Capítulo IV
Pérdida
Las pérdidas nunca son fáciles, mucho menos cuando la persona que ya no está significaba el mundo para ti, para algunas personas es su talento, para otras es un ser querido y para otras es simplemente la peor de todas las pérdidas, la de la esperanza. Esa es de las peores cosas que se pueden perder, después de su partida una sensación de vacío se apodera de ti haciendo creer que en realidad no vale la pena vivir.
En el centro de baile había chico con ojos castaños, piel morena clara, cabello corto y castaño y una concentración admirable en cada uno de sus movimientos, ese era Blake Martin, un estudiante de primer año que acababa de llegar de Kansas con el sueño de llegar a ser un bailarín en la ciudad que nunca duerme. Las personas no lo trataban tan bien que digamos, hacían bromas de su atuendo, de sus zapatos un poco gastados y de su acento, la gente era cruel con él, pero a él no le importaba. Es verdad, cada vez que alguien decía algo malo sobre este, él simplemente sonreía y dejaba pasar las palabras, que no eran más que eso.
- Mira, pero si es Kansas- dijo un chico alto de ojos azules y cabello rojizo quien iba al costado de dos chicas real y exageradamente bonitas- ¿Qué le trae por aquí, vienes a ensuciar nuestras pistas?
- ¡Buen día Dylan!- saludó dándole un abrazo- Señoritas- terminó mientras besaba las manos de ambas en un acto de caballerosidad.
- ¡Maldito raro!- exclamaba el colérico muchacho mientras Blake se iba de ahí, ignorando a Dylan.
Nadie lo sabía, pero ese tipo de jugarretas era algo común en Broadway, eso hacía que las personas en el negocio tuvieran miedo, para darles justo en el orgullo, moviéndoles el juego. Cosa que no pasaba con Blake, no sé si era por todas las pérdidas que había experimentado en su vida, pero ya no había lugar en su corazón para lástimas ni penas, se dio cuenta de formas muy crudas que en la vida nadie iba a estar para regalarle una oportunidad todo el día y cuando aparecía una no había tiempo que perder.
Todos los días eran iguales, se levantaba a las 6:00 de la mañana y salía a correr, después regresaba, tomaba una ducha larga y reconfortante y acudía al estudio de baile, tomaba sus clases usuales y regresaba al estudio, hasta las 6:00 de la tarde, todos los días, no tenía espacio para dudas ni pereza y en realidad era impresionante, sólo había algo que le intrigaba más que nada en ese momento. Eran las 3:30 de la madrugada, pero no se dio cuenta, tomó sus cosas y comenzó a calentar, miró a la cama anexa mientras Adam seguía dormido, ni siquiera pensó en mirar el reloj, cuando había algo en su ventana, era una especie de fotografía en tamaño grande de un pequeño chico de doce años, con un poco de peso extra, granos en la cara y ropa gigante, en lo que parecía un intento fallido de baile, lo cual lo llenó de furia, por el hecho de que ese niño de Kansas era él. Se apresuró y lo arrancó con una furia jamás pensada y por primera vez en su estancia en la escuela lo vi olvidar esa sonrisa pícara, en cambio tenía una mueca de enojo.
En él corto sendero al auditorio, Taylor caminaba con él semblante destrozado, no sabía en quién o qué podía confiar ahora, era algo un poco díficil de explicar, pero ella tenía una muy buena relación con el Señor Michaels, el había sido su maestro de canto en todo él primer año y haber sido testigo de ese hombre tan desconocido para ella le había causado un sentimiento de inseguridad, ella lo había admirado toda su vida y ahora no era nada.
En el auditorio Taylor, Cynthia y Luisa ensayaban A Boy Like That, mientras los demás chicos miraban la preparación de las canciones, ya que ellos solían perfeccionar las canciones del repertorio antes de la escena que se iba a ensayar, pero algo pasaba.
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¡Talento!
Fiksi Remaja¿Piensas qué eres especial? Te invitamos a audicionar a la Escuela Old York of Performing Arts. Dónde podrás mostrar tu talento en música, actuación, baile, escritura, pintura, cine, etc. Será la competencia más grande a la qué te haz enfrentado...