Donde esté su corazón. ||Vkook||

Siete.

El paseo, construido sobre la riera y asfaltado para ser el centro popular del lugar, estaba lleno de gente, así que instintivamente se alejaron de él, caminando sin aparente rumbo, aunque Jungkook se dirigirse a su casa sin decírselo. No era por incomodidad, ni tampoco por la hora. Se sentía bien, a gusto, por extraño que le pareciera, teniendo en cuenta que él era su primera compañía masculina en muchos meses, sin contar a su amigo, pero aún no tenían la suficiente paz como para disfrutarlo.

No estaba preparado.

Hoseok le habría dicho que uno siempre ha de estar preparado para una aventura, o un rollo, o para todo lo que tuviera marcha o cambiará el color de la monotonía. Pero el no era Hoseok.

Taehyung notó que se estaban alejando del centro.

-Siento haberme presentado de aquella forma antes -dijo de pronto.

-¿De qué forma?

-Bueno, estabas tu amigo y tú, y he aparecido yo...

-Si ni conoces a nadie, salvo los demás chicos que vas ayudando por la calle, es lógico -trató de ser amable el castaño, comprendiendo lo que le sucedía a su nuevo amigo.

-Pero puede que les haya molestado.

-¿Por qué habrías de haberlo hecho?

-Estabas muy serio.

Jungkook se paró y le miró.

-Es que yo soy así -Dijo con la mayor naturalidad.

-No lo creo -repuso él-. Es como si te controlaras todo el tiempo.

-¿Yo?

-Casi no te conozco, claro, pero diría que no estás en el mejor de tus momentos. ¿Has reprobado?

-No -le dijo la verdad, porque no había hecho ni un solo examen.

-Entonces perdona, debo ser yo, que soy muy susceptible.

Jungkook iba a decirle que él también parecia muy nervioso, muy tenso, pero optó por no hacerlo. Hobi tenía razón: era tímido, y además probablemente se sentía muy solo, extraño. A lo largo de aquellos treinta o cuarenta minutos de intimidad, desde que su amigo se marchó, habían estado hablando de un montón de cosas neutras, dispares, música, deportes, como si los dos trataran de rehuir otros asuntos más conflictivos o personales.

Y era absurdo. Acababan de conocerse.

Aunque a Taehyung se le notaba que el le gustaba.

La mayoría de los chicos solía ser bastante transparente en eso. El era un chico y lo sabía perfectamente.

-No era mi intención parecer un palo de cjico -confesó el castaño reanudando la marcha-. De todas formas tienes razón, he tenido un mal año. Entre otras muchas cosas, he perdido el curso.

-¿Ah, sí?

-Ya no importa - se cruzó de brazos con su característico gesto de determinación y miró a lo lejos, hacía las montañas cuyas siluetas se recortaban sobre el cielo estrellado.

Taehyung no volvió a preguntar.

Y cuando lo hizo, fue para cambiar de tema.

-¿Vives aquí todo el año?

-Sí.

-¿Y qué tal?

Jungkook se encogió de hombros.

-Siempre he vivido aquí, no sé -confesó.

-A mi me encanta viajar, moverme -dijo el pelirojizo-. En cuanto pueda me gustaría recoger el mundo, ver las pirámides de Egipto, Palenque en México, las cataratas de Iguazú, Petra, Katmandú, y bañarme en las Maldivas y en la Polinesia.

-Pues de momento has ido a parar a Incheon -se burló el-. No está mal. ¿Cómo decidiste quedarte aquí?

-Pues... -Taehyung desvío la mirada por un instante-, fue casual. Me gusta esta zona, y aveces venía con mi moto por la carretera, iba de paso y noté este lugar. Vi esto y me dije que era perfecto, aunque no me preguntes por qué. Me gusta fiarme  de mi instinto.

-Y estás aquí.

-Y estoy aquí.

-Pues aquella es mi casa -señaló el castañito con un suspiro de resignación-. Yo sí que estoy aquí.

A Taehyung se le notó la desilusión, el corte. Miró la hora de manera que pareciera que no lo hacía, aunque el castaño se percató. No era tarde.

La mayoría de los jóvenes comenzaba a vivir la noche en ese momento.

Taehyung tuvo la delicadeza de no preguntar.

-Gracias por dejarme acompañarte -dijo.

-No seas tonto.

Él se detuvo a menos de veinte pasos de la puerta.

-Bueno, pues... adiós -se despidió el más alto.

-adiós -sonrió el castaño.

Eso fue todo.