-Buenos días
-Pasa, puedes hacerlo.
La enfermera había entrado a la habitación de Laura. La señorita estaba sentada en la cama viendo hacia la ventana. Se podía ver un cielo nevando desde ahí y eso la hacía sonreír.
-¿Estás sonriendo? ¡Oh Dios mío! –Se emocionó la enfermera. Se acercó a ella y se sentó a su lado. -¿Qué es lo que te trae contenta?
La señorita sonrió y la miró a los ojos. Luego volvió a posar su mirada sobre la nieve.
-Esto me trae bonitos recuerdos...
···
-¿Qué se siente tocar la nieve?
Laura e Iván estaban recostados en la cancha del colegio sobre el césped. Era de noche y se habían colado hasta el lugar para poder hablar a solas un rato más.
El muchacho tomó su mano y la unió junto a la de ella, así sentía que eran uno solo, uno para cada uno.
-Es hermoso. –Comenzó a hablar. -Se siente como si tocaras algo tan insignificante pero a la vez tan poderoso. Verás, es una partícula pequeña o a veces un poco más grande, pero es solo nieve, no debería importar. Pero ella misma hace que cuando la toques te des cuenta que es algo y que importa y que es bella. –Miraba el cielo con tanta pasión como si de él cayera nieve dirigida hacia su rostro.
-Es como tú.
La muchacha volteó y lo miró muy cerca. No soltaban sus manos.
-Verás, eres una muchacha, eres baja, tienes un cabello enrulado, pero eres solo eso. O al menos, eso es lo que cualquier persona del común diría. –Se acercó más a ella y comenzó a subirse sobre ella. Sus manos seguían juntas pero este la subió sobre su cabeza mientras se proponía hacer algo con su otra mano. –Pero si yo hago esto... -Con su otra mano tocó su mentón y lo acarició. –Y esto... -Comenzó a acariciar su mejilla. –Y esto... -Acercó sus labios a su frente, la besó, bajó hacia su nariz, la besó y luego rosó sus labios con los de ella. –Y finalmente esto... -Susurró sobre sus labios. La comenzó a besar lentamente, aprovechando cada espacio de su blanca piel.
Laura sintió el beso más apasionado de su vida. Sí, no era la primera vez que se besaban pero si era la primera vez que lo hacían así. Él siempre fue muy cariñoso con ella y sus besos eran cortos y muy respetuosos pero esta vez habían sobrepasado ese límite.
Ella sintió una adrenalina recorriendo todo su cuerpo y él sintió ganas de hacerla sentir más pero no, se tuvo que resistir, ella era una pieza muy delicada que por nada del mundo quería romper.
···
Laura se quedó dormida en los brazos de la enfermera. Poco a poco fue cerrando sus ojos recordando cada palabra pronunciada por él y cada gesto que él realizaba. Estaba tan enamorada. No había persona en este mundo que amara más a Iván que ella, ni siquiera su madre, la mujer que le dio la vida. Ella era una mujer desinteresada de lo que le pasara a su hijo.
···
-¿Qué haces ahí embobado viendo la oscuridad? –La madre de Iván se acercó a la salida del patio.
-No estoy viendo la oscuridad. Estoy viendo la luz de la noche. –Le contestó.
Iván se levantó del suelo y se iba a dirigir hacia su cuarto.
-¿Para dónde vas condenado? –Lo tomó por el brazo derecho y lo jaló. Lo acercó más hacia ella.
-Voy para mi cuarto. Voy a leer. –Contestó con desagrado.
-Me acuerdo cuando llorabas, cuando me pedías que te soltara. –Le dijo con furia muy cerca de su rostro.
-Eso no volverá a pasar. En mi vida volveré a llorar por ti. No vales la pena. –Pronunció mucho más cerca de lo que ya estaba él de ella.
La madre de Iván le dio una cachetada muy fuerte, tanto que este volteó la cara con fuerza después del impacto.
-¿Vas a llorar? –Preguntó la señora.
-Te dije que jamás. –Contestó el muchacho.
Se fue corriendo hacia su cuarto. Tiró la puerta con fuerza. Le puso llave. Se tiró en la cama. Gritó. Gritó fuerte, pero esta vez el único testigo de su rabia fue una almohada vestida de balones de futbol.
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Explosión (Editando)
Teen FictionEra una noche lluviosa. El cielo estaba triste, no le gustaba ver a la ciudad llorando, por lo tanto, él no quería dejar de llorar. No pasaba mucho después de lo ocurrido en la ciudad de Barranquilla, no pasaba mucho que en ella se vio manchas de sa...