▪️Just for garbage▪️

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La lluvia golpeaba el suelo con fuerza. Tal era la furia de esa tormenta nocturna que, gota a gota, estaba desgastando más aquellos escombros que alguna vez, formaron un hogar digno, no como ahora.

El charco que se había formado se iba abriendo camino a través de las piedras hasta empapar la manta que cubría a la niña que allí se refugiada. El único sonido más alto que la lluvia eran los gadeos y llantos que la niña producía aún estando dormida.

Mientras, su mente le jugaba una mala pasada con otra pesadilla, como si no tuviese suficiente con la cruda realidad su cruel pasado se veía reflejado en sus sueños.

Despertó agitada, aún tiritando, tras revivir aquel incidente provocado, aquella explosión que le arrebató todo, comenzando por su padre y acabando con su sonrisa, absolutamente todo.

Se puso en pie lentamente, sus débiles piernas lo le permitían más. Miró como el agua la rodeaba y entendió que ahora debería buscar un lugar nuevo. Con suerte esto sucedería antes de coger una pulmonía bajo la lluvia, que era lo que le esperaba si se quedaba donde estaba, eso era seguro.

Si algo había aprendido era que para ganar debía arriesgar, y este era un buen ejemplo, prefería arriesgarse y salir a bruscar un mejor lugar. Y así hizo

Aún estando medio dormida trató de tomar aquella enorme manta en peso pero pesaba demasiado debido a la cantidad de agua que había absorbido

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Aún estando medio dormida trató de tomar aquella enorme manta en peso pero pesaba demasiado debido a la cantidad de agua que había absorbido. Algo asustada y cansada caminó por aquellos escombros con sus pies descalzos, sabía que por aquella zona no había nada más que lo que ella llamó hogar por unas semanas así que se dirigió a la ciudad en pleno silencio.

Al llegar las calles estaban vacías, ahora no parecía un escenario post-apocaliptico, esa zona no se había visto apenas afectada por la guerra, al menos no visualmente ya que el hambre y la falta de dinero que allí se daba era suficiente como para que nadie se preocuparse por una niña que estaba sola, es más, era un motivo por el cual podrían tratar de aprovecharse de ella, es por eso que había estado evitando la ciudad durante este tiempo, pero ya no había opción alguna.

En cuanto vio la oportunidad se adentró en un callejón que parecía estar protegido de la lluvia, razón de más para que la obvia razón de que había más gente aprovechándose de eso se hiciera un hecho.

Al fondo un hombre parecía dormir dentro de un pequeño fuerte de cajas de cartón cuyo techo estaba seco debido a que el tejado de un edificio cercano impedía que el agua llegase a entrar. Ignorando esto, Catherine, se dirigió a un enorme cubo de basura donde habían apoyadas varias cajas de cartón plegadas y se dispuso a coger una.

—Hey tu —La voz ronca del vagabundo la asustó hasta tal punto que su respiración se entrecortó— Te estoy hablando, niña.

—¿S.. Si? —dijo de forma casi inentendible debido al sobresalto y al frio que la hacía tiritar.

—Ni se te ocurra tocar eso, es mio ¿entendido? —respondió él amenazante.

—Pero no las estás usando —reprochó la niña— y solo pensaba tomar una, no tengo donde pasar la noche.

—Me importa una mierda, mocosa. Vete por donde has venido antes de que cabree más —ordenó el hombre incorporándose y mirándola a los ojos con el ceño fruncido.

Ante ese egoísmo la niña empezó a pensar que estaba realmente más sola de lo que creía y sabiendo que si ella no hacía nada, nadie haría nada por ella, decidió irse por donde había venido, pero con la caja.

Eso despertó la furia del canoso y la persiguió con todas sus fuerzas. Cada vez se impacientaba más y sus ganas de golpearla aumentaban, por otro lado la niña corrió lo más rápido que pudo pisando fuerte con sus desnudos pies en busca de un escondite.

Al poco tiempo fue alcanzada y para detener su marcha, el vagabundo pisó con malicia el tobillo de la pelinegra haciendo que esta cayera al suelo entre gritos de dolor. La caja acabó lejos, a la merced de la lluvia y ella fue golpeada hasta el cansancio.

Un puñetazo en el ojo izquierdo, otro en la boca, una patada en la espalda más no se protegía pues estaba todo el tiempo cubriendo la misma zona, su bolsillo derecho, donde guardaba el poco dinero que había encontrado, sabía que si le golpeaba ahí y el dinero sonaba encima le robaría, así que soportó los golpes.

Tras unos minutos que parecieron horas, él se fue y ella se quedó inmóvil en el suelo durante el resto de la noche notando como la sangre derramada por su labio y nariz.

Y todo por una caja de cartón mojada.

The beginning of the end |°Genji x Reader|° primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora