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Ω

Despertó poco antes de las cuatro de la mañana gracias a que hacía demasiado frío y él había olvidado cubrirse con una manta. Talló sus ojos con su mano derecha hecha puño y se sentó sobre el sofá, se sentía bastante incómodo con la ropa que llevaba puesta, por lo que caminó a su habitación para cambiarse; se colocó la pijama, fue al baño a lavarse la cara para luego arrastrarse a la cocina y prepararse una taza de té; después, volvió a la estancia y tomó su móvil.

No había mensajes.

Chasqueó la lengua y bloqueó el aparato antes de lanzarlo de nuevo al sofá. Caminó a lo largo de la habitación y se asomó por la ventana, buscando algo interesante que ver, pero no había nada. Suspiró audiblemente y avanzó ahora por el pasillo para revisar a los niños, cerrando la puerta luego de comprobar que dormían pacíficamente.

Alguien llamó a la puerta y su corazón se aceleró. Avanzó con grandes zancadas hasta la puerta, tropezándose una vez y pegando el pecho a la placa de madera; se asomó por la mirilla, soltando un pequeño chillido antes de llevar su mano derecha hasta el picaporte, girándolo y abriendo de golpe, haciendo que el hombre del otro lado saltara por la sorpresa.

-¡Kacchan! -lo saludó, emocionado y lanzándose a sus brazos de inmediato; el alfa lo sostuvo por la cintura, regresando el abrazo y enterrando su nariz en su cabello antes de gruñir sonoramente. -¡Estaba tan preocupado! ¡No tienes idea! los niños y yo estuvimos viendo la transmisión en vivo por el canal de las noticias, casi me pongo a llorar cuando te vi, mis manos estaban temblando y Eri-chan estaba a punto de llorar; Kouta-kun también estaba muy preocupado; ¡me alegra mucho que estés bien, por favor, déjame cuidar de ti ahora, es lo menos qu-!

-Deku, cálmate, maldición -lo reprendió el cenizo sin soltar la pequeña cintura del omega. -tu aroma es jodidamente fuerte.

El pecoso calló sus palabras de inmediato, entendiendo que su aroma se volvía fastidioso luego de un rato e intentó separarse del abrazo, pero Katsuki no lo permitió.

-No lo tomes a mal, nerd, -habló contra su sien, su aroma comenzó a embriagar a Izuku. -me encanta como hueles, pero hace que me den ganas de arrojarte sobre el sofá y no dejarte ir.

El pecoso soltó un chillido agudo y pudo sentir la sonrisa del hombre contra su piel; sus mejillas sonrojadas y sus manos aferradas a la espalda ancha del contrario permanecieron así por un rato más.

-¿Quieres ir a la cama? -preguntó, separándose solo lo suficiente para poder ver el rostro del alto y volviendo a sonrojarse cuando este lo miró con una ceja arqueada y una sonrisa de lado. -¡a dormir, me refiero!

Katsuki asintió e Izuku tomó su mano, entrelazando sus dedos y guiándolo por el pasillo hasta la puerta de su habitación, su corazón estaba acelerado y sus manos sudaban ligeramente pues esa era la primera vez que el mayor entraba a su casa.

El cenizo esperó pacientemente hasta que Izuku le mencionó que no tenia ropa lo suficientemente grande para que él pudiera usarla, por lo que se encogió de hombros y mencionó con simpleza que dormiría desnudo, sonriendo satisfecho al ver como el omega se estremeció.

Se dejaron caer en la cama, el cenizo inhaló profundamente, el aroma del pecoso era simplemente perfecto y toda la casa olía a él. Sintió como el peso del otro hundía la cama a su lado y se giró para mirarlo.

-¿Estás seguro de que estás bien? -murmuró, llevando su mano derecha hasta la mejilla ligeramente amoratada del cenizo. -¿te duele?

-Estoy bien -sujetó entre su mano más grande la del omega, tratando de tranquilizarlo. -solo fue un percance.

Aroma del verano; [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora