Todo era oscuridad, nada más que oscuridad. Su cuerpo sentía el frió de una infinita caída por el túnel de los sueños. Sus ojos estaban cerrados esperando el duro golpe de la realidad.....pero nunca llego.
La frialdad se convirtió en la calidez de unos suaves brazos y ese silencio agobiante se convirtió en el eco de un débil corazón latiendo.
Su cuerpo ya no se sentía como si estuviera cayendo, ahora se sentía pesado y adolorido. Volvió a sentir como sus pulmones obtenían oxígeno y como su mundo fantasioso se volvía real.
El dolor invadió cada centímetro de su cuerpo, permitiéndole apenas respirar. Sus ojos seguían cerrados dejándola divagar por la oscuridad de su mente. Los sonidos empezaron a entrar por sus oídos dejándola embelesarse con el hermoso canto de los pájaros y el eco de un río lejano.
Sintió como agua caía en su cara pero no oí el sonido de la lluvia ni el característico olor a tierra húmeda. Sollozos la sacaron de sus profundos pensamientos obligándola a abrir sus cansados ojos. Al abrirlos solo un poco, se paralizo al ver la imagen de una hermosa mujer, con bello pelo blanco como la nieve y profundos ojos celestes. De sus retinas caía ese líquido anteriormente desconocido para ella. Intento preguntar qué había pasado, pero su boca no se abría y su voz no salía.
"Mi niña, mi pequeña" susurro la mujer mientras acariciaba su cara.
Su corazón comenzó a latir más fuerte al oír el melodioso tono de aquella mujer. Sus pulmones ardían exigiendo oxigeno, pero sus aparentes costillas rotas le negaban su pedido. La sangre fluía por todo su cuerpo con rapidez derramándose en las heridas abiertas. Ella no lo veía, pero podía sentir como aquel líquido caliente corría por su pecho herido.
"Madre" susurro. Pero esa no era su voz, era el débil susurro de un lastimado niño.
La mujer al oír la débil voz del niño lo miro fijamente esperando escuchar su gentil voz una vez más.
"Perdónalos, madre" susurro dejando escapar una lagrimas llenas de impotencia.
No sabía el por qué ni el cuándo comenzó a llorar. Ella no entendía la razón de por qué su alma se sentía lastimada, traicionada, como si algo imperdonable le hubiera ocurrido.
"Perdónalos"- volvió a susurrar acompañado con una rota sonrisa llena de compasión y dolor.
Los pájaros dejaron de cantar. El río dejo de fluir. Su cuerpo se volvió de piedra. Su sangre se secó y solo el eco de un roto corazón inundaba el triste escenario.
"Perdónalos....."
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Lo que el corazón calla.
PoetryCallamos tantas cosas, que terminamos ahogados con nuestras propias palabras. Sentimos que nos arde la garganta, nos lloran los ojos, y se nos cierra el corazón. Quedamos atrapados en una cárcel llena de ansiedad y miedo. La mente nos pide pensar fr...