Flashback...
El agua es lo único que se puede ver. Las burbujas de aire suben rápidamente hacia la superficie, dificultando un poco la vista.
No se podía respirar para nada. La presión en sus pulmones era mucha y no resistiría mucho más. Su vida paso delante de sus ojos como una película sin un final aparente.
Francisco luchaba salvajemente por salir de nuevo a la superficie, pero todos sus intentos eran borrados por las fuertes corrientes, que lo arrastraban de nuevo hacia las profundidades, como pequeños remolinos rencorosos hacia él. Sabía que por ningún motivo debía dejarse llevar ni mucho menos cansarse pero ¿Qué podía hacer cuando estaba atrapado entre las olas con la marea en contra y mínimas posibilidades de salir? .No mucho.
Lentamente, las fuerzas se le acababan, estaba muy cansado y no podía seguir luchando de esa manera. El peso de su ropa completamente mojada lo empujaba aún más hacia abajo. Nunca había nadado y no tenía ni idea de cómo hacerlo. Ahora, una de las pocas cosas que estaban en su mente era ¿Cómo diantres había llegado allí? Ni idea tampoco, pero en ese momento no interesaba mucho de todas formas.
Las imágenes de sus hermanitos pequeños le invadían la cabeza como un taladro, pero de recuerdos. No podía describir lo que sentía en ese momento. No era miedo, pero se sentía como si lo fuese.
Estaba a punto de dejarse llevar por la corriente que ya lo reclamaba como suyo, cuando, entre las algas y los distintos tipos de peces que se habían reunido para presenciar el alboroto, apareció una extraña. Era pequeño y de colores pálidos, parecía ser otra persona, que se acercaba con fuerza hacia él, arrastrándose entre las circulares y violentas olas.
Las fuerzas se le iban con cada segundo...se desmayó. Eso era seguro.
Lo siguiente que pudo recordar fue unos golpes, no eran muy fuertes, pero lo eran lo suficiente como para que despertara. Poco a poco sus ojos se fueron abriendo, dejando ver una silueta sin igual frente a él. Una pequeña de cabello rojizo y enormes ojos Ámbar estaba sentada junto a él con expresión preocupada y alerta.
-¿E-estas bien?-Francisco no sabía que contestar.
-E-h si. Creo que estoy bien.-
La pequeña niña suspiro tranquila, dejando ver su hermosa sonrisa de dientes chuecos. El chico estaba completamente cautivado con la niña. Un extraño estremecimiento lo recorrió de pies a cabeza .Con cuidado, se levantó de la arena. Aun algo confundido.
-¿Dónde estamos?-Francisco miro hacia todas direcciones, sin que nada le pareciese conocido .L a chica también se levantó del suelo, sacudiéndose el vestido.
-E-h .C-creo que estamos en el hotel Blue Star. N-no estoy muy segura-Francisco rio-Tienes una voz muy linda. No conozco tu acento ¿de dónde eres?-
-Mis padres no me permiten hablar con extraños.-La chica parecía estar muy segura de lo que decía. Aunque él quería seguir hablando con ella, quizá hasta y podrían verse de nuevo.
-Si te digo mi nombre ya no seriamos desconocidos ¿no crees?-Fue lo único que se le ocurrió decir. En las películas siempre funcionaba.
-S-supongo que tienes razón-.Dijo por fin-¿Cual es tu nombre?.
-Mi nombre es Francisco Bravo ¿y el tuyo cuál es?-La chica se sonrojo.
-Bueno, mi nombre es...-