Utopía negra

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        Y entonces me hundió en sueños y esperanzas utópicas. Sus ojos negros, oscuros, pero con ese brillo tan peculiar, me lo daban todo, eran un abismo, pero llenaban mi ser.

        No podía ver otra cosa, lo eran todo y más, y sorprendentemente me observaban. Ya no podía ver nada, excepto sus ojos y ellos estaban fijos en los míos, en nada más.

        Cada uno un mar negro repleto de destellos danzantes, simples y hermosos, gritaban mientras él se mantenía en silencio.

        Estábamos hechos para contemplarnos por horas, o segundos... eternamente.

Cada pequeño instanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora