Ω
A la mañana siguiente Izuku salió de la cama que ahora compartía con Kacchan sin despertarlo y se alistó para acudir a la academia, pues su primera clase comenzaba a las nueve.
Besó la mejilla del cenizo siendo lo más cauteloso posible y salió de la casa después de mordisquear una tostada con mermelada. La noche anterior él y Katsuki habían planeado su día a la perfección y el omega estaba ansioso por que la hora llegara.
Impartió sus clases de un mejor humor que el usual y algunos alumnos se acercaron a él para pedirle un favor luego de la tercera hora.
—Es que Jiro y yo no logramos entender bien el tema, profesor. —le explicó Yaoyorozu, una joven alfa de clase alta que había sido su alumna en los tres semestres anteriores.
—Por eso, pensamos que sería una buena idea pedirle a usted un consejo, ya que es tan bueno en historia. —complementó Jiro, una beta de cabello púrpura que a Izuku siempre le había parecido muy jovial.
La cuestión era que las chicas tenían un examen al siguiente día a primera hora y aun no lograban dominar bien el tema, por lo que estaban pidiéndole ayuda. ¿Cómo podría un profesor negarse a ayudar a sus alumnas? Aceptó, diciéndoles que solo podría hacerlo una hora ya que tenía un compromiso y ellas accedieron, agradecidas.
Intentó llamar a Katsuki para informarle, pero el hombre no contestó el teléfono, por lo que terminó rindiéndose luego de la cuarta llamada.
Así, terminó al final de la jornada en un aula vacía, con tres alumnos además de Jiro y Yaoyorozu, quienes admitieron también necesitar ayuda sentados en las bancas del frente, atentos a todas sus palabras.
Terminaron revisando dos temas extra ya que Aoyama mencionó no entenderlos del todo y Sero y Asui lo apoyaron.
Los alumnos estuvieron muy agradecidos para cuando terminaron y Momo pareció algo preocupada al verlo sobresaltarse luego de revisar su reloj y percatarse de que ya habían transcurrido dos horas desde el fin de su turno.
Recibió como agradecimiento una caja de dulces y salió corriendo de la academia luego de despedirse, esperando que la estación del metro no estuviera llena.
Desgraciadamente, su suerte esa tarde era terriblemente mala y la estación estaba atestada de personas que recién habían terminado su turno.
Mordió el interior de su mejilla e intentó llamar a Bakugo de nuevo, pero como las veces anteriores, no hubo respuesta. Sus manos comenzaron a sudar por la ansiedad y subió al tercer tren que se detuvo en la estación, quedando de pie en medio del pasillo y esperando que el alfa no estuviera molesto con él porque eso sin duda arruinaría su noche.
Salió con prisas de la estación y corrió gran parte del camino hasta la casa, su respiración estaba muy acelerada para cuando plantó sus pies frente a la puerta y sus manos temblaban.
Recordó que Kacchan le comentó que entre más pronto lo hicieran, mejor sería para él, ya que durante sus celos los alfas perdían gran parte de su juicio a medida que el día avanzaba, volviéndose más y más agresivos y no quería lastimarlo.
Empujó la puerta para abrirla y dejó su mochila junto a sus tenis en la entrada, sonrojándose sin poder evitarlo al percibir el suave aroma a fuego y madera presente en toda la casa.
Se asomó a la estancia luego de cerrar la puerta y después a la cocina, preocupado al ver que todo estaba exactamente como lo dejó en la mañana, pues eso significaba que Katsuki no había comido nada en todo el día. Miró el reloj de nuevo; ya eran pasadas las seis de la tarde.
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Aroma del verano; [Katsudeku]
Fanfiction[Omegaverse] Gracias a su trabajo en el departamento de policía, Katsuki no tiene mucho tiempo para cuidar de sus hijos, por lo que bajo recomendación de Kirishima y Kaminari, decide contratar a un chico que, según ellos, es el estereotipo de un ome...