Te Encontrare

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La adrenalina corría por sus venas, la ansiedad lo carcomía y la sola idea de no llegar era una tortura, pero al fin lograron llegar justo a tiempo para que todo volviera a la normalidad, los animales fueron a algún lugar mientras que Yuri miraba desde lejos como es que la calabaza que hace solo unos minutos era una hermosa carroza, era aplastada por los caballos montados por la guardia real, lo habían estado persiguiendo y con las justas pudo liberarse de todos esos guardias, estaba dispuesto a irse pero notó que en sus brazos aún llevaba aquella patineta de cristal que no desapareció y que por lo menos tampoco se le cayó cuando pudo zafarse de aquel muchacho que no quería salirse de su mente, no evitó sonrojarse cuando casi sus labios se iban a juntar, sonrió mirando al cielo que estaba decorado con aquella luna tan brillante, recordó firmemente a aquella mujer que le dió la oportunidad de conocerlo y poder conocer lo que era volver a ser libre, y aunque talvez ya no la viera quería agradecerle, aún más cuando se dió cuenta de quién en verdad era.

Muchas gracias, gracias por esta oportunidad... mamá

Y sin más, fue de vuelta a pie a aquella mansión dándose prisa antes de que llegara su madrastra y hermanastras, fue a su alcoba que quedaba en la torre de la casa cambiando de aquellos harapos a la ropa habitual que siempre usaba, y lo último que hizo fue esconder muy bien esa patineta para que nadie la encontrara.

En el siguiente día por la tarde fue mandado a comprar nuevamente algunos postres, que según su madrastra era para subirle el ánimo a Anastasia y Drizella, quiénes estaban decepcionadas por no haber hecho que el príncipe las escogiera a ellas en vez de aquella desconocida chica con traje de hombre, Yuri en verdad quería decirles en su cara que en realidad esa misteriosa patinadora que cautivó el corazón del príncipe fue él, pero se quedó con las ganas y haciendo muy bien el papel de ser el de siempre para que ni siquiera su madrastra sospechase de el. Al llegar escuchó nuevamente aquella trompeta haciendo que voltear a ver nuevamente a aquel conde real parado en el taburete pidiendo la atención de todos los presentes.

¡Atención!¡Atención!¡Desde hoy se hará la búsqueda de aquella persona escojida por el príncipe!¡Aquella persona que le quede la patineta de cristal será quién se casé con el príncipe!¡Las tropas ya estarán pasando por sus casas desde!¡Ahora!

Esa última palabra hiso una pequeña estampida de personas corriendo a sus casas para dar la noticia y esperar ansiosos por la llegada de las tropas, mientras la gente corría a empujones, Yuri se había quedado ahí parado sin poder evitar sonreír con nostalgia y felicidad aquel príncipe lo estaba buscando y está vez no dejaría que nuevamente su vida sea tomada por aquellas tres mujeres. Corriendo fue a esa mansión después de haber comprado lo que le había mandado, lo cual fue un tanto difícil pero al menos lo logro, y le dió la noticia a sus hermanastras quienes fueron con la felicidad nuevamente en ellas a contárselo a su madre quien también lo tomó como la nueva oportunidad de que el príncipe se fije en una de sus torpes hijas.

La búsqueda estaba dándose muy rápidamente, puesto que solo le hacían ponerse la zapatilla a aquellas personas casaderas jóvenes, pero no contaban que la patineta se negaba a que alguien más que su respectivo dueño le quedase haciendo creer a los guardias que a quienes no les quedaba era porque simplemente tenían el pie pequeño o grande, cada vez más se acercaban a la mansión pero al estar anocheciendo, dejaron la búsqueda hasta el siguiente día por la mañana, tiempo suficiente para que las hermanas pudieran estar presentables pensando firmemente que a una de ellas le quedaría la zapatilla, por otro lado Yuri mostró 'indiferencia' aún quería actuar como alguien que no le interesaba eso a pesar que por dentro se sentía emocionado, pero no pensaba en arreglarse quería que todos vieran lo que realmente era y lo que le habían estado haciendo todos estos años en aquella mansión.

Ceniciento (Otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora