Al entrar en mi aposento veo todas mis cosas guardadas a excepción de una muda de ropa completa y sus debidos accesorios. No puedo contener un suspiro de tristeza, así que lo suelto sintiéndome agobiada por lo que ahora será mi nueva vida.
Sin más que decir, llamo a mis sirvientas para desaparecer mi vestido y que preparen la tina para mi baño.
Apenas entro a esta tina, el agua caliente me da una calma única, las sirvientas empiezan a quitarme la suciedad y con cada trazo de espuma también pierdo un peso de ansiedad de mi espalda.
No se demora en caer el atardecer y con esto mi último día de una vida llena de felicidad.