Pasadas unas horas, Ángel regresó a casa no tan cansado como esperaba después de haber tenido que entrar a quirófano en varias ocasiones. Estaba saliendo del ascensor cuando la puerta del apartamento de Lara se abrió y la miró con curiosidad al verla salir solo con las llaves en la mano, cerrar la puerta y encaminarse hacia él sin apartar la mirada.
—Creo que deberíamos hablar de lo que ha pasado esta mañana. — murmuró al llegar frente a él con seriedad.
—¿Qué ha pasado esta mañana? — preguntó haciéndose el desentendido, caminando hacia su puerta.
—Lo sabes perfectamente, Ángel, así que, no...
—Pasa, anda. — murmuró abriendo la puerta y haciendo un gesto hacia dentro.
Lara suspiró poniendo los ojos en blanco y entró, agachándose para acariciar la cabeza de Tris cuando salió a su encuentro. Lo cogió en brazos para seguir acariciándolo mientras que Ángel entraba en su habitación y se ponía ropa cómoda.
Cuando salió, Lara lo miró sorprendida al encontrarlo con la camiseta en las manos dejando ver su perfecto y cuidado torso al desnudo, unos pantalones de deporte caídos y descalzo. Estaba más atractivo de lo que había visto jamás a ningún hombre, ese torso musculado sutilmente y aquella piel morena cubierta por una fina capa de vello del mismo color que su pelo lo hacía ver atractivo, pero no lo sería tanto si no la mirase del modo en el que lo hacía desde esa mañana.
—¿De qué quieres hablar? — preguntó antes de ponerse la camiseta.
—Lo sabes perfectamente, Ángel. —murmuró mirando hacia sus piernas, acariciando al gato que ronroneaba sobre ella — No soy del tipo de chicas que se acuesta con el primer tío que se cruza.
—No, pero sí te lanzas al cuello de un desconocido para besarlo y que te espante al ex novio. —respondió con ironía, sentándose a su lado en el sofá.
—Había dejado de pensar que eres un capullo, pero ya veo que no es así. — respondió dejando al gato en el sofá para levantarse, molesta.
—Espera, no quería decir eso. — murmuró levantándose para ir tras ella — Lara. — la llamó cogiéndola de la mano.
—Sí que querías decirlo. — respondió soltando su mano al girarse hacia él con seriedad — Y no, esa fue la primera vez que lo hice y será la última porque me arrepiento enormemente de haberlo hecho, porque he descubierto que el vecino amable que se ofreció a ayudarme con las bolsas, no existe. — murmuró enfadada, girándose de nuevo para llegar hasta la puerta.
Ángel sonrió para sí, dio dos zancadas y se puso frente a ella cortándole el paso para que no saliera del apartamento sin terminar aquella conversación.
—Vamos, sabes que no es lo mismo ayudarte con las bolsas a que te lances sobre mí y me beses de aquella manera. — sonrió haciendo un gesto con la cara.
—Te recuerdo que tú también me besaste, ¿eh? — respondió cruzándose de brazos.
—Tenía que aprovechar la oportunidad, perdóname por aprovechar la ocasión, ¿eh? — se rio alzando las manos al encogerse de hombros.
—¿Te funciona ser tan ególatra o estás practicando? — preguntó irritada, alzando una ceja en su dirección.
—Me funciona. — sonrió divertido por su cara irritada.
—Seguramente, las pobres chicas con las que sales no tendrán más cerebro que un mosquito y por eso te funciona, siento lástima por ellas. — murmuró sacando las llaves de su bolsillo para caminar alrededor de él.
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Tan solo en un instante.
RomanceUna mudanza, un encuentro un poco desafortunado, un beso robado.... Ella, Lara Hernández, una locutora de radio, bajita y, en ocasiones, con mal carácter. Él, Ángel Vera, un cirujano, que como su nombre indica, es como un ángel, aunque no siempre. E...