Beautiful Mess

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Enlace a la historia original:  https://archiveofourown.org/works/13932228?view_adult=true


Beautiful Mess

By: Dungideep

Trad: Saphirott

Cuando Jensen estaba en el instituto, se dio cuenta de que podía usar sus encantos a su favor. Primero, fue para convencer a los deportistas y a las animadoras de que le pagaran por las respuestas a la tarea y a los exámenes. Luego estaba negociando con los novatos de su fraternidad a cambio de que lavaran su ropa y su coche.

Con el tiempo, se convirtió en un tipo de acuerdos más cuestionables. Sus servicios no siempre fueron académicos. Se volvieron más personales, más privados. Pudo solventar sus gastos de la universidad con una paja aquí y allá, tal vez un intercambio de mamadas para ayudar a un tipo aún oculto en el armario a pasar la semana. Con el tiempo, Jensen tuvo una pequeña lista de clientes habituales que le pagaban bien. No tanto por abrir la boca a la orden, sino para mantenerla cerrada.

La privacidad era el verdadero servicio que podía ofrecer, así que construyó una carrera sobre ella y pasó de ser un chico de veintitantos con un presupuesto ajustado a ser un hombre de negocios con recursos ilimitados.

Es por eso por lo que ahora se encontraba en el vestíbulo del Maison Charles, mirando a los visitantes ir y venir del hotel. Algunos hombres de negocios llaman su atención. Jensen sonríe a unos pocos, juzga sus respuestas, pero nada llega a buen puerto.

Cuando llegó la hora feliz, se dirigió al bar y se instaló en el otro extremo para ver directamente a los que entraban. Un hombre calvo con un traje arrugado se sentó unos cuantos taburetes más allá. Se desabrochó el cuello de la camisa y se tiró de la corbata para respirar un poco. Se necesita un chorro de bourbon para que el hombre se relaje y se estire en su sitio en el bar. Al poco tiempo, estaba mirando a Jensen con una mirada atenta, como si estuviera midiendo a Jensen y le gustase lo que veía. Sus manos estaban secas y rojas por frotarlas, dedos gordos con una banda dorada apretando fuertemente su dedo anular. Alguien así tiraría un montón de billetes para cubrir su vergüenza. Jensen estaría encantado de recibir el pago.

El camarero, Tom, se detuvo para rellenar la cerveza de Jensen, elevó las cejas y le preguntó por su noche. Muchas noches habían empezado así. Una pequeña charla sobre lo lleno que está el lugar. O lo poco que está. Se habían visto lo suficiente como para que Jensen considerara que sus conversaciones eran amistosas, incluso cuando Tom solía ignorar la presencia de Jensen.

Comentando el estado de la barra vacía, Jensen se encogió de hombros. —Una noche tranquila, ¿eh?

—Los martes suelen tardar un poco en ponerse en marcha —Tom le echa un vistazo— Pero eso ya lo sabes. Me sorprende verte aquí esta noche.

—Algo fracasó —respondió Jensen. Trató de no sentirse amargado por la cancelación de una cita regular debida a retrasos en el viaje. Había importantes tormentas en el noroeste del Pacífico, Jensen lo sabía. Pero, aun así, odiaba perder un gran día de pago. Por eso estaba aquí, con la esperanza de conseguir uno o dos nuevos clientes.

—Supongo que ese es el problema con tu negocio. Los clientes no son muy fiables.

Jensen resopló. —Mis clientes son bastante fiables. Regularmente satisfechos, no me tocan las pelotas. Aunque yo lo haga.

Tom puso los ojos en blanco. —No tienes que entrar en detalles.

—¿Qué? —se rio —¿No quieres oír lo que hice anoche?

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