El secreto oscuro de Rose

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- ¡Maldición! - Gritaba golpeando los barrotes calientes de la celda, las paredes de metal eran imposibles de derribar y un terrible bochorno de calor comenzaba a formarse dentro.

- ¡¿Quieres dejar de gritar?!, tus gritos no ayudan en nada - El azabache se acerco peligroso, odiaba la voz chillona de la eriza y su modo infantil de tratar de resolver las cosas.

- Al menos estoy haciendo algo - Se defendió molesta, tener la presencia de Shadow a su lado no era muy satisfactoria.

- ¿Qué quieres que haga?, la única salida es esperar a las doce, esta maldita celda se abre a esa hora, así podremos salir - Comentó regresando a su lugar, recargado en la pared sentado en el suelo, observaba el cuerpo de la eriza intentando ignorarla.

- De acuerdo, espero que tengas razón - Se recostó al lado contrario del erizo, tenía una cita con el erizo mas rápido del mundo, y no quería arruinar la.

Ambos erizos, en un tonto encuentro quedaron atrapados en una base del doctor Eggman. Las instalaciones funcionan gracias a la energía solar, pero la pequeña celda se cargaba de esa energía desprendiendo calor.

Pasaron minutos en silencio, ninguno de los dos tenía algo que decir, y Shadow estaba contento, su relación con la eriza no era mas que solo una conocida lejana para él. La novia de su nemesis.

En cambio, ella lo veía como un erizo serio amargado y solitario, no tenía ningún interés en él.

Cruzada de brazos, podía sentir como el sudor resbalaba de su frente, y el vestido nuevo que había comprado se estaba pegando a su cuerpo de una forma incómoda.

El sudor en su cuello y el calor, era algo insoportable, quería salir ya.

La fragancia que desprendía la eriza comenzó a llegar al azabache, un olor dulce y delicioso que comenzaban a controlarlo.

Podía sentirse en celo, pero no del todo, sus días de reproducción no eran exactos, y no podía dejarse ganar por las estúpidas hormonas.

Le gritaban, comenzó a imaginarse un mil de cosas al tenerla frente a el, débil, cansada, acalorada con una pose de deseo que el solo podía ver. Sentía enloquecer.

Se levantó del suelo ignorando sus pensamientos, formo un puño en su mano y con fuerza golpeó la puerta de metal, debía haber un punto débil. Tenía que salir o iba a perder el control.

Los golpes estruendosos hicieron despertar del corto sueño a la rosada, exaltada miro buscando al causante en la obscuridad, el erizo obscuro golpeaba con fuerza la puerta.

Se sentía mas acalorada que antes, y una corriente eléctrica paso por su espalda cuando observó los músculos apretarse cuando este golpeaba la puerta.

El sudor recorre desde su frente hasta su abdomen, la fragancia masculina que desprendía. Se sentía atraída, ¿Pero de él?, ¿Por qué?, nunca le había prestado atención.

Y a causa de eso, su falta de atención no la llevo a conocer ni observar cada detalle del azabache, buen perfil, apuesto por supuesto. Pero siempre creyó solo tendría sus ojos en el erizo azulado.

Cuan equivocada estaba al creer que Sonic era el erizo mas guapo, estaba tan equivocada.

Sus ojos se abrieron en asombro al encontrar los ojos rubí del azabache, con una respiración agitada, su ceño fruncido y el sudor cubriendo lo. No sabia si era culpa del calor, pero comenzó a sentirse excitada.

Rubí y jade, ambos en el calor apretado por cuatro paredes, y con instintos al flote, miradas lujuriosas, llenas de deseo observando con detalle el cuerpo del otro.

Debajo del color rosa [Shadamy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora