II

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De correr no habría podido ver a ese chico que estaba a mitad de la calle expuesto a un accidente, me sorprendió verlo tan calmado a mitad del tráfico. Pisé el freno tan pronto que sentí como las ruedas de mi pequeño automóvil silbaban, logré detenerme antes de causarle algun daño al chico ese y aún con más suerte de que no viniese otro automóvil cerca de mi.

-¡Olle Tú!- grité con voz fuerte
-que demonios haces allí?

Me encaminé hacia él, muy enfadada y lo tomé del brazo.

- péro que te sucede? Acaso quieres morir?

Se quedó en cilencio observando sus zapatos como si fueran una de las escenas más deprimentes de una película donde la trama principal es el suicidio.

- no, yo no permitiré eso.

Lo subí al auto y lo llevé a su casa. En el camino trataba de hablarle pero no sabía que decir, era un chico de tes caramelo y su cabello negro como la noche cubría uno de sus ojos, llevaba un collar que tenia como dije una navaja tipo para sastrería, vestido completamente de negro con una especie de protector en el brazo (una manga o algo así)
No hablamos en todo el camino, estaba cabizbajo y muy serio.
Lo observaba pero me limité a callar.
Me hablaba solo para guiarme hasta su casa, obviamente de vista yo le conocía a él y su dirección la conocía desde hacía ya un tiempo, no dije nada al respecto y solo fingí dejarme guiar. llegamos a la calle donde vivía se bajó del automóvil y con un tono de voz similar a un quejido me dijo gracias.
Retomé mi camino y me marché.

Allí estaba él como cada mañana esperando por, mí podía reconocerlo a metros; delgado, alto, cabello teñido cobrizo, enormes pestañas, labios delgados como pequeñas tiras de seda, era él, mi mejor amigo.

Me bajé del auto.
- hola

-hola , te tardaste un poco.

-perdona tuve un percance, nada grave, descuida.

-estás bien ?

(Sonreí con ironía)
- si lo estoy descuida.

-Está bien, cuenta conmigo para lo que sea.

- lo haré.

Me tomó de la mano y fuimos a desayunar.

Comimos, charlamos mucho, entre risas bromas y ahogarnos, eso hasta que Jordan se quedó con la vista fija.

- estás muy distraído, ¿Que ves?

-esa chica.

-aja, ¿Cuál la señora de 100 kilos que parece que mide 1:75, que se urga la nariz que está en la mesa contigua a la barra?

- ¡no tonta! tras el mostrador.

-una gorda tras el mostrador. Nope yo no veo nada tras el mostrador solo hay un gay y una chica de sesenta kilos de buen cuerpo obviamente esa no es.

- si eres tonta. Obviamente hablo de ella.

-aja ¡sabía que eres gay!.

Se golpeó la frente con la mano con un gesto de enfado - re hincha la tonta, es la rubia de sesenta Kilos-

y comenzó a describir sus atributos.

-Sabes deberías no lo sé sentirte incómodo por hablar así de una mujer frente a otra.

-si debería menos mal no lo estoy haciendo.

-y yo que rayos soy.

-¿que no eres chico?

Aquél Que Te Prometí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora