Pasaron semanas y Andrés y Sebastián se llevaron las cámaras, todo estuvo normal, mi madre estuvo más cariñosa que de lo normal y no volvió a meterme en el armario, pero se comportaba muy extraño, mis amigos se veían inquietos desde que pasó lo del peluche pero por mucho que preguntaba no me decían el por qué, era pequeño y no entendía lo que ocurría, esos hombres volvieron y decidieron colocar las cámaras de nuevo durante años, consiguiendo ver muchos más de esos sucesos.
Era otra de esas noches que pasaba en vela, empecé a hacerlo a los 8 años y aún a los 15 seguía así, no podía dormir por miedo y miradas que sentía en mi, Thalia, Gabriel, Selene y Oliver siempre me ayudaban a calmarme para que intentara dormir pero no solía ayudarme así que al final dormían ellos y yo paseaba por la casa, entré al baño y me eché agua en la cara y en la nuca, un gran golpe hizo que se cayeran los cosméticos de mi madre y los botes con la pasta de dientes y los cepillos, miré hacia atrás y vi que la puerta se había cerrado provocando aquel ruido. Fui rápidamente a abrirla pero para mi desgracia estaba bloqueada, empecé a sentir mi pecho pesado y un escalofrío recorrió mi espalda, miré al espejo y allí estaban tres sombras con tenebrosos ojos rojos, grité lo más fuerte que pude con el objetivo de despertar a mi madre para que me sacara de aquí.
- ¡Fuera de aquí! ¡Iros lejos! - Empecé a gritar y pareció que eso les afectó ya que se volvieron menos visibles, oí pasos que se acercaban apresurados hacia el baño y después la voz de mi madre preocupada.
- ¿¡Hijo!? ¿¡Qué ocurre!? - Preguntó con respiración agitada mientras intentaba abrir.
- ¡Sacame de aquí! - Miré el espejo y vi como esas siluetas se reían de mi, los miré con rabia y me acerqué al espejo gritando.
- ¡Fuera de aquí! ¡Lejos! ¡Ahora! - Cogí el desatascador del váter y rompí el espejo con el mango, entonces ellos desaparecieron y la puerta se abrió dejando ver a mi madre con mirada preocupada. Cuando intenté salir me corté con algunos cristales ya que iba descalzo.- Cariño, ¿Qué ocurrió? Ven al salón curaremos esas heridas - Dijo mi madre poniendo un brazo alrededor de mi hombro, llegamos al salón y me senté en el sofá poniendo los pies en las piernas de mi madre, ella empezó a desinfectar con cuidado las heridas.
- La puerta se cerró sola, siento lo del espejo, había gente dentro - Dije mirando a mi madre, ella acarició un mechón de mi cabello castaño.
- Tranquilo cariño, compraré uno nuevo, si tengo suficiente claro - Dijo sonriendo, entonces vi como lágrimas caían por sus mejillas, la miré confundido y la mano que acariciaba mi pelo pasó a mi mejilla - Hijo, tenemos que hablar, todos estos años Sebastián y Andrés han estado grabando todos estos sucesos por una razón, ellos quieren llevarte a su organización, quieren investigarte, creen que puedes tener alguna conexión con el más allá.
- ¿Me alejaran de ti? - Pregunté sintiendo como esas gotas cristalinas comenzaban a caer de mis ojos.
- Si mi amor, pero podras venir a verme de vez en cuando, ellos han reconocido a tus amigos, todos son personas que están muertas, son espíritus.
- ¿Cuándo me llevarán?
- Ayer me llamaron diciendo que dentro de 3 días vendrían a por ti, tendrás que hacer las maletas - Abracé a mi madre, no pude dejar de llorar hasta que al fin me dormí.
Pasaron tres días, salimos de mi casa a las seis y media de la mañana, en el coche todos estaban en silencio, era bastante grande, los asientos eran suaves y un olor a pino inundaba el coche, a mi lado estaban sentados Gabriel y Thalia, Selene estaba de pie apoyada en el asiento del conductor y a Oliver le había tocado ir en el maletero por perder al piedra, papel y tijera con los dos hermanos, un hombre con traje azul oscuro y corbata roja conducía, miré por la ventana, hacía mucho que no salía a la calle, siempre que salía veía gente tenebrosa, espíritus, podía sentir su dolor y la ira de algunos, los susurros, los llantos, era demasiado, por eso decidí quedarme en mi casa. Había demasiada gente para mi gusto, entre ellos había una niña, tenía piel completamente blanca y llena de heridas, su pelo era rojo, rizado y caía por sus hombros hasta su cadera, sentí inquietud y un gran dolor de cabeza al verla, entonces me di cuenta de los cuernos que estaban en su cabeza y de sus ojos rojos que me miraban fijamente, esa chica era un demonio, rápidamente aparté la mirada fijándola en Selene la cual también observaba al demonio, ella dirigió hacia mi una mirada de preocupación.
Caminábamos por los inmensos pasillos blancos, las paredes estaban llenas con cuadros de flores, un olor a químicos llenaba el entorno, pasamos una puerta hacia la sección paranormal y allí me llevaron a la habitación 47, al llegar el conductor dejó mis maletas en el suelo y se dirigió a mi.
- Ponte cómodo, esta semana la tendrás para adaptarte, la siguiente empezarán las pruebas - Dicho eso se fue cerrando la puerta tras él, miré la habitación, las paredes eran blancas al igual que la mayoría de muebles, cogí la maleta y guarde mi ropa en los cajones del armario, en la pared había dos fotos, en la primera había una hermosa joven de cabellos negros, sus ojos eran verdes y tenía una cálida sonrisa en su rostro, llevaba una blusa blanca, a su lado había una especie de fogonazo probablemente causado por una luz mal colocada, en la segunda había una foto de la misma joven pero más mayor, tenía el pelo recogido en una coleta y a su lado estaban dos niñas de pelo castaño y ojos verdes, la mujer llevaba una camiseta roja y las niñas unos vestidos azules, en esa foto estaba el mismo fogonazo, las luces no serían de muy buena calidad, miré detrás de mi buscando a los demás, Selene estaba abriendo los cajones donde yo había colocado la ropa mirando si todo estaba bien doblado, Oliver estaba en la ventana, como siempre y Thalia y Gabriel estaban investigando cada rincón del pequeño apartamento que consistía de habitación, cocina y baño. Miré la cama, las sábanas eran blancas con lunares grises y había muchos cojines, era una cama pequeña comparada con la que tenía en casa, me quite los zapatos y me tumbe en la cama, era cómoda y desprendía un olor agradable, lentamente fui llevado al mundo de los sueños.
Abrí mis ojos, una chica estaba frente a mi, tenía largos cabellos rizados de un color rojizo que le caia por los hombros, unos ojos grises y una sonrisa que en esta situación era algo inquietante, di un brinco sentándome en la cama y ella empezó a reírse.
- ¡Hola vecino! - Dijo sentándose a mi lado.
- Eh... ¿bi-bienvenida? ¿Quién eres?
- Me llamo Samantha, vivo en el apartamento de al lado, me hablaron de tu llegada y estaba deseando verte, en la sección paranormal no hay mucha gente, te llamas Caleb, ¿no?
- Si, ¿cuál es tu don? - Dije, nunca había hablado con alguien vivo de mi edad, así que estaba algo nervioso.
- Curiosa forma de decirlo, psicometría, puedo conseguir información de cualquier objeto sólo con tocarlo, ¿qué hay de ti?
- Puedo ver espíritus, hablar con ellos, tocarlos... y ellos también pueden hacer eso conmigo, por ahora sólo he descubierto eso de mi don.
- Es un poder interesante, espero que podamos ser grandes amigos, Caleb.
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Amor más allá del Espíritu
Roman d'amourDesde pequeño Caleb fue especial, siempre tuvo muchos amigos imaginarios y jugaba todos los días con ellos, así el nunca estaba sólo ya que a él le daba miedo estar sólo, veía cosas, gente tenebrosa que iba a por él, en su habitación, la cocina, la...