VI

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Unas manos frías, ojos cansados y un ceño fruncido. No era de extrañarse que lo viera caer, lagrimas y rasguños. 

Un dolor tan sofocante que lo hiso caer, trató de quitarse la ropa a arañazos para poder parar la asfixia, nunca habia esperado que fuera la criatura más inocente del planeta. 

Grell estaba en el hospital de shinigamis, William a un lado de su camilla leía los registros de Grell. Cuando abrió sus ojos por completo podia ver todo a su al rededor. Borrones y manchas de colores, no sabia donde estaba.

-Ha despertado, ¿Cómo se encuentra, señor Sutcliff?- Lo escuchaba claramente, era la voz de William, y aunque queria responder, su garganta estaba demasiado lastimada.-Aqui, tome un poco de agua.

William dejó los registros en la mesilla de al lado y le extendió el vaso de agua. 

-Has estado haciendo demasiadas cosas ilícitas eh, podría recitarte todas aqui mismo: por ejemplo, el hecho de que te relaciones románticamente con el demonio Sebastian Michaelis ya es bastante malo, pero aun asi tu no paraste ahí ¿o me equivoco? no entiendo lo que te sucede Grell, aunque te hicieron exámenes tan solo encuentran rastros de oscuridad por todo tu cuerpo.

Grell no podia creer que aun no se hayan dado cuenta de que cargaba un bebé. sinceramente esperaba un escarmiento más grave.

-Lo mejor que se le ha ocurrido al consejo y a mi, es que te quedes en casa hasta que se haya disipado eso.- William tomó el registro de la mesilla, se levantó.- por favor, absténgase de contactar con ese demonio, por lo menos por ahora.

Acomodó sus lentes y se dirigió a la salida, sin voltear atrás y con paso firme.

Despues de un par de dias con tratamiento especial por parte del hospital, Grell fue dado de alta y guiado hasta su casa por William, quien estaba siempre en silencio pero al acecho de cualquier amenaza, ya fuera externa o por parte de Grell, a quien todavía no se le podia confiar la seguridad de un alma.

-Oye Will, has estado bastante callado, ¿Qué es lo que pasa?

una pequeña pausa.

-Nada en lo absoluto, simplemente trato de  mantenerme racional.

Grell se guardo sus preguntas hasta que llegaron a su hogar, donde William se aseguro de quitar cualquier amenaza a la seguridad del pelirrojo, vidrios quebrados por el mismo, además de un par de seguros en las puertas.

-Eso es todo, me retiro.

-Gracias Will.

William se quedo quieto, en la puerta de la casa, tan solo unos segundos pasaron antes de que se fuera.

Grell miró su hogar, el que antes era el lugar más comodo al que podia llegar; y se entristecio.

Pasando la media noche, se habia duchado y ya estaba descansando entre sus almohadas cuando escucho un ruido, un vidrio quebrándose, quisa un animal o algo. Bajó para investigar, encontrando (desafortunadamente) una ventana rota. Pisando los vidrios por accidente, haciendo que sus pies sangraran.

-¡Mierda!, agh... Estupidos vidrios, estúpidas ventanas.- Una vez de dia las parcharia con clavos y tablas.

vio afuera, una sombra negra. 

-Grell...- La voz de Sebastian.- Sal por favor.

Grell estaba molesto, de nuevo ese maldito demonio rondando por mi casa. aun asi, salió.

-¿Qué haces aqui, Sebastian? ¿Por qué no te largas de una vez y nos dejas tranquilos?

-Por favor Grell escúchame, lo siento mucho.

-¿Es todo lo que tienes que decir?...- una pequeña pausa- Bien...¡ Ayuda! ¡Hay un demonio, Hay un demonio!

-No, no, no, espera Grell.- Sebastian estaba poniéndose nervioso, si los shinigamis lo veían en su tierra seguramente podían cazarlo.

-¿Qué tengo que esperar? ¿a que vuelvas a querer matar a mi bebé?

-¿tu bebé? antes decias que esa cosa era de los dos.

Grell estaba por estallar de furia.

-Para tu jodida información, ahora es solo mio, no dejare que se acerque a ti nunca, lo quisiste matar. Y segundo: este bebé no es una cosa, no es un maldito animal o un estúpido cepillo para que le digas asi. Asi que lárgate, no te quiero ver jamas.- Un dolor fuerte ataco el corazón de Grell, dándole una fuerte punzada y tirándolo al suelo; la sangre de sus pies habia secado el pasto debajo de los dos.

Los shinigamis llegaron después de eso. William, Ronald, Alan y Eric, los cuatro estaban corriendo detrás de los gritos de Grell; mientras Sebastian trataba de ocultarse de cualquier manera, de escapar, asi que tan solo se adentró en el bosque detrás de la casa de Grell. Desapareciendo por completo en la oscuridad del bosque, Sebastian estaba a salvo. Pero Grell, seguía gritando por ayuda.

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Hasta aqui, que flojera hacer el pie de historia, asi que... meh.

Espero lo disfruten. (sufran) :v

Todavia es viernes, todavia es viernes
Aun sirve, aun sirve.jpg :v

Los quiere la esposa del conejo escritor :3

DueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora