[ CF ] Case file ;; Supeapi fic's

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Jorge abrió la puerta de su oficina al escuchar cómo alguien daba leves toques en ella, observando la figura de su pelirroja amiga, la cual lo miraba con una sonrisa, haciendo que inmediatamente, él también sonriese.

  — ¡Mads! —la llamó con emoción, tomándola de la mano para poder adentrarla a su oficina, dejándola parada al medio de esta.— Te estaba buscando, quería darte algo que te hará muy feliz.

— Jorge, necesito decirte algo.—la de cabellos pelirrojos no terminó de hablar al ver cómo el mayor sacaba un cinturón policial de unos cajones, poniéndoselo lo más seguro posible justamente en la cintura.— ¿Qué? —él le sonrió.

  — ¿Recuerdas que dijiste que querías un cinturón igual al mío en tus primeros días aquí? —Maddie asintió.— Hiciste que me enorgulleciera de ti, así que. . .Te lo gaste, Mads.—la mencionada se le quedó mirando por algunos segundos, para luego abrazarlo con todas sus fuerzas y agradecerle todas las veces posible.— Tiene todo lo que necesitas. Una radio de comunicación, pistola, espo- —dejó de hablar al ver cómo Maddie tomaba la mano de alguien con fuerza, cómo si tratase de transmitirle apoyo.

Él alzó la mirada y observó al agente Karim junto a ella. El azabache lo observaba con temor, viendo en sus ojos que quería irse lo más pronto posible, pero la pelirroja no lo permitía.

— No me digas que... —ella asintió.— Mierda.

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Maddie era testigo de una discusión que ambos chicos estaban teniendo, el castaño no dejaba de gritar insultos que le daban ganas de llorar al de cabellos negros. Sabía que pronto pararían y no llegarían a golpearse, por lo que se podría encontrar tranquila y sin soltar ninguna palabra de la boca.

El teléfono posado sobre el escritorio de Valencia comenzó a sonar repentinamente, indicando una llamada, logrando hartar a la pelirroja al escuchar las voces de los dos chicos mientras el teléfono sonaba y ninguno le ponía atención.— ¡Silencio! —ambos se callaron inmediatamente, dejando que esta contestase la llamada.

Los dos escuchaban cómo Wilson asentía llevando una expresión seria en el rostro, y apenas segundos después, colgaba la llamada.— Tenemos que irnos. Hubo un robo en el pueblo que está al costado. —Karim la vio confuso.

  — Pero en ese pueblo nunca pasa nada. —Valencia aprovechó en interrumpirlo.

  — Deja de hablar y vámonos.

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Llegaron en el auto correspondiente que le habían entregado a Jorge, Maddie se había mantenido mirando por la ventana durante todo el camino, notando cómo las personas curiosas empezaban a aparecer, mirando el vehículo policial comenzar a rondar por el pueblo más tranquilo cercano.

El mayor finalmente se estacionó frente a la tienda que había sufrido el robo informado, y cada uno de los que se encontraban adentro bajó, siendo la pecosa la última en bajar.

  — Cielos, este lugar no luce como si hubiese sufrido un robo. —comentó la chica indignada, haciendo que su mejor amigo la mirara—.

  — Quizá no fue tan grave. —Mads le devolvió la mirada y le sacó la lengua, queriendo hacerle burla—.

Los dos chicos entraron; sin embargo, la de cabellos pelirrojos se quedó fuera unos segundos, para así tomar una foto con la cámara fotográfica que Valencia le había regalado por su ascendimiento de hace unos meses atrás—. Perfecta. —murmuró ella antes de entrar al local.

Y apenas entró, ya observaba al azabache ser gritado por la aparente dueña del lugar, la cual ya era una anciana y verdaderamente, le daban mucha gracia sus gritos e incluso la hizo soltar unas cuantas carcajadas. Por otro lado, volteó su mirada hacia el fondo de la tienda y observó al mayor conversar con el asistente, el cual le señalaba algunos rincones de la tienda o incluso detalles de lo que vendían, suponía que le estaba informando lo que había sucedido pero evitando los gritos.

En cuanto el asistente se alejó del mayor, este la llamó, haciendo que al instante ella fuese hacia él y se colocase a su costado.

— ¿Y? —comenzó ella, para que el contrario continuase—.

— Es algo exagerado. —replicó él, pensando en continuar informando, y claro que lo haría con la expresión confundida de Maddie—. Verás, sólo robaron un par de calcetines y unas pantimedias. —la contraria se echó a reír, y aunque Jorge no era mucho de hacer eso, él también lo hizo.

Ambos voltearon hacia el tercero, quién seguía siendo gritado por la anciana ya desesperada, notando en él una expresión de miedo, también reflejando que ya quería irse de allí.
Caminaron hacia él, y una vez que ya estaban cerca, Valencia se alejó debido a la vibración que tomó su teléfono por una llamada entrante, haciendo que este lo retirase de su bolsillo y saliese del lugar, dejando a sus dos compañeros dentro con la señora.

Maddie quedó confundida, ella nunca había visto al castaño responder una llamada en el trabajo, siempre las ignoraba o directamente las colgaba, para a continuación quejarse de que lo molestaban, pero esta vez, no fue así.

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El joven de cabellos castaños tenía su teléfono en manos, y rápidamente contestó la llamada entrante antes de que el tiempo de contestar acabara.

— ¿Sí? —habló él, esperando respuesta alguna—.

— Jorge. —era Ana—. Tienes visitas, será mejor que vengas ya. —él se frotó la cara con su mano libre en frustración, respondiendo con un pequeño gruñido—.

Y sin más, él colgó y la chica no supo nada más de él.