Capítulo Dos: Lo prometo.
_Catorce años_
—Por favor Rebeca dime que está no es tú casa. —decía Johan mientras señalaba la casa con cara de estúpido, íbamos caminando para llegar a la entrada.
—Sí, es mi casa.
—Y por qué carajo nos reunimos en la casa de nosotros mientras tú tienes esta. —decía exasperado—Joder es inmensa.
—Yo supuse que tú casa debía de ser grande y costosa ya que siempre andas bien vestida y con cosas caras, pero jamás, JAMÁS pensé que fuera multimillonaria. —está ves habló Nicolás.
—Tengo una amiga multimillonaria. —iba canturreando Johan.
—Interesados. —solté en un bufido.
—Te amábamos antes de saberlo, estonces no vale.
Seguimos así hasta que llegamos a mi habitación.
—Joder, tú habitación es toda mi casa. —dijo Nicolás.
—Mentiroso. — y realmente era mentira, por que yo conocía su casa
Yo encendí el televisor de mi habitación, metí la llave maya y salió una lista de carpetas.
—Wow pon Harry Potter.—grito Nicolás.
—Ni lo pienses Rebeca, me las sé de memoria por este idiota, solo eso vemos. —dijo Johan en un tonó molesto.
—¿Que significa «TVD»? —pregunto Nicolás ignorando a Johan.
—Es la mejor serie del mundo, eso vamos a ver. —presione varios botones e inmediatamente se empezó a reproducir el primer capitulo.
Comenzamos a verla a las tres de la tarde, cuando comenzamos ninguno quería verla, con la excusa de que era igual a crepúsculo, y ahora a las tres de la mañana cuando los dos estas acostados en mi cama tan concentrados, habíamos visto como Trece capítulos, hasta habían llorado, como a las siete de la noche habían llamado a sus casas para quedarse a dormir aquí, y mi papá tampoco me dijo nada.
—Ya terminó, ni un capítulo más, son las tres, debemos dormir.—dije apagando la tele.
—No Rebeca, nooo, por favor.—dijo haciendo ojitos del gato con botas Nicolás.
—Ese romance que le gusta a las mujeres estan repetitivo, esto es como crepúsculo.—repetí la frase que me dijo él al principio.—Vamos a dormir ya.
—Tú papá no le molesta que nos quedemos aquí, en tu cuarto?—pregunto Johan.
—A mi papá no le interesa nada, puedo salir embarazada y no le importaría, y les recuerdo que fueron ustedes los que quisieron dormir en mi habitación.
—Es que es como una pijamada de chicas, y nunca he tenido una. —dijo Johan con una voz muy afeminada.
—Será por que eres hombre idiota aunque yo nunca he tenido una, y soy mujer. —conteste yo.
—Que triste sonó eso.— en este punto yo estaba en el rincón de la cama, Johan en el centro y Nicolás al otro extremo.
Después de unos cinco minutos ninguno habló, estaba apunto de quedarme dormida cuando escuche la voz de Nicolás.
—Ustedes son lo mejor que tengo en mi vida. —habló de tal manera que me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo.
Ellos también eran lo mejor que tenía, era lo único que tenía, y agradecía a Dios, o a quien sea que tuviera que agradecerle, por que realmente los amaba, eran lo único que amaba. Y aunque quería decirle todo esto a ellos el nudo que se formó en mi garganta no me lo permitió.
—A ti Johan que ni siquiera se si estas despierto, sabes que eres como mi hermano, siempre hemos estado el uno para el otro, siempre lo estaremos... —tomó un respiro. —Y tú Beca, que siempre dices que nosotros llegamos justo el momento que nos necesitabas, es al contrario, tú llegaste en el momento que nosotros te necesitabamos, eres esa pequeña niña que se robo nuestros corazones.— en este punto ya estaba llorando y aunque no los podía ver por que los dos estaban de espaldas, sabía que los dos estaban despierto.
—Siempre estaremos para ti Beca, recuerdalo.—está ves hablo Johan, tal vez ellos sabían lo rota que estaba, ellos sabían cuánto los necesitaba.
—Eso lo dicen ahora, pero cuando tengan novia, o otra mujer en sus vidas, yo ya no seré tan importante.—hablé a como pude, en ese momento los dos se dieron la vuelta, apenas los podía ver por la oscuridad, pero sabía que los dos me miraban.
—Tú siempre serás la primordial, y tampoco es que crea en eso de enamorarme, lo sabes. —Johan habló poniendo un poco de humor en su voz.
—Prometanlo, prometan que siempre estarán conmigo, que nada nunca nos va a dividir, que nunca se enamoraran, que nunca tendrán novia, por que eso me lastimaría, por que eso me rompería. —y esta promesa tan estúpida tenía tanto valor para mí, que si ellos no la aceptarán no sabría que hacer.
—Lo prometemos. —contestaron al unísono, y no saben el alivio que sentí en ese momento.
—Pero tú promete lo mismo. —habló Nicolás y sin pensarlo un momento contesté.
-Lo prometo.
Pero éramos unos niños idotas, que no sabían lo que iba a pasar.
ESTÁS LEYENDO
La promesa de nuestras vidas.
Romance-Rebeca, vete al carajo.-decía Nicolás mientras me empujaba, en un gesto juguetón. -Solo si vienes conmigo mi cielo.- mi voz salía chillona, exactamente como la quería. -Mi cielito, mi amorcito, te amo.-Decía Johan mientras juntaba las manos y pesta...