Capítulo 1: Ascuas.

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Deku pasó a la UA...

¡Pum! Primer puñetazo a la pared.

Deku me ganó en un combate...

¡Pum! Segundo puñetazo a la pared.

Deku aprendió a controlar su particularidad...

¡Pum! ¡Pum! Tercer y cuarto puñetazo a la pared.

Deku intentó salvarme de la liga de villanos y al final lo consiguió... ¡ugh!

¡Pum! Quinto puñetazo a la pared.

Deku consiguió una licencia de héroes provisional y yo no... ¡UGHHH!

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Sexto, séptimo y octavo puñetazo a la pared.

Deku se volvió fuerte y ahora está casi en el mismo nivel que yo...¡AAGHH! ¿¡Cómo es eso posible?! ¡AAAAGH!

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pu-

-¡¡KATSUKI BAKUGOU!! –Gritó la madre del rubio mientras abría la puerta de golpe-. ¡¿Se puede saber qué diablos estás haciendo?! ¡Nos vas a romper la casa al final!

-¿Eh? –Se giró el llamado Katsuki con los nudillos ensangrentados-. ¡¡Sólo necesitaba desahogarme!! ¡La casa no se va a caer, vieja!

En un rápido movimiento la madre se acercó a Katsuki, le dio una colleja y le cogió por la oreja para acto seguido, arrastrarle fuera de la habitación.

-Anda vete ahora mismo a la escuela antes de que yo me enfade y sí que tenga que desahogarme – gruñó mientras le lanzaba la mochila a su ofuscado hijo y le cerraba la puerta de entrada en las narices-. ¡Y NO ME VUELVAS A LLAMAR VIEJA!

-Tch, otro día más en casa Bakugou... -susurró el rubio mientras caminaba en dirección a su escuela.

El camino se le hizo bastante corto al estar pensando todo el rato en estos últimos meses. En especial en todo lo relacionado con el joven Deku y como éste estaba a un paso de superarle... Todavía no podía creerlo. No le cabía en la cabeza algo semejante. El llamado Deku no había tenido particularidad, nunca la había tenido, se suponía que no la tenía. Pero sin embargo allí estaba. En la escuela más prestigiosa para héroes del país. Todo ello sacaba de quicio a Katsuki, quien no soportaba la idea de que alguien fuese mejor que él, y menos aún Deku. Le odiaba tanto... Pero, ¿le odiaba en realidad por las razones que él creía?

-Hey Bakugou, ¿estás bien? Te veo un poco... Esto... Molesto.

-¿Aagh? –Gruñó Katsuki al ver a Kirishima, sujetándole la puerta para entrar a la clase-. ¡NO! No pasa nada. Y ahora si me dejas quiero pasar a la clase, estúpido pelopincho –escupió a la vez que cerraba de un portazo la puerta y empujaba a Kirishima dentro del aula.

-No sé ni para qué pregunto –refunfuñó el pelirrojo.

-Vale, callaos ya y dejad de montar jaleo. Eso va por ti Bakugou –señaló Aizawa-sensei con una mirada amenazante a lo que Bakugou calló de golpe-. Vamos a comenzar las clases así que sacad vuestros libros.

Aquel día pasó bastante rápido. Después de lo que sucedió con All Might y con las licencias provisionales todo estaba bastante agitado por allí. Habían dejado un poco a parte las clases teóricas, por lo que los jóvenes héroes se centraban en practicar y entrenarse físicamente. Esto es lo que mejor le venía a Bakugou, puesto que así veía cómo iban sus otros compañeros y se comparaba con ellos... Además así podía observar a Izuku detenidamente... Había estado pendiente del peliverde desde la caída de All Might, y a medida que pasaba el tiempo, los sentimientos del rubio se revolvían cada vez más.

-¿Te vas a casa ahora, Bakugou? –preguntó Kaminari, sacando de su ensimismamiento al rubio platino.

-Hum, supongo, ¿por qué preguntas? ¿No venís o qué?

-La verdad es que pensábamos pasarnos por el centro para comprar algunas cosas –respondió Kirishima quien apareció por detrás de Kaminari.

-Nadie me había dicho nada al respecto.

-Ya bueno –empezó Sero-. Es que verás... Hemos quedado también con Izuku, Uraraka, Iida y el resto... Y como viene Midoriya, creímos que no querrías venir y por eso no te preguntamos.

-Ah ya veo –gruñó Bakugou intentando ocultar su enfado-. Entonces iros con esos estúpidos frikis si eso es lo que queréis, yo me voy a casa.

Kaminari, Kirishima y Sero se quedaron mirando con preocupación a Bakugou mientras éste caminaba con paso firme en dirección a su casa.

-Estúpido Deku ¡aagh! –gritó Katsuki mientras daba patadas a un cubo de basura-. ¿Por qué siempre tienes que ser tú el causante de todo? ¡¡AAAGH!!

El enfado del rubio fue en aumento a medida que caminaba. Cada paso que daba le asfixiaba más aún. No podía ir a casa. Tenía que liberar su rabia de alguna manera. Una rabia que no sabía muy bien de dónde venía, pero que si sabía cómo expulsar.

Corrió y corrió tan rápido como sus piernas le permitieron. No tenía muy claro a dónde iba. Su mente estaba bastante nublada, no podía pensar con claridad. Siguió corriendo hasta llegar al río más cercano y bajó estrepitosamente la cuesta que daba a la orilla. Tiró su mochila lo más lejos que pudo y siguió corriendo hasta dónde se encontraba el puente. Allí, comenzó a dar patadas y puñetazos a la estructura de piedra y cemento. La adrenalina hacía que no sintiese el más mínimo dolor a pesar de las heridas que comenzaban a formarse de nuevo en sus nudillos maltrechos.

-¡AAAAAAGHHHHHH! –gritaba y gritaba el rubio sin parar.

Después de unos minutos, los puñetazos y patadas no fueron suficiente para liberar toda la ira acumulada en su interior, con lo que, a pesar de que casi ni sentía las manos ni las piernas, reunió las fuerzas necesarias para crear una de las explosiones más grandes que sabía hacer. Al ser una zona dónde la gente no solía pasar, nadie oyó el gran estruendo que provocó Bakugou, ni lo que sucedió a continuación. El puente que ya de por sí estaba en malas condiciones, comenzó a derrumbarse.

Cegado por la ira, Bakugou no lo había podido prever y a pesar de sus grandes reflejos, no pudo evitar que las rocas le golpearan y sepultaran parte de su cuerpo. No podía mover ni su pierna derecha ni su brazo derecho, los cuales estaban atrapados debajo de las piedras. Su cuerpo dolía como no lo había hecho nunca. No le quedaban fuerzas ni para poder mover el resto de su cuerpo. Intentó gritar y pedir ayuda muy a su pesar, pero la voz no le salía. Estaba paralizado. No sabía qué hacer. No le quedaban fuerzas para nada. Poco a poco notaba como iba perdiendo la consciencia y no podía evitarlo.

¿En serio voy a morir aquí todo por culpa del dichoso Deku?

Se preguntaba Bakugou mientras intentaba contener las lágrimas.

En un último esfuerzo, antes de terminar de desmayarse, el rubio ladeó la cabeza al escuchar un ruido proveniente de lo alto de la cuesta. Si hubiera tenido algo más de fuerza, hubiera gruñido con superioridad al divisar a Todoroki corriendo hacia dónde él estaba, pero lamentablemente, perdió la consciencia antes de que pudiera hacer nada. 

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