Día 2: La bodega.

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-¡Vamos Park! - grito Minho desde el otro lado de la cancha-

El día de hoy, Martes, nos tocaba actividades físicas y deportivas, después de una gran sesión de carrera el profesor obeso nos dejó con los estúpidos balones y con un "Hagan lo que quieran" se fue a perder el tiempo.

Yeol estaba en el banquillo blanco y viejo de las canchas, su vista en la libreta blanca y su mano tomando un lápiz que utilizaba para trazar, acción a la que me di cuenta ya que su mano estaba manchada por el carboncillo de este. Los chicos de nuestro grupo jugaban basketball y él era el único que no participaba.

A comparación de nosotras que jugábamos voleibol. En todo momento ChanYeol no les dirigió la palabra a ellos, más bien, a ninguno del los compañeros de clase a excepción de mi. Su expresión y comportamiento era neutro e incluso se podría decir que no era muy social el chico, por esa razón mi atención cayó en aquel extraño de cabellos rosados.

-¡Hey, cuidado! - se escuchó como gritaba una voz masculina.

Giré para ver lo que ocurría y entonces vi como el balón de basketball se dirigía justo a mi, más específicamente, a mi cara.

Cerré los ojos incapaz de moverme, esta lista para tremendo golpe, golpe que nunca llegó. Una mano grande, lo suficientemente grande con carboncillo, tomó el balón y lo apartó de mi vista.

-¿Te encuentras bien? - preguntó aquella voz profunda que empezaba a odiar.

- ¿Qué haces? - preguntaron a lo lejos, específicamente Minho - hubieras dejado que golpeara su rostro.

Sonrió con sorna y no pude evitar rodar los ojos por lo molesto que era aquel hombre.

-Bueno sería una lástima arruinar ese bello rostro - se acercó a mí e intento tocar mi mejilla.

La mano que antes sostenía el balón, ahora sostenía con fuerza la muñeca de Minho -¿Qué sucede Park? - preguntó este con una mirada retadora - ¿Cual es tu maldito problema, chico raro?

-Eish...- me crucé de brazos - deja de molestar a las personas, Minho - dije mientras separaba a ese par.

-Lo que quieras, hermosa - volvió a sonreír -

-¡No molestes!- exclamó Yeol captado la atención de todos - ¿Acaso no ves que no le agradas?

-¡Oh! ¡Mira quien lo menciona! - respondió el contrario - El chico raro que evita a todo el mundo, vamos a hacer un trato, Park ChanYeol - Minho suspiro y colocó un dedo en su barbilla como si estuviese pensando -Juguemos basketball y el primero en encestar 15 puntos gana, sólo que la condición será encestar desde fuera del area grande, obtendras 3 puntos de esa manera, ¿Entiendes, o te lo explico paso a paso? - preguntó con cierto toque de burla -

-Imbécil...- solté - ese es un acto injus-

-Se como se juega - Yeol se quitó su molesto suéter y lo aventó a la banca donde anteriormente estaba - Si salgo victorioso dejarás de hacer comentarios estúpidos y dejarás de molestarla.

Dijo el alto mientras yo miraba todo su teatro, ¿Era una broma? ¿Acaso esos dos en verdad harían una maldita apuesta?

-¡Ja! - exclamó - De acuerdo, pero si pierdes, Park, tu e incluso ella tendrán que hacer mi castigo. En la tarde vendrán a la escuela y pintarán las paredes del edificio C ¿Entienden?

-¡No! - hable esta vez- ¿Como puedes pedir eso cuando sabes que Yeol perderá?

-¡Hey! - el pelirosa me miró ofendido- se jugar, sólo confía en mí.

Así el juego comenzó. Para sorpresa de muchos Yeol le estaba dando batalla al capitán del equipo de basketball. Podría decir, incluso, que el pelirosa ya había conseguido unas cuantas admiradoras ante la destreza que mostraba en la cancha.

El arte de olvidar. || P. C. YDonde viven las historias. Descúbrelo ahora