Cosas de hermanos 3

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Jorge
- Venga, pásame la pelota.- dice Emma. Hago caso a mi hermana y le paso la pelota con el pie. Ella la coge y tira a la portería. La pelota entra perfecta.
- Vaya, estás mejorando mucho.- le digo y pongo la mano en alto, para chocar los cinco con ella.
En cambio, Emma desvía la mano y me da en todo el careto.
- Eres taaaaaaan graciosa.- digo con sarcasmo, mientras ella ríe.
Entonces, escuchamos un estruendo proveniente de casa. Es como un ruido metálico chocando contra carne humana. Y luego, un grito. Emma y yo nos miramos desconcertados y asustados a la vez. Nos acercamos a la puerta de casa. Otro golpe. Le sigue otro grito. Me paralizo por un momento. Emma se acerca y abre la puerta. Nada más entrar, nos encontramos con Marina y Oliver subiendo las escaleras del recibidor, que dan a la planta de arriba. Bueno "subiendo las escaleras"... En fin, que se dirijían a la planta de arriba.
- ¿Qué pasa?- no me pude resistir a preguntar.
Marina se gira y se pone el dedo índice en los labios, indicando silencio. Entonces señala a Emma y la indica que suba, y haga lo que sabe hacer. Ella asiente y al segundo siguiente no está. Como es más ágil que un gato, no oímos como sube las escaleras, pero supuse que a los diez segundos que ya estaba arriba. Suspiro. Aún no estoy acostumbrado a esto. Dos años con los poderes y me sigue asustando ver a mi hermana volverse invisible.

Emma
Subo las escaleras con sumo cuidado. Llego a la planta de arriba y giro a la derecha. Con mi posición de gato, entro en la primera habitación a la derecha. Ahí me encuentro a Hugo e Isaac. Los dos están apoyados a una pared totalmente en silencio. Me vuelvo normal con cuidado. Ellos se sobresalta un poco.
- ¿Qué pasa?- susurro.
- Alguien ha entrado en casa.- me dice Isaac.
Arrugo la nariz ¿Que ha entrado qué?
- Voy a ir a ver que pasa. Isaac, tú vuelve abajo. Hugo, conmigo.- digo señalándoles con el dedo y me vuelvo otra vez invisible.
Isaac desaparece a los pocos segundos y Hugo se pone detrás mía. Me asomo a la segunda y última habitación que hay en la casa. Veo ahí a un hombre apoyado a la pared. Tendrá unos treinta y cinco años, está delgaducho y una barba de varios días. Me dirijo a mi hermano pequeño y le indico con señas que vaya él primero, mientras yo me pongo detrás del hombre. Él asiente y entra en la habitación.  Lo sigo y me pongo al lado del sujeto.

Marina
Estamos todos en la escalera, impacientes. Isaac ya está con nosotros. Se puede cortar la tensión con un hilo. Oigo una voz ronca hablar. Ya está, no puedo más. Vuelo hasta la planta de arriba y voy hasta la última habitación. Me encuentro a Hugo acorralado telequinéticmente a un hombre contra la pared y supongo que Emma está ayudando también. Entro a la habitación. Veo como Isaac aparece de repente y Jorge viene corriendo. Oliver aparece andando por las paredes hasta la habitación. El hombre nos mira a todos.
- ¿Quién eres?- dice Jorge firmemente.
- No voy a revelar mi identidad.- responde él.
- ¿Qué haces aquí?- pregunta, Isaac esta vez.
- No voy a decíroslo.- responde él otra vez.
- ¿Por qué no?- inquiere Oliver desde arriba.
-¿Dónde conseguisteis los poderes?
Esa pregunta nos viene desprevenida. Todos nos miramos, impresionados. 
- No me lo vaís a decir ¿Verdad?- dice él, y suelta una risa sarcástica.
- ¿Que quién eres?- insisto yo, con los dientes apretados.
- ¿De dónde habéis conseguido los poderes?- ruge él.
Vale, se acabó. Veo que lo único que lleva el hombre encima (que nos interese) es una riñonera negra. Emma debe de haberse percatado a lo que estoy mirando, ya que a los pocos segundos puedo apreciar que la riñonera se cae de las caderas del intruso. Actuó con agilidad. Antes de que el hombre pudiese darse cuenta, cojo la riñonera del suelo y se la paso rápidamente a Jorge. Este sale corriendo escaleras abajo e Isaac se teletransporta con él. Yo cojo a Emma de la mano y la pido que se vaya con ellos sin hacer ruido. Hace caso, y a los dos segundos ya está fuera. Me cojo a Hugo y vuelo con él por el pasillo, asegurándome que Oliver nos sigue. Sí, nos sigue, y super rápido además. Al hombre no le da tiempo a reaccionar. Todos estamos ya afuera.  Me acerco a mis hermanos. Todos están puestos en círculo y admiran el contenido de la riñonera. -¿Qué hay dentro?- pregunto, una vez he llegado hasta ellos.
Me enseñan todo. Un paquete grande lleno de billetes, unas llaves, un paquete de pastillas y un móvil. Cojo este último y lo enciendo. Para mi suerte, no tiene contraseña. Lo desbloqueo y empiezo a investigar lo que tiene. Entro en contactos. Veo varios números asignados, pero el que más me llama la atención es el de Jefa. Llamo. Al tercer pitido la tal jefa responde a mi llamada.
- ¿Enrique?- empieza a decir.- Supongo que me llamas para avisarme de que tienes a los niños.
No contesto.
-¿Enrique? ¿Estás ahí?- la voz aguda de la mujer me quita de mis pensamientos.- Bueno, da igual. Cuando los tengas los llevas al laboratorio y que ahí les hagan las pruebas para extraerles los poderes.-  me quedo helada ¿Qué?- ¿Enrique?
Cuelgo. Entendido, tenemos que irnos. Nos llevaremos todo el contenido de la riñonera. Dejaremos al tal Enrique aquí encerrado. Al menos estará retenido por lo menos dos horas. Dejo el móvil con cuidado dentro de la riñonera y examinó las pastillas. Son veneno. Un escalofrío recorre toda mi espalda.
-¿Qué pasa?- preguntó Isaac.
No me había dado cuenta de que ellos me estaban mirando.
- Nos tenemos que ir.- digo, sin muchos rodeos.- Nos han estado persiguiendo para hacer experimentos con nuestros poderes.- digo
Todos se miran preocupados. Oliver empieza a llorar. Le cojo en brazos y le empiezo a consolar.
- No pasa nada, nos iremos a casa de la prima Bea.- la idea se me acaba de ocurrir.- Nos ospedaremos ahí. Como ellos también tienen poderes no hay problema.
-¿Y que hacemos con ese hombre?
- Dejaremos a Enrique aquí.- digo sin más.- Venga, vamos.

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