Yoongi no entendía como era que según Jung, tenía sentido del humor. A penas abría la boca en las meriendas que con decir dos palabras Seok lo interrumpía emocionado por conocerlo más aunque lo único que lograba era volverse un fastidio para Yoongi, pero no era tanta la molestia de los pequeños ruidos que soltaba Hoseok mientras hablaba sino más bien lo dulce que eso lo hacía verse a pesar de ser irritante y fue por eso mismo que Yoongi acepto a volver a compartir nuevamente el descafeinado y el expresso juntos la semana siguiente a la misma hora lo cual se convirtió en algún tipo de costumbre para ambos. Hoseok tenía la personalidad e incluso la energía de un niño pequeño al cual le gustaba ser consentido y mimado, que era muy sensible más allá de su trabajado físico, pasaban horas hablando hasta que notaban que el sol se había ocultado hacía tiempo y lo único que Yoongi sentía era la sonrisa de Hoseok contagiosa que se le había contagiado en bastantes ocasiones causándole un leve dolor en las mejillas a causa de la falta de costumbre.
—Hyung, usted me agrada mucho, no entiendo porque le temen todos. ¡Compartir turno con usted me hace feliz!— Era la primera vez que alguien le decía algo así a Min Yoongi y esta vez la presión en el pecho fue demasiado, pudo sentir como sus ojos se llenaban de lágrimas. Él no era demostrativo entonces las personas con las que solía rodearse no lo eran tampoco por miedo a incomodarlo ya que siempre remarcaba lo mucho que aborrecía las muestras de afecto dado que jamás las había recibido por parte de nadie. Hoseok estaba acostumbrado a alentar a su entorno, a ser un manojo de cursilerías porque no quería que nadie se sintiera de la forma en la que el se sintió durante su infancia cuando su padre lo había abandonado y su madre trabajaba todo el día dejándolo completamente solo. Mientras que Hoseok había dedicado su vida a abrirse al mundo para que sus cercanos lo vieran como un apoyo Yoongi se había dedicado a ahuyentarlos a todos encerrándose para si mismo así de esa forma nadie lo lastimaría. Ambos tenían tanto en común y habían seguido caminos tan opuestos que cuando en el tercer café Hoseok comenzó a contarle aún más sobre su vida Yoongi sintió la necesidad de cuidarlo. "Es un bebé." Se repetía constantemente mientras veía como Jung no borraba su sonrisa demostrando que no guardaba rencor alguno. "No merece tanta mierda".
El ver las lágrimas de su ahora hyung favorito había conmovido a Hoseok más de lo que hubiera imaginado, tomó su mano por arriba de la mesa y para su sorpresa el mayor no la retiro, pero con la otra limpió apresuradamente aquellas dos pequeñas gotas que se habían deslizado a través de sus mejillas.
—Eres insoportable Jung Hoseok.— Espetó con la mirada baja intentando disimular aquel cristal que aun brillaba en sus ojos. Seokie por su parte le sonrió ya que después de todo comenzaba a comprender el porqué Yoongi se comportaba de esa forma. —Lo sé...— No hicieron falta muchas palabras más pero para ese entonces Yoongi se comenzaba a preocupar por la sensación que Hoseok le causaba cada vez que invadía su espacio personal a escondidas de los otros empleados o de las sonrisas inesperadas cada vez que recordaba los hoyuelos del menor pero la tranquilidad volvía en si cuando rompía alguna copa o se confundía algún pedido "Sigue siendo un mocoso, no hay forma que me atraiga." pero de igual manera se lo comentaria en el siguiente café, mucho más cuando Jung le comentó que le llevaría una sorpresa, por más que intentara autoconvencerse de que era imposible, inconscientemente Yoongi esperaba que Jung se sintiera de igual manera.
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¡Un descafeinado, por favor! [YoonSeok]
Fanfiction"Paciencia Min" le había casi suplicado el dueño del restaurante al ahora cajero Min Yoongi cuando le explicó que vendría un nuevo camarero al cual tendría que entrenar. En cuanto Yoongi lo observó supo que eso sería imposible.