VI

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En este mundo hay corazones tan rotos y vendidos al mal.

Hay latidos comprados por falsas palabras y mendigos discursos.

Hay sonrisas tan efímeras y tristes.

Hay lágrimas inundando almohadas y sábanas.

-¿Qué haces? -Preguntó la enfermera.

Laura estaba sentada en una mesa en la habitación que ocupaba en el hospital. Se encontraba concentrada navegando en las profundidades de sus sentimientos y plasmándolos en una hoja de papel que el doctor le había regalado.

-Hola. -Laura se volteó y le sonrió a la enfermera. -Intento escribir un poema.

-¿A quién se lo dedicas?

Laura volteó a ver su hoja y susurró despacio: a mí corazón partido.

***

Ya había pasado un largo tiempo. Iván ya estaba por terminar el colegio y a Laura le faltaba un año para graduarse.

-Me voy a ir para la policía amor. -Susurró Iván.

Él y Laura estaban sentados en la habitación del chico. Laura estaba sobre su cama con los pies sobre la almohada e Iván estaba recostado en la piecera de la cama, apoyándose en el suelo. Ambos estaban hablando de los planes que tenían hacia un futuro, se preocupaban de lo que iba a hacer cada uno en unos años y la forma en la que esos estudios iban a complementar la hermosa relación que ellos conservaban.

Laura brincó de la cama y se puso en el suelo para abrazar fuertemente a Iván.

-¡Amor! ¡Te felicito! ¡Lo pudiste alcanzar!

-Pues, ya está casi hecho. Solo falta que ellos me llamen para firmar un papel y listo, el otro año seré un aprendiz.

Laura lo abrazaba con mucha fuerza y luego le daba besitos en su rostro.

***

-¿Y qué pasó después de eso? -La enfermera le preguntó.

-Pasaron los días y mi papá me sentó sobre una de las sillas del comedor para contarme algo. Dijo que era muy importante.

***

Laura estaba muy nerviosa. Su intuición le decía que algo no iba bien.

-Ajá papá... ¿Qué pasó?

Su padre daba vueltas y vueltas en frente suyo.

-¿Me vas a decir? -Preguntó Laura ansiosa.

El señor Azcárate la miró de reojo sin pronunciar ni una sola palabra.

-Ufff, me voy mejor. Mi novio me está esperando. -Dijo la chica.

-No irás a ningún lado.

La mamá de Laura salió de su habitación y se interpuso en la salida de su hija.

-¿Qué les pasa? ¡Cuál es el misterio! -Alzó la voz.

-Señorita me hace el favor y no le grita a sus padres. -Dijo el señor Azcárate con total calma. -Está bien, lo diré sin tantos rodeos. Nos vamos para Estados Unidos de nuevo.

-¿Qué? -Pronunció Laura con total sorpresa y desagrado.

***

-Después no me quedó más nada que contarle a Iván lo que estaba pasando. Sabía que le iba a romper el corazón pero no podía hacer más nada. Aún era menor de edad y mis padres me mantenían, sin ellos no podía sobrevivir.

Laura miraba el suelo, no levantaba la mirada.

-Creéme que después de escuchar esas palabras de mis papás tenía mi corazón en las manos todo el tiempo y en mi mente tenía el corazón de Iván. Cada vez que lo veía sabía que era un día menos que lo iba a ver. Yo... Yo no sabía cómo decirle que me iba a ir de su vida.

Explosión (Editando)Where stories live. Discover now