me levanto de manera mecánica y me hallo sacudiendo un hermoso vestido blanco que llega a cubrir mis rodillas, me cercioró de no haber arruinado la trenza que llevaba hecha y que adorné con lindas y pequeñas flores violeta para hacer resaltar mi oscuro cabello.
-…🎶pero no me conformo con ser sólo un pájaro, quiero volverme algo más. Me miro en un espejo, mi forma de libertad ha cambiado, ahora surco los cielos a todo galope extendiendo mis largas alas de felicidad. Ahora soy sueño 🎶...-
Danzo, doy vueltas, brinco y me emociono. ¡Ah! ¡Cuánta felicidad se puede hallar en este lugar! Siento que tengo un pedazo de lindo cielo bajo los pies pero miro hacia abajo y noto sólo verde pasto.
Daría lo que fuese por quedarme aquí. En lugares como este no se sufre solo se vive… pero, ¿Qué me pasa? ¿Por qué tan de repente brotan lágrimas de mis ojos y se me oprime el pecho?
Pasa por mi mente un pensamiento de niña <<es mejor regresar a casa donde mamá y papá me esperan. >>
Mi cuerpo comienza a moverse y ya me hallo corriendo por todo el prado, mi corazón sabe hacia dónde va. Me siento angustiada y las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos.
Desde otra perspectiva de toma puedo ver como mi cuerpo de 18 años corre por pasajes estacionales pero que al momento siguiente dicho cuerpo cambia hasta regresar a la edad de doce años, y que al pasar la valla blanca para llegar a casa ya cuenta con 8.
Puedo ver a papá esperándome en el centro del patio; corro lo más rápido hacia él.
-¿Qué te ocurre princesa?-
Cuando mi padre me levanta ya cuento con 5 años.
Mamá nos mira desde el porche de la casa ,y, sale a nuestro encuentro.
-Todo estará bien amor -
Dice mamá mientras se estira para limpiar mis lágrimas.
Papá me da un beso y me baja de sus brazos.
-Has crecido mucho Lucía, ya pesas -
Dice papá dedicándome después la más cálida de sus sonrisas.