Mal de amores.

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Dios estaba organizado sus papeles mientras escuchaba algo de Jaz tenía puesto algo en su viejo tocadiscos que le habían regalado los humanos. La puerta que dividía ambas oficinas se abrió dejando ver a satanás. Quien parecía estar ¿ebrio?

- Dios - comentó acercándose como un acechador.

- Cómo es posible que tú, satanás, estés ebrio

- Los humanos son ingeniosos con sus drogas y licores - satanás estaba parado frente a ella, tomó su mentón y observo esos ojos azules. Tan azules como el océano mismo, podías ver dentro de ellos las criaturas del océano.

La mirada de Satanás sobre ella hacía que su cuerpo se estremeciera. El calor de ambos incremento.

- ¿Sabes que es extremadamente sexy? - preguntó Satanás casi en un ronroneo.

Dios sólo negó con la cabeza, atónita. Su cuerpo jamás reacciona como quiere y se deja llevar por los juegos de satanás. La temperatura de la habitación bajo bastante. El aliento de ambos empezó a hacer vaho.

- Siempre me ha dado la manía de ver el vaho, es algo que se me hace extrañamente sexy - posó su rodilla en medio de las gorditas piernas de Dios y esta soltó un suspiro profundo - Más sexy saliendo de tu boca.

- Basta - Dios trataba de resistirse y no perder la cabeza ante los encantos de satanás, pero esos labios pintados de rojo y ese cuerpo curvo pero delgado movían algo dentro de ella.

- Tu cuerpo me dice lo contrario - se acercó y con sólo rozar sus labios en el cuello de Dios, hizo que de nuevo soltará un suspiro pesado casi volviéndose un gemido.

- Pe-pero el señor - dijo Dios tomando los hombros de Satanás alargando la distancia entre ellos.

- Al diablo el señor - y sin más la beso con necesidad, la respiración de ambos se había acelerado y era irregular.

Satanás al ser tan pálido enseguida el color subió a sus mejillas poniéndose rojas. Un barullo los hizo detenerse un momento.

- ¡Qué horror! - alguien gritó.

- Alguien debería pararlas, es desagradable - Dios corrió desde su asiento y miró a través de su ventana. Había un ángel y un demonio alrededor de un círculo, parecían ser atacadas.

- Espera un momento - Dios observó con más detenimiento y logró reconocer a la demonio dentro del círculo - ¿Acaso no es tu hija? - Dios bufó al recordar a esa jovencita, y comenzó a atar cabos - ¿La estas encubriendo de nuevo? - dijo molesta.

- No - Satanás sabía que Dios sólo buscaba pretextos para alejarse de nuevo - Sabes, me largo - camino hasta la salida de las oficinas - Ya me cansé de que seas tan miedosa y no sepas lo que quieres - y sin más desapareció, dejándola con un hueco en el pecho. Y enseguida salió a ver qué pasaba afuera.

Ale estaba asustada y no soltaba el brazo de Nath, todos comenzaron a insultarlas luego de ese controversial beso. Las lágrimas estaban a punto de salir de los ojos de Nath, ahora se sentía culpable de haber ocasionado el revuelo y ser una inminente amenaza al bienestar de Alejandra C.

- Son asquerosas - comentó un demonio escupiéndoles a ambas.

- Deberían irse a la tierra y jamás volver - ahora era un ángel.

- ¿Que rayos está pasando aquí? - Dios hizo acto de presencia.

La gente comenzó a irse y solo unos cuantos encararon a Dios. Los ojos de dios ya no eran azules. Habían perdido el color.

- Esas dos se estaban besando frente a todos - hizo cara de asco - Son repugnantes.

Dios volteo a ver a las acusadas, la hija de satanás y un ángel pálido. Se le derritió el corazón. Ella tenía un corazón demasiado grande, pero sabía lo que el señor pensaba de las relaciones entre ángeles y demonios.

- No permitiré que existan faltas de respeto tan grandes - Dios se llevó los dedos al puente de la nariz y suspiro. -Todos los presentes están castigados, y ustedes dos - señaló a ambas chicas - a mi oficina.

Ambas sólo asintieron y entraron al colegio.

- Una semana de labor social a todos y cada uno de ustedes, lavara y dejarán impecable toda la escuela - los fulmino con la mirada y nadie se atrevió a decir algo. Todos se alejaron y la escuela se quedó casi vacía.

****

- Perdóname.

- No es tu culpa - ale la miro y sonrió.

Se escucharon pasos acercándose. Parecía que corrían y entraron azotando la puerta de la dirección.

- ¡Ale! - era Isa y las demás chicas - ¿Estas bien?, perdón por dejarte sola, no pensé que fuera a pasar eso.

- Todo esta bien ahora... creo - ale volteo a ver a Nath, quien tenía la cabeza agachada mirando el suelo y con una de sus piernas temblando del nerviosismo - Nath, ella es mi mejor amiga.

- Mucho gusto - Levantó la cabeza y sonrió por un momento.

- ¿Por qué tanta formalidad? - pregunto Isa riendo - Llámame Isa - esta sonrió y se sentó a un lado de Ale.

- Chicas - Dios había llegado - Necesito hablar sólo con ustedes dos.

- Oh, si es verdad - Isa se levantó torpemente - Iré más tarde a tu casa - y se fue corriendo.

Dios suspiró.

- Saben ustedes por que están aquí - las miro - Saben que la guerra de hace mil años, apesar de que llegamos a la paz se sigue viendo mal una relación entre un ángel y un demonio, es por su misma seguridad, ustedes saben que muchos ángeles han muerto al criar a un híbrido, un ángel no podría controlar poderes de un demonio y viceversa - la voz de Dios era dulce - aún no se sabe con certeza de lo que es capas un híbrido, como se ve y como piensa - suspiró de nuevo - es demasiado peligroso.

- Lo entiendo - dijo Nath con resentimiento, ella misma sabía que era un híbrido - perdón por causarte molestias de nuevo - se levantó y se fue. Ale reaccionó después y siguió a Nath.

- ¡Hey! Espera - Ale casi corrió detrás de ella.

- ¡¿Que?! - la respuesta tan brusca la asustó.

- So-solo quiero hablar contigo - tomó valor y prosiguió - ¿Que fue eso del beso?

- Eso, un beso.

- ¿Significó algo?

- No - Nath tenía que alejarla, no quería lastimarla de nuevo. Merecía a alguien mejor.

- ¿Estas segura? - Ale tomó la mano de Nath y la hizo mirarla a los ojos.

- No - su voz tembló y bajo la mirada.

- ¿Que necesitas para estar segura? - tomó la otra mano y sonrió tan lindo como siempre.

- Esto... - y la volvió a besar, tomó sus mejillas y junto sus labios en un tierno beso - No fue solo un beso - pego su frente a la suya y cerró los ojos - tenemos que tener cuidado.

- No me importa correr el riesgo - y ale volvió a sonreír.

- ¿Nos vemos mañana? - preguntó Nath.

- Mañana ya tenía planes - lo pensó un momento - pero... - tenía una buena idea - ven a mi casa, invite a unas amigas para comer pizza, ver películas, escuchar música, etc.

- Vale, pero no quiero que me aborden con preguntas extrañas.

- Nos vemos mañana en el Limbo entonces - Ale sonrió y se despidió dándole un beso pequeño en sus labios.

¡Demonios Angel! (PFM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora