María 😏

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Era su primer dia en la gran ciudad y estaba increiblemente asustada, aunque también emocionada. Realmente tenía muchas expectativas a pesar de evitar idealizar a sus compañeros de piso. Seguro que eran increíbles. Salió del taxi con una sonrisa pintada en sus labios mientras repasaba mentalmente si llevaba todo en su maleta. Aun le quedaban cajas en su casa pero tendría que coger otro vuelo para traerse todo.
La diferencia con respecto a su pequeño pueblecito a las afueras de Italia era palpable, el ruido inundaba los rincones y el cielo se veía más gris; gente de todas las edades corría de un lado a otro y los coches superaban en número a los transeúntes
Buscó el portal indicado y atravesó el denso grupo de turistas que acababa de bajarse de un autobús.

Perdón, paso, disculpen
un señor que salía de la cafetería de al lado atravesaba el grupo a mi lado y fue tarde cuando se dió cuenta de que su café no llevaba tapa. Ni la enorme mancha en mi camisa le iba a fastidiar el día. Siguió empujando y logró llegar al portal justo antes de que un vecino cerrase la puerta en sus narices porque "no le sonaba que viviese allí".
Vale, el centro no era tal y como lo pintaban.
Con un suspiro para no perder la calma, llamó a uno de sus compañeras.

¿Lu? Hola, soy María. Estoy ya abajo  le dijo esperando a que le abriese

Genial, ahora mismo no estoy en casa pero... espera que les aviso

En menos de un minuto ya le habían abierto. Tenía un nudo en el pecho mientras subía en el ascensor hasta el quinto piso. Llamó al timbre esperando con los ojos cerrados e intentado disimular el temblor de sus manos. La puerta se abrió y contuvo el aliento.

¡Hola! Tú debes de ser María saludó una chica con una sonrisa tan dulce que no pudo evitar devolverla  Soy Farah, encantada, ahora te presento a las demás espera. ¡¡LISS!! ¡¡NEKOO!! YA HA LLEGADO

Mientras esperábamos a que apareciesen las demás, me ayudó con mis pertenencias

No te preocupes, parece mucha gente pero el piso es enorme le tranquilizó Farah

Si que lo es contestó ella aturdida por el tamaño

¡Asi que tú eres nuestra nueva lechuga! Soy Liss, la sabia de la casa, 26 años, mis bragas son...  se separó la cinturilla del pantalón y sonrió  Grises

Hola soy Noa, pero llámame Neko. Tengo 21, aunque no lo parezca. Ven te enseñaremos la casa saludó la otra chica, un poco más normal que la tal Liss.

Soy María, tengo 24 y... bragas azules creo miró a Liss con una sonrisa.
En cuanto se presentó, la puerta se abrió y Lu hizo su aparición con un montón de bolsas de comida muy poco sana pero que olía de miedo.

¿Qué hay, Mer? Cuanto tiempo dijo con una sonrisa antes de ir a abrazarla.
Se habían conocido hacia un año cuando la chica de 22 años habia ido a Italia a hacer un intercambio, y le devolvió el favor cuando dijo que necesitaba un piso.

Y el resto de la tarde fue todo planear una escapada a las afueras por el cumpleaños de Farah, que haría 22 en unos días, hablar de música, bailar y hacer el idiota como si se conociesen de toda la vida. Incluso quedaron en ir a un concierto las cinco juntas. La bienvenida fue tan cálida que la chica nueva se sintió como en casa, nunca mejor dicho. Sin duda, esta nueva etapa de sus vidas sería épica.

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