Escapada

246 16 1
                                    

Al salir de casa me encontraba extraña. No sabia donde estaba y tampoco conocía el lugar. Comencé a caminar y cada paso quedaba una gota de lágrima caía de mis ojos. Andaba con la cabeza agachada mientras pensaba en mis amigos, en Laura. Ojalá ella estuviera aquí para ayudarme en estos momentos tan difíciles...

Me encontré en un parque precioso y me senté en un banco, sola, aislada del mundo.

Llevaba un rato sentada y noté como alguien se sentó al lado mía. Levanté la cabeza para ver quien era...

¡Era él! ¡No me lo podía creer!  ¡Era él mismísimo Jesús Oviedo Morilla!

Jesús: Vamos a ver... se que te has quedado sorprendida de verme aquí y no he podido remediar sentarme aquí. No puedo ver a una chica tan guapa llorar. ¿Que te pasa?

No me salían palabras de la boca, mi sueňo se había echo realidad...

Yo: Cosas familiares...

Jesús: Ah vale. Pero si quieres me lo puedes contar soy un chico que guarda muy bien los secretos.

Empecé a contarle mi historia mientras que yo no paraba de llorar.

Jesús: Valla lio que tienes montado...

Yo: Ya lo se... Lo mejor es no vernos nunca más para no causarles líos a mis padres y a mi hermana.

Jesús: Eso no te lo voy a permitir. Mientras que no nos ven tus padres y tu hermana podemos estar juntos, como ahora mismo, hablando tranquilamente.

Yo: ¿Y si nos ven?

Jesús: Yo me echaré todas las culpa

Yo: Gracias por todo... Ahora me tengo que ir porque mis padres pronto van a averiguar que estoy fuera de casa.

Antes de despedirnos me dio su número para que cuando tenga ganas de desahogarme lo haga con el.

Al final al despedirnos me dio un fuerte abrazo y un besito en la mejilla. No me lo podía creer,  mi sueňo se a echo realidad...

Contigo hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora