Por unos vacíos y solitarios pasillos de escuela caminaba una adolescente de largo cabellos pelirrojos y fríos ojos, buscando alguna fuente de diversión o entretenimiento. Tan concentrada estaba en sus pensamientos que antes de pasar por un salón se detuvo en seco, al oír un suplicante sollozo. Curiosa se acerco para ver de que se trataba, aunque muy en el fondo de su subconsciente lo sabia perfectamente.
Su corazón se paralizo y sus manos sudaron al ver tan familiar escena. Una pequeña niña de tal vez unos 7 años era acorralada por un grupo de matones, listos para hacerla sufrir. Le daba rabia ver la lastimada piel de la niña, le hacia acordar a ella. Le traía tan melancólica ver esos cansados ojos, llenos de ese amargo liquido.
Sin pedirlo su fría mirada se cruzo con la de aquella niña, viviendo su sufrimiento y escarbando en lo mas profundo de sus recuerdos. Sorprendida se escondió. Su respiración se acelero, al igual que sus latidos. Su insensible memoria le hizo acordarse la misma maldita escena de toda su vida. Puso una mano en su boca tratando de que los depredadores no escucharan el débil sonido de una presa herida. A pesar de su imagen fría e insensible, su mente era débil y sus sentimientos inestables. Dio unos pasos pretendiendo irse, pero la culpa golpeo de pronto haciéndola mirar atrás.
Es imposible- dijo el orgullo.
Es arriesgado- dijo la experiencia.
No tiene sentido- dijo la razón.
Inténtalo- susurro el corazón.
Su respiración se estabilizo y su llanto ceso. Con sus temblorosas manos limpio las huellas de debilidad y se dirigió a su desicion final.
El sonido de una puerta chocándose con la pared llamo la atención de todos los presentes. Los matones se dieron vuelta y miraron al causante del molesto ruido.
Allí se encontraba en la entrada de su posible y mas temido miedo. Su mirada era intimidante. Sus piernas temblaban al saber su destino, pero iba a defender a su reflejo, aunque se rompa del todo su alma, aunque su cuerpo se llene de mas golpes. No iba a retroceder, por que ese era el monstruo que había creado y ahora tendrían que controlarlo.
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Lo que el corazón calla.
PoetryCallamos tantas cosas, que terminamos ahogados con nuestras propias palabras. Sentimos que nos arde la garganta, nos lloran los ojos, y se nos cierra el corazón. Quedamos atrapados en una cárcel llena de ansiedad y miedo. La mente nos pide pensar fr...