1. En las nubes.

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Mientras esperaba a que llegase el metro no dejaba de pensar en lo que ocurrió hace dos meses, "el retiro" o "la misión" que nos encomendó el Señor Stark. Aún no dejaba de preguntarme cuando nos llamarían, pero de momento Peter y yo nos encargábamos de lo que sucedía por Queens, aunque ambos quisiéramos más.

Desde lejos pude ver como Parker se acercaba corriendo.

-¿Todavía no ha llegado?-preguntó refiriéndose al metro, mientras recuperaba el aliento.

-Si hubiese llegado no estaría aquí Pedrito-le contesté sonriendo con picardía.

El puso los ojos en blanco. Peter y yo nos conocimos gracias al Señor Stark, aunque íbamos al mismo instituto nunca habíamos hablado.

-¿Te han llamado?-preguntó como todos los días.

-No-suspiré.

-A mi tampoco-dijo deprimido.

Todavía puedo recordar con exactitud aquel momento en el que me revelaron la identidad del arácnido nunca pensé que podría ser él, pero después de conocerlo más me di cuenta de que nadie más podría llevar a cabo su papel.

.        .        .

No me podía creer que hubiera vuelto a ocurrir. Tyler seguro que me mata cuando se entere que he vuelto a perder una mochila, menos mal que mis cosas decidí dejarlas en la taquilla, todo esto por ir patrullando una calles que como mucho sufren algún que otro atraco que es compensado con algún dulce.

Mi vida de "heroína" es completamente ajena a la de Tyler y espero que siga siendo así, pues mucho tiene que tener bajo control después de aquel maldito accidente, ya que inmediatamente después de eso dejó de ser mi hermano mayor a mi padre. Y aunque yo le insistiera que él no tenía que ocuparse de todo por tener unos cuantos años más que yo, no dejaba que me involucrara en cuanto al tema de la casa y el dinero para mantenernos o lo menos posible.

En cuanto al tema de mis poderes es un tema del que he preferido nunca hablar, mucho es que me atreva a pensar en aquel suceso.

- ¡Ya he vuelto!-anuncié cuando abrí la puerta de nuestro apartamento, encontrando a mi hermano dormido en el sofá agotado de trabajar. En ese momento decidí no contarle lo de la mochila y tratar de buscar yo una solución al respecto. Con cautela me acerqué a él y le di un beso en la frente para después cubrirle con una manta.

Dentro de una hora era mi turno en la cafetería que hay frente a nuestro portal, así que tenía que poner en orden mi habitación que sola se desordena y ponerme el uniforme. Obviamente tengo un trabajo a tiempo parcial para que mi hermano no sufra todo el peso que conlleva llevarnos adelante, aunque a él no le hace gracia, pues según él, quiere que tenga la juventud que él nunca tendrá, pero trato de que la tenga al igual que yo.

Entré en mi habitación cabizbaja pensando en mil cosas, pero al alzar la vista casi me da un infarto. Sentado en mi cama había un hombre que no me dio tiempo a reconocer, pues del susto instantáneamente iba a gritar, pero alguien me tapó la boca a mis espaldas y cerró la puerta de mi cuarto silenciosamente.

-No venimos a hacerte daño.-confesó aquel hombre rápidamente en voz baja.-Soy Tony Stark y vengo a ofrecerte algo que tal vez te pueda interesar.

Poco a poco la mano que cubría mi boca se apartó, pero aún así seguía sin poder hablar, estaba en shock. Tenía a Tony Stark frente a mi en mi habitación. Sin saber qué decir me voltee para descubrir quien se encontraba detrás de mi y era aquel chico que también solía patrullar por Queens, creo que era Spiderboy o algo así, pero seguía ocultando su rostro.

Eres Diferente | Peter Parker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora