Capítulo 8: ¿Quien es Daniela Calle?

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Poché caminó de lado a lado, esperando a ver se veía a la chica, habían pasado varios minutos, y aún no había pistas de la chica.

- ¡DANIELA! ¡ESTO NO ES DIVERTIDO! ¡ACABA Y SAL! - Está gritó poniéndose brava.

Unos segundos después la chica salió a la superficie, quitando el pelo mojado de su rostro, observando hacia arriba con una sonrisa.

- ¡QUE MIRAS! ¡ACABA Y SALTA! - La castaña le respondió con un tono divertido, mientras se movía de espaldas en el agua.

- ¡ESTAS DEMENTE! - Poché gruñó, caminando hacia la botella, y sentándose al lado de esta, tomándola en la mano y tomando de esta.

Se recostó hacia atrás y mirando hacia el cielo, antes de cerrar los ojos, recordando el incidente de años atrás. Fue sacada de sus pensamientos luego de unos minutos al sentir la presencia de la chica al lado de ella, y el hecho de que le arrebato la botella.

Poché abrió los ojos, observando a la chica que se había sentado en el suelo al lado de ella, con curiosidad volviendo a examinar la espalda de esta disimuladamente.

- ¿Que te ocurrió ahí? - Preguntó dudosa, al no saber si estaba bien preguntarle o no, mientras sus ojos contemplaban la cicatriz que posaba desde la parte superior de su espalda, hasta el medio de esta.

Calle no se inmutó a lo que terminaba la primera botella, y su mirada era fija hacia la cascada, dejando relajar su cuerpo, mientras apreciaba la vista.

- Por que tendría que contarte, ni siquiera confío en ti, puede que hasta lo uses en mi contra - Calle comentó, imitando la voz de Poché, en una mueca mientras cerraba los ojos, y se recostandose hacia atrás – Información por información, primero deberías contestarme mi pregunta – Está finalizó.

- Ni siquiera me escuchó así - La peli-azul reprochó, dejando salir un sopló molestó.

- Es verdad, te escuchas más infantil - Calle burló, mientras abría la otra botella.

Luego de unas horas más, las chicas ya se habían terminado las botellas, y ambas se encontraban empapadas, pues en cierto punto la castaña logro convencer a la chica, brincar con ella, mientras hablaban de cosas triviales.

Calle observó a Poché, examinando el rostro de la chica, mirando a esta a los labios, antes de volver a los ojos. Se empezó a acercar con una lentitud agonizante, y una vez lo suficientemente cerca sintiendo el cálido aire que emanaba de la boca de la chica, con un aroma dulce y a whisky. El tiempo se hacía lento entre ellas, mientras la atmósfera entre ellas se llenaba de deseo y calidez.

El celular de la castaña sonó, sacándola del trance, su expresión calmada cambiando a una más seria y fastidiada.

Se retiró, estirandose ah donde había dejando la camisa, tomando el móvil y contestandolo. Poché por otro lado, se puso un poco ansiosa mientras empezaba a temblar del nerviosismo que se había apoderado de ella.

» ¡Estuvimos a punto de besarnos! Esto no puede estar pasando, ¡a penas la conozco! Pero es que joder, mira su cuerpo, está jodidamente atractiva, pero a la vez misteriosa y me hace dudar tanto « sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar un gruñido provenir de la contraria.

- De acuerdo, diles que llegó en seguida - Está comentó levantandose del suelo, y tomando su camisa junto con las botellas vacías - Ponla en el celular, dile que quiero hablar con ella - Está demandó, observando a la peli-azul y señalando le con la cabeza a que la siguiera.

Poché se levantó, tomando el abrigo y la camisa que se había quitado, junto con los zapatos y siguió a la castaña.

- Como le hagas algo a mi hermana, romperemos el acuerdo y me iré en tu contra - Finalizó con una molestia en su tono, su semblante oscuro y furioso.

Poché se colocó las zapatos y la camisa, antes de acercarse un poco a la castaña, quien se viro y la miró sería.

- Tú no has escuchado nada de la conversación - Amenazó, sacando su billetera del bolsillo del pantalón, y sacó unos billetes de veinte, entregándose los a la peli-azul de mala manera – Si lograste escuchar algo, se queda entre nosotras, y punto – está finalizó sería, pinchando el puente de su nariz.

Poché observó el dinero, y trago hondo » En que me eh metido « pensó caminando detrás de la chica con cuidado.

Llegaron a la motora, y Calle se subió entregándole el casco nuevamente a la chica, mientras arrojaba la camisa y las botellas vacías en el guardador que está llevaba. Montándose a esta, para encenderla.

Poché se colocó el casco, y el abrigo, pues ya era bastante tarde y el frío de la noche ya empezaba a notarse, cubriéndole su cuerpo, haciéndola temblar un poco. Se subió detrás de la chica esta vez sin pelear, sintiendo el ambiente alrededor de ella intenso.

- Dame tu dirección, te llevaré a tu casa - La castaña comentó, saliendo del sitio, entrando a la carretera.

- Puedes dejarme frente a la escuela, mi bicicleta sigue allá - Poché confesó a lo que la castaña negó con la cabeza.

- De ninguna manera dejare que vayas sola, dime dónde vives, que si tengo que ir mañana a buscarte temprano, lo haré - Está gruño, con su instinto protector.

Poché para no llevarle la contraria, accedió comentándole la dirección, sintiendo que no era muy buen momento como para ser testaruda.
La chica no tomo demasiado en regresar de vuelta al área, llegando a la casa de la peli-azul.

- Tú abrigo - Poché comentó bajandose de la motora y retirando el casco de su cabeza, y entregándose lo, para así proseguir con el abrigo.

- Quedate lo me lo devuelves mañana - La castaña comentó observando a la chica por unos minutos antes de asentir - Descansa hermosa - Fue lo único que comentó arrancando fuera de la vista de la chica.

Poché se quedó unos varios minutos observando cómo la chica desaparecia de su campo de vista, antes de sonreír y caminar hacia la casa. Entro a la casa, escuchando la televisión encendida en la sala, cerrando la puerta detrás de ella y encontrándose con su padre, y con su hermana quienes estaban sentados en el sofá.

- Ya llegué - Está anuncio, llegando a estos.

Calle llegó a su casa, estacionando la moto en el garaje mientras, entraba a esta, dirigiéndose a la cocina, observando a una chica buscando en el refrigerador.

- No creo haberte dado permiso para que te sintieras como en tu casa - está reprochó, cruzando los brazos con una expresión de pocos amigos, recostandose en el marco de la pared.

- ¿Donde esta mi hermana? -

Te Entregare Mi Corazón - [Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora