Capítulo 1.

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Capítulo 1.

La lámpara que estaba situada en la pequeña mesa junto al sofá de la sala se elevo y fue casi justo a la cabeza de Aris.

—¡Demian! —la chica de cabellos castaños y ojos cafés le grito a su hermano mellizo quien se encontraba riendo a unos tres metros de distancia. —Te dije que yo soy mejor con esto de la Magia querida hermanita. —la miro desafiante con esos ojos cafés  iguales que los de su hermana. Aris inhaló y trató de concentrarse, su hermano tenia razón, a ella se le complicaba un poco pero trabaja en eso cada día. Alzó su mano derecha y la estrechó haciendo unos movimientos para tomar la plancha que se encontraba en el sillón a un metro detrás de Demian. Cuando pudo hacer que la plancha se elevara hizo otro movimiento lanzando la plancha justo a los pies de Demian pero como su hermano era tan ágil este se hizo a un lado rápidamente esquivando la plancha. —Increíble pero no tan rapido. Demian lanzó una pequeña risa y miró la hora en el reloj que tenía en la mano derecha. —Ya es tarde, tengo que ir a trabajar... sabes que odio dejarte sola pero no tengo de otra, estarás bien como todas las veces? —la miro mientras se ponía su chaqueta azul. —

Así habían sido los últimos 17 años de sus vidas, desde que sus padres murieran tan solo cuando tenian 8 meses de nacidos. No habían tenido la oportunidad de conocer a sus propios padres pero todas las personas que si llegaron a conocerlos les habían asegurado que eran buenas personas o eso creían, eran solo Aris y Demian. Se tenían solo ellos dos y así seguiría siempre o al menos eso es lo que ellos piensan y sentían.

—Sabes que si, no pasa nada Demian y no quiero que te preocupes por mi esta bien? —Demian le dio una sonrisa como respuesta y tomo las llaves del auto. —Que tengas una linda noche, regresaré a la misma hora de siempre y sabes que cualquier cosa solo me llamas. —Salió por la puerta de la casa sin antes mostrarle una sonrisa, esa sonrisa tan radiante y que siempre resplandecia en el.

Aunque hubieran sido las seis de la tarde, Subgiblack se encontraba ya anocheciendo y el viento rozaba muy fuerte por todas las calles. Demian habia decidido ir caminando, a pesar de que tomó las llaves del auto solamente era para tenerlas consigo, prefería caminar y llegar tranquilamente. Trabajar ahí desde los 15 se habia vuelto casi una rutina que ya no le cansaba llegar hasta altas horas de la madrugada, incluso le gustaba poder estar presente en compañía de nuevos desconocidos que siempre iban a ahogar sus penas en licor y terminaba teniendo una buena charla reconfortante.

—¿Cómo estan todos?— Demian  siempre preguntaba lo mismo al llegar, le gustaba entrar con una energia amable aunque los demas ni respondieran el saludo, tanto el como su hermana eran muy distintos a todos, la actitud y su forma de ver todo no era la misma a la de los demas, así que para Demian era mejor ver a todos ebrios mientras sepa que su hermana estaba a salvo.

Aris estaba practicando con su magia, últimamente  no le salia y necesitaba practicarla, lo cierto es que ella solia esforzarse tanto que eso era lo que la bloqueaba —¡Ah! estoy harta, necesito aire—
A pesar  de sus esfuerzos, no lograba lo que ella deseaba era tener control total de su magia, asi que decidió salir a caminar y pensar en todo menos magia.

Eran pocas las veces en que Aris salía sin la compañía de su hermano, el siempre estaba ahí para acompañarla en lo que sea, pero esta vez fue tanta la ansiedad de poder dejar de pensar un segundo en su magia, en el mundo.

Camino por las calles centrales de Subgiblack, la gente la miraba y algunos la saludaban porque era tal vez al igual que su hermano un poco conocida por el hecho de ser huérfana antes de cumplir el primer año de nacida.

Después de caminar por las calles centrales, Aris llegó a la plaza donde se encontraban la estatua del Rey Cristopher y la Reina Elizabeth. Todo el mundo conocía la historia ya que todos venían de los primeros reyes.

—Hace unos 300 años atrás cuando el Rey Cristopher traicionó a la Reina Elizabeth y se llevo con él a su pequeño hijo llamado Ellioth y dejó a su pequeña hija Lydia con su madre la reina. Christopher reunio su gente y así fue como comenzó todo, así fue como el mundo se dividió en dos partes. Una conocida como el mundo Subgical, caracterizados por ser los legítimos de la Reina Elizabeth y quien en sus tiempos Elizabeth lo gobernaba, ellos recibieron la marca de un brujo con sangre de ángel y que en todas las personas de Subgical corre sangre de ángel por sus venas. Y luego estamos nosotros cariño los que vivimos y somos del mundo Subgiblack, los legítimos del Rey Cristopher y que también fuimos gobernados por él cuando aún estaba vivo, los que recibimos la marca de un brujo con sangre de demonio, y que por nuestras venas corre sangre de demonio. Es por eso hija mia —aquella mujer miro a los ojos de su hija. —nunca nunca se te ocurra cruzar la puerta de la estatua de la Reina Elizabeth, tienes que entender que somos legítimamente enemigos de todo ser que venga del mundo Subgical. —Si mami entendido.

Aris había estado escuchando todo lo que le decía aquella mujer a su pequeña hija, a pesar de que muchas veces había esuchado la historia de los reyes y de cómo es que empezó todo, se le revolvió el estómago al volver a escucharlo después de mucho tiempo.

¿Por que los del mundo Subgical y lo del mundo Subgiblack tenian que odiarse a muerte? ¿Por que ella ni nadie que perteneciera al mundo Subgiblack podría conocer el mundo Subgical?
Aris tenía demasiadas dudas y demasiada curiosidad, más ahora que se encontraba frente a la puerta del mundo Subgical, sintió un cosquilleo en el estómago y algo le decía que entrara pero eso iba contra las leyes del nuevo Rey Isaac que ahora gobierna su mundo. Aris dio unos pasos hacia la puerta y posó su mano en la manija de la puerta, aún pensando si lo que iba a hacer le costaría el precio de su vida.
Giro la manija y se adentró al mundo Subgical.

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