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Antes de que empieces a leer, si es la primera vez, te darás cuenta que no hay ningún cambio

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Antes de que empieces a leer, si es la primera vez, te darás cuenta que no hay ningún cambio. Pero si eres una lectora que ya sabia como iba esta historia, pues lamento informarte que es un cambio muy grande.
Solo espero que amen esta novela de la misma manera en cómo la amaron.
Y, también, dejo en claro que será similar, pero esta versión es mucho mejor. Ahora si, puedes seguir.

Mi cuerpo se levanta y mis ojos están cristalinos. He llorado mientras dormía y solo por un estupido sueño. Veo la alarma y marca las tres de la mañana. Toco mi cabeza y cabello, trato de relajar mi respiración, otra vez.

Salgo de mi habitación y camino hasta terminar el pasillo y bajar al primer piso. Cabe recalcar que solo estoy con  medias.

Llego a la cocina, veo un vaso y lo tomo para después servir agua. Lo bebo rápidamente, demasiada sed. Intento no pensar en eso y no puedo. Lo peor de todo es que en dos horas debo levantarme e ir a la escuela. Solo este y el otro año. Para después ir a Francia.

- Dios, ayúdame a terminar esta tortura de una vez. ¡Vamos, tengo 17 años, debi haber vencido esto de una vez!

Vuelvo a subir. Al llegar a mi habitación veo una foto que, en realidad, no debería estar ahí. Pues me hace daño y lo menos que quiero es pasar por un cuarto psicólogo. Sé que no debería pensar en él, además, no se preocupa, pero aún tengo esa esperanza...aún que se están acabando.

Me meto a la cama y miro al techo. Un helado frío pasa por mis manos y esto hace que las envuelva en el edredón. Estoy frustrada, enojada y molesta. Todos los días es lo mismo y lo único que quiero es que pare. Que todo esto se acabe de una vez, ¿Que acaso es mucho pedir? Él ya no está. Si, vive a pocas cuadras de mi casa, pero es un cabrón. Jamás volveré a ir a su casa. No más. Cada vez que intento hacer algo bien, él solo...es como si cerrara su corazón hacia mi. Y yo ya estoy harta.

- ¡Vamos, Mónica, no es para tanto! Por favor, haz podido terminar con tres psicólogos y puedes con esto. Solo duerme...solo hazlo.- cierro los ojos, conteniendo todas las lágrimas que tengo y tragandome el dolor más fuerte.

Bip, bip, bip, la alarma suena y hace que busque rápidamente el botón para que deje de sonar. Salgo de la cama y voy hasta el baño.

- Oh por Dios, ¿Pero qué...?- Mis ojos están hinchados y dudo que pueda usar maquillaje para cubrir todo esto. - ¡Ah, eso me pasa por...- tocan la puerta.- ¡Voy!

Como iré abrir la puerta si he estado llorando. ¡Dios mío, Mónica, dónde tienes la cabeza!

- ah...¡Mamá! ¿Que necesitas?

- Que te apures. Luego no digas porque llegas tarde.

- si,si. Ya sé.

Intento arreglarme para que esto no se note. Intento echarme agua y que de alguna manera esto se me quite. ¡Maquillaje! A ver...¿Corrector? Tal vez haga magia. Me envuelvo con todo el maquillaje posible y bueno...no parezco yo, pero estoy más presentable.

Corro hacía mi uniforme y rápidamente me visto. ¿Para que usamos corbatas? Ay, ya que. De alguna manera tengo que ir con todos los complementos sino llamarán a mi madre y le dirán que soy una irresponsable.

- ¡Mónica ya! - su voz suena a que quiere ser paciente pero suena más grito.

Tomo mi mochila, lista. Estoy preparada para estar seis horas en la escuela.

Veo la hora, seis y media, record. Cierro mi habitación y bajo corriendo las escaleras.

- Cuidado, no quiero muertos feos.

- Ah, que graciosa, mamá. Buenos días por cierto.- dejo la mochila en el sofá y voy hasta la cocina.

- Escucha, hay mermelada y mantequilla, tu escoges. Hoy recién haré las compras así que no hay mucho.

- Esta bi...

- primero escúchame. Hay café, leche y té. Puedes prepararte lo que desees. ¿Algo que se me olvide...

- ¿algo ma...

- Ya sé, en la noche vendré con alguien. Que te va a encantar.

- ¿En serio? - suelto una pequeña risa.

- Claro, es una persona increíble. Es una persona...

- no me digas - me hago la sorprendida.- pensé que era una extraterrestre

- graciosa.- me mira seria.- Hablo en serio. Juro que te caera bien. Bueno, me voy a trabajar. Te quiero, hija.

Cierra la puerta y se va. Tomo rápidamente un pan y le echo mermelada. Preparo café rápidamente.

- ¡Mierda! - me quemé con el agua. Si mi mamá estuviera aquí me diría, ¡Ay, si serás Mónica! Por eso siempre te digo, levántate temprano.

En un envase que encontré, echo el café y después cierro la tapa. Llego al sofá en donde dejé la mochila y lo coloco en el lado izquierdo. ¡El pan! Voy hasta la mesa, tomo el pan y lo envuelvo en papel higiénico, no tengo idea del por qué lo hago, pero mi mamá lo hace, así que si ella lo hace pues esta bien. Guardo el pan en mi primer equipamiento. La mermelada la dejó en su sitio y ahora...

- ¡Dios, son las seis y cuarenta! - tomo la mochila y me voy de casa. Bueno...seis horas aquí voy...de nuevo.






Jugando Con Tu Corazón. |SM| (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora