Let it down

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Let it down

By: Dungindeep

Trad: Saphirott

Enlace al fic original: https://archiveofourown.org/works/15571551



El segundero de su reloj da otra vuelta y Jensen se pregunta cuándo su paciencia se agotó. Aprieta brevemente la mano izquierda en un puño antes de aplastar la palma de la mano contra la parte superior de la barra y mirar hacia otro lado.

Su mano derecha lo traiciona agarrando firmemente al vaso de whisky que tiene enfrente, cubierto con gotas de agua que se deslizan hacia la servilleta de cóctel mientras el hielo se derrite. El licor se ha diluido, perdiendo la esencia que hacía que valiera la pena el precio que había pagado por él, pero todavía lo bebe para calmar los nervios.

Su cliente llega tarde.

O no aparece en absoluto.

No está seguro de si lo han dejado plantado y mucho menos de por qué le importa.

Se dice a sí mismo que está cabreado por la perder los ingresos de una noche, que odia esperar en un bar tan vacío en el que es difícil ignorar el hecho de que está solo. En el fondo, bajo el frío conjunto de sus labios que sonríen fácilmente cuando Tom levanta una ceja a modo de juicio, su sangre se congela ante la verdad. Al darse cuenta de que está más decepcionado que otra cosa por no ver a Jared esta noche.

Ha pasado más de una década en este tipo de trabajo y Jensen no se ha preocupado nunca más allá de los grandes billetes que llenarán su billetera al final de la noche. Ha habido hombres que se han convertido en algo más que simples encuentros de negocios, claro. Unos con los que coincidió en ingenio y personalidad, que eran amigables y geniales, y que le proporcionaron más que dinero en agradecimiento por la seguridad y el silencio que Jensen ofrecía. Un asiduo de Wall Street a menudo le proporcionaba el acceso a su barco, donde Jensen llevaba a sus amigos a pasar un cálido día soleado en el agua, alejándose de la línea del horizonte y de los altos y bajos de sus trabajos del día a día. Un ejecutivo de la distribución de alcohol le conseguía una caja de bourbon de alta calidad que se entregaba en mano en la puerta de Jensen cada pocos meses. Y estaba el vendedor de coches que le ofreció a Jensen la tarifa del concesionario para la compra de un nuevo Audi el año pasado.

También están los hombres que buscan compañía más allá de una noche de seducción y llevan a Jensen a eventos sociales, cenas con estrellas Michelin y espectáculos de Broadway. Con ellos, Jensen no siente tanto como que estuviera actuando. No tiene que hacer el espectáculo de un joven recatado, que disfruta de hombres más bien mayores que se aprovechan de él con los pantalones bajados, o de un superior audaz y dominante que da órdenes con un tono de acero en la voz.

Jensen lo ha visto todo en esta carrera y ha aprendido a girar y adaptarse a las peticiones del cliente, dejando a un lado sus propios impulsos. Después de todo, si estuviera en esto por sí mismo, por sus propios placeres, no estaría cobrando. Y él se habría establecido hace mucho tiempo, en lugar de organizar una agenda de clientes confiables y respetables.

Ahora, sin embargo, está atrapado en el precario lío de rodar sin rumbo en la órbita de Jared Padalecki.

Sólo ha pasado medio año desde aquella primera noche cuando Jensen había sido testigo de la suave y cálida llama de la sonrisa de Jared y de su mirada abierta, sólo para que todo se desvaneciera en un momento con las feas e inoportunas palabras de un extraño. Cada mes, en cada encuentro, Jensen sigue enfrentando la vulnerabilidad que se filtra a través de los bordes afilados de la fachada que Jared ha construido, reforzando repetidamente las paredes de acero que lo mantienen unido cada dos minutos del día.

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