La vida es tan injusta con los humanos que hasta los recién nacidos que aún son tan inconscientes de lo que pasa a su alrededor, les toca una vida tan miserable que tan solo muy pocos tienen la suerte de tener algo a cual llamar hogar. Este es un libro donde habla de uno de esos casos, remontando a un mundo en transición, en la disputa entre una sociedad donde se priva el privilegio y una nueva sociedad de individuos, liberal en donde se pretende hacer valer el ascenso social por meditos. Es la época del asentamiento de las monarquías absolutas y el final de la guerra de los 30 años, donde se enfrentan católicos contra protestantes. Además es un periodo donde se tiene una visión pesimista de la vida debido a la gran crisis económica que se estaba viviendo. La sociedad es estática dividiéndose en estamentos a los que se pertenecía y en los que no se podía subir de categoría. El linaje en esta época era lo que distinguía por la vestimenta, puesto que está representaba si eras del campo, de donde provienes y en qué estatus social vivían.
Se podría decir que la familia en la cual nos basariamos sería de un estatus alto, aquel hombre viudo con un único hijo de corta edad tenía una valerosa reputación gracias al deporte artístico del patinaje sobre hielo, el era una de las figuras de patinadores que en las frías épocas daba comienzo a su patinaje, practicándolo y perfeccionando lo, demostrando la popularidad de esta como actividad recreativa. Pero algo negativo de esto, era su falta de presencia en su propia casa, sabía que su hijo era cuidado por su 'suegro'(por así decirlo) y que los cuidados que le daba al pequeño en su ausencia lo ayudaban, pero cuando iba a ver a su hijo el saber lo duro que es estar sin una madre lo llevo a la decisión de casarse por segunda vez.
Esta vez era por beneficio, aquella mujer con la que se casó estubo de acuerdo desde antes, y también lo hacía por sus dos hijas, aquella mujer era Lady Tremaine, viuda, proveniente de Francia al igual que sus dos hijas, Anastasia y Drizella Tremaine(apellido anterior). Lamentablemente aquel patinador fallece en circunstancias poco claras, dejando a su hijo en cuidado de Lady Plisetsky, después de la muerte de aquel valorado hombre la mujer muestra su lado oscuro hechando a Nikolai Plisetsky, abuelo y antes suegro, a la calle. Aquel hombre de tercera edad quiso tener la custodia total de su nieto, pero lo único que consiguió era tenerlo consigo una semana al mes, que al menos fue algo. La madrastra de Yuri Plisetsky (de quien nos estábamos refiriendo anteriormente) lo obligo a empezar a hacer las tareas del hogar, desde la limpieza hasta de cocinar se encargaba.
Y tal vez fue la costumbre pero ya nuestro niño había crecido, cruzaba los 15 años y tal belleza era la que se veía trabajar cada día como sirviente de su propio hogar, su cabello rubio largo hasta los hombros era tan fino como sus rasgos femeninos en su rostro aunque se distinguía que era un chico, aquellos ojos verde agua eran las tales joyas preciosas que cuando pestañaba uno podía contemplar aquellos diamantes, su personalidad era como la de un pequeño felino, atento, enojón, pero con muy buen corazón además que era mucho más educado que sus hermanastras, con su abuelo era la persona que en verdad solía ser todo lo contrario a cuando estaba en esa mansión donde mostraba su desagrado a aquellas tres mujeres que le hacían la vida imposible, su labor en ese lugar nunca fue de su desagrado pero tampoco era agradable aún que por lo menos podía atender a su abuelo y hacer las cosas por el.
Su hobbie no fue de mucha sorpresa puesto que había elegido patinaje sobre hielo, algo que sacó de su padre, y también estaba la gimnasia que sacó por otra parte por su madre que solo conoce mediante fotos y algunas que otras cosas que le contó su abuelo. Algo que le encantaba de estar con su abuelo Nikolai era cuando esté preparada sus famosos pirozhkis, era una delicia para el pero no podía hacerlo en aquella mansión ya que no le daba tiempo y sus hermanastras se quejaban de ese aperitivo como alimento para pobres.
Aunque sabía bien que esas hermanas le tenían envidia, pero también sabía que mientras estace al mando de aquella mujer de 55 años, su vida no cambiaría para bien o mal. Algo que no le había dicho a nadie eran dos cosas, la primera era algo tan íntimo que solo él y su abuelo sabían, por otra parte la segunda era un pensamiento suyo, un sueño que más bien era la expectativa de ser salvado o poder ser elegido por un noble de sangre azul, si un noble, el tenía bien en claro si orientación sexual desde hace mucho y no le avergonzaba, pero esto solo le digo a quien podría decirse su amigo de mismo nombre que él, aquel de rasgos asiáticos con la piel blanca, cabello corto plazo desordenado y de ojos marrones decorados con esas feas gafas de montura azul, era ese chico mucho más mayor que el pero este tenía aumento de peso que no se ocultaba del todo cuando usaba ropa holgada, quien lo culpaba si comía casi a diario un tazón con chuletas de cerdo que contenía 900 calorías, su nombre era Yuuri Katsuki de 24 años un patinador novato.
Ambos se conocieron cuando Yuri tenía 14 años y se podía decir que era como el profesor de Yuuri, ambos eran completamente distinto ya que uno era más amable e ingenuo a comparación del otro que era más enojón pero para nada ingenuo, pero a pesar de esto aún se mantenían juntos. Cuando cumplió sus 15 Yuuri le presento a un ruso de 27 años, cabello plateado y corto, tenía un flequillo en el lado izquierdo que tapaba ese lado de su rostro, de ojos azules claros y no admitiría que era muy guapo, su personalidad era extrovertida y cariñosa algo que demostró desde el primer día, se enteró que era un patinador profesional sobre hielo y que había ganado 5 veces consecutivas el título de campeón mundial, 5 premios Grand Prix y numerosos campeonatos europeos, que desde los 16 años es considerado una de las figuras más importantes del mundo del patinaje y que se volvió su profesor particular junto a Yuri, Viktor si que era una leyenda viva del patinaje sobre hielo.
Yuri no tiene otra opción que hacer caso a su madrastra y hermanastras pero quería estar con su abuelo el si lo trataba bien ademas que le gustaba cuando le hacia sus pirozhkis, pero no podía era obligado ha hacer cualquier tarea que le mandaban su madrastra y hermanastras. Pero después de todo no dejo el patinaje ya que desde muy pequeño aprendió asique cada vez que tenia la oportunidad iba a patinar en un centro pequeño de patinaje. Algo que era mencionar es que se había dado cuenta desde ya mucho tiempo atrás, era de como entre ambos se miraban, aquel sentimiento que el aún no experimentaba lo veía en los ojos de su entrenador y su amigo, no eran nada más que un patinador y su fiel sirviente pero se sabía de reojo que terminarían juntos.
Ya tenía con Yuuri dos años de amistad a comparación de Viktor que con el tenía solo un año de amistad, aunque aún no admitía que les agradaba y estaba agradecido con ellos por hacerle compañía sin dejarlo, aguantando sus comentarios y comportamientos, ambos sabiendo que así era su personalidad pero que no lo mostraba en aquella mansión que por desgracia era aquel lugar la cual Yuri llamaba 'Hogar'. Ahora con 16 años tenía doble apodo, uno era Yurio dado por Viktor que no quería que cuando fuera a llamar a su sirviente este también venga o a la inversa, por lo que solo le agrego una 'O' a su nombre, el otro fue dado por sus hermanastras en un desayuno cualquiera pero en este él tenía la cara sucia gracias a las cenizas de la chimenea que usaba para preparar algunas comidas, ellas al verlo mencionaron varios apodos pero una de ellas(Anastasia) por milagro pensó, dando a juntar algunas palabras para sacar el apodo que para ella fue una idea grandiosa, aquel apodo era Ceniciento que al menos no le desagradaba aunque preferiría a mil el sobre nombre que le había dado su abuelo Nikolai cuando tenía al rededor de 6 años, 'Yuratchka' le gustaba ese sobrenombre, le gustaba todo lo que su abuelo hacía por el, su abuelo era su amigo, su compañero y sobre todo su familia, no lo dejaría por nada del mundo y haría lo que fuese para que el estuviera orgulloso de el mismo, por eso acepto a Viktor como su entrenador ya que este vió potencial en el y agradecía mentalmente de haberse topado con el Katsukon.
Dejando esto de lado, un día cualquiera le mandaron ir a comprar algunos postres, lo cual tuvo que obedecer además que así compraba algunos ingredientes que faltaban en la cosina y se despejaba un poco, por el camino de encontró casualmente a Yuri quien también había sido mandado a comprar algunas que otras cosas, por el camino lleno de personas que como ellos compraban o se daban el lujo de hacer lo que quisiesen, algunos vendían y otros atendían, todo era desordenado en aquel lugar pero ambos ha estaban acostumbrados así que no le dieron tanta importancia, pero ese día el conde de la realeza acompañado de dos guardias dió un un momento para que le prestarán atención tanto a él como el anuncio que iba a dar departe del rey.
________________________________________________
Hey volví :'v, que milagro ¿No? y pues como se dieron cuenta le dí un cambio muy notorio a este libro que me decía a gritos que yo tuviera que editar está historia que se me ocurrió de un momento a otro, agradezco mucho a quienes votaron por la historia se que les gustó esa versión pero la que ahora estoy editando se que les gustará mucho más, así que sin más en la próxima edición les diré el porqué de mi desaparición. Nos vemos(。•̀ᴗ-)✧
ESTÁS LEYENDO
Ceniciento (Otayuri)
FantasyContaré la historia de Cenicienta en un mundo paralelo, creado por mi con una pareja homosexual, si no les gusta este tipo de contenido pueden pasar a leer otro, no criticar este género. →Yuri on Ice: Yuri Plisetsky & Otabek Altin →Contiene OoC y AU...