four

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iv.
( recuerdos alterados )




James de verdad se estaba cansado de su trabajo.

A su alrededor sólo veía la niebla espesa que lo rodeaba, que contorneaba su cuerpo con blancura. Pasados unos segundos, a través de la neblina se irguió una mansión; hermosa, imponente y llena de magia, que gritaba sangre pura por todos lados. Una pareja fue lo primero que vieron sus ojos avellana; el hombre, al que se le veía el rostro borroso, sostenía del brazo a la mujer, quien gritaba horrorizada mientras intentaba liberarse del agarre del hombre.

Varias figuras se dieron a ver entre la neblina que los rodeaba. Dos niños pelirrojos, absolutamente asustados y alterados, eran sostenidos a la fuerza y sacudidos bruscamente por las figuras encapuchados con máscaras que cubrían sus rostros. Mortifagos.

— ¡Mamá, mamá! — chillaba el niño, mientras su hermana se oponía en silencio a seguir los movimientos que, con sus agarres, los mortifagos querían hacer.

La neblina volvió con mucha mas fuerza, impidiéndole ver las figuras. En ese momento, solo estaba él. Entonces, una voz masculina resonó a través de la niebla, exageradamente fuerte:

¡Dejen a mis hijos, bastardos!

El paisaje, la mansión y las figuras volvieron. Esta vez, la niña lloraba y gritaba por su madre, y el chico la imitaba, sólo que sus gritos eran en un idioma que James no conocía. En paralelo, la madre gritaba y el hombre (que por obviedad, era el padre) la retenía aún.

— ¡Suéltame! — chillaba la niña, dando manotazos y patadas al mortifago que la sostenía de la cintura — ¡Papi, no quiero ir con ellos! ¡Mami, ayúdame!

Antes de que James pudiera procesar la escena del todo, la mujer se había soltado del agarre del hombre y corría hacia sus hijos que gritaban por ella, ignorando los chillidos horrorizados del hombre detrás suyo por la acción

— ¡ATHENA, NO LO HAGAS!

— ¡Mamá! — chillaron los niños.

El tercero, viendo como la mujer sacaba la varita y los apuntaba, saco la suya en un movimiento más rápido y le apunto, conjurando el hechizo que acabaría con su vida de una vez por todas:

— ¡Avada Kedavra!

La extraña niebla blanca volvió, y James se encontró solo una vez más, escuchando los sollozos exageradamente fuertes del hombre por su esposa muerta, y los llamados desesperados de los niños por su madre mientras, seguramente, eran llevados lejos de allí.

Sus pies se elevaron del suelo y James atravesó la superficie plateada de regreso, el ojo mágico insistente de Moody encima de su cuello.

Tuvo que parpadear varias veces para acostumbrar su mirada a la repentina luz de las velas, mientras su oficina en el departamento de Aurores tomaba forma y su jefe lo analizaba con una expresión irritada, como si quisiera practicar Legeremancia con su mente para que le revelara todos sus más oscuros secretos.

(³) BANSHEE ━━ james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora