Capítulo 3: Chispa.

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-KATSUKI BAKUGOU, ¿ME PUEDES EXPLICAR DÓNDE NARICES TE HABÍAS METIDO Y POR QUÉ DIABLOS VIENES A CASA CON UN ESGUINCE EN EL TOBILLO Y UN CORTE EN LA CABEZA?

Preguntó la madre del rubio intentando no tirarle de los pelos a su hijo.

-¿Y A TI QUÉ TE IMPORTA? EL CASO ES QUE ESTOY EN CASA Y ESTOY BIEN.

-SI A BIEN LO LLAMAS EL VENIR EN MULETAS, CON LA CABEZA VENDADA Y CON MORATONES POR TODO EL CUERPO, ENTONCES SÍ, ESTÁS PERFECTO.

Bakugou desvió la mirada y chasqueó la lengua. No quería discutir con su madre. Después de todo lo que había pasado, lo único que quería era descansar y no volver a pensar jamás.

-Está bien, lo siento. Sé que soy muy irresponsable y que debería tener más consciencia de mis actos y bla bla blá... -se calmó Katsuki-. Pero en serio que estoy bien. Sólo me peleé con un tipo y acabé con estas heridas... Lo único que necesito hoy, es descansar. Ya mañana iré a ver a Recovery Girl en la escuela. No tienes de qué preocuparte –intentó tranquilizar a su madre.

-Ay Katsuki... Mira que siempre intento que no te metas en peleas y que seas más responsable... -le reprochó a su hijo mientras le cogía la cara con las dos manos-. Al menos paraste de gritar y no seguiste discutiendo... Y solo por eso, dejaré que te vayas...

Katsuki se encaminó hacia su habitación mientras su madre le gritaba desde el salón:

-¡¡PERO NO CREAS QUE TE VAS A LIBRAR!! YA PENSARÉ TU CASTIGO.

Cómo si lo fueses a recordar...

Pensó Bakugou hijo para sus dentros.

Ya en su habitación, cerró la puerta, tiró las muletas a un lado, puso el primer disco que pilló en su reproductor de música y se tumbó en la cama mientras se cubría la cara.

No le quedaban lágrimas para llorar aunque tampoco pensaba hacerlo. No era un bebé llorón como Deku... ¡Ay, el dichoso Deku! ¡Siempre encontraba la manera de colarse entre sus pensamientos! Cómo lo detestaba. Bueno... A él no. Más bien detestaba sus sentimientos hacia él. Aquellos con los que tenía que lidiar día a día sin poder hacer nada...

Todo es tan confuso y complicado... ¿Por qué diablos me pasa esto a mí? Yo sólo quiero volverme fuerte. No necesito nada ni a nadie... ¿O tal vez sí?

Un recuerdo de cuando eran pequeños se deslizó en los pensamientos del rubio. En el recuerdo estaban él e Izuku caminando por la calle; entonces, Midoriya se giraba hacia Bakugou y le decía: "¡Eres tan genial, Kacchan!"

¡¡AGH!! FUERA DE MI CABEZA, FRIKI.

Después de aquel recuerdo, algunos más le sucedieron. Todos con el pequeño Midoriya de protagonista.

¡¡¡TE HE DICHO QUE SALGAS DE MI CABEZA!!!

Bakugou se dio la vuelta y apretó la almohada contra su cabeza. No quería pensar más. Sólo quería dormir. No quería pensar en nada... En... Nada... Quería... Dormir... Entonces sus ojos comenzaron a cerrarse pesadamente y, sin poder evitarlo, se imaginó al joven peliverde sonriendo, antes de caer profundamente dormido.

A la mañana siguiente, Bakugou se levantó a toda prisa, desayunó y se dirigió a la escuela. Ya allí, fue a ver a Recovery Girl, quien le sanó los moratones, le recompuso el tobillo y le curó el profundo corte de su frente. El resto del día fue bastante normal. Clases, prácticas y finalización de las clases. Nada interesante. Un día más en la UA.

Y así, transcurrió una semana en aquel mundo de héroes.

Con respecto al peliverde, Bakugou quería dejar de pensar en él, pero su cabeza no le acompañaba en aquella decisión. A cada oportunidad que tenía, observaba detenidamente a Izuku. Algunas veces, Deku pillaba a Katsuki mirándole, aunque éste, tan sólo tenía que disimular gritándole e insultándole, como siempre había hecho. Sin embargo, algo que ni Bakugou podía negar, era que sus sentimientos habían aumentado considerablemente desde que habló con Todoroki hacía una semana. Seguramente se debiera a que de alguna forma, al ver que el híbrido no se lo tomó tan a mal, la esperanza de que Deku le aceptase había renacido.

-Bakugou. ¿Podemos hablar? –preguntó Todoroki al rubio mientras hacía un gesto con la cabeza hacia un aula vacía.

Acababan de finalizar las clases de ese día y todos los alumnos se dirigían a la salida del centro para poder irse a sus respectivas casas. Bakugou, por su parte, estaba como siempre con su grupo de amigos: Kirishima, Jirou, Mina, Sero y Kaminari.

-Hum, vale. Pero espero que no me hagas perder el tiempo, bastardo –refunfuñó el rubio mientras se temía lo que el híbrido pensaba decirle.

Bakugou se despidió de Kirishima y el resto y se dirigió al aula que le indicó Todoroki.

-¿Todoroki y Bakugou? ¿Qué es esto, el fin del mundo? –formuló Denki completamente sorprendido.

-¡Sólo queda que nieve y que se produzca algún tipo de eclipse! –rió Sero al mismo tiempo que reanudaba la marcha con Kirishima, Jirou, Denki y Mina.

-Bueno, ¿qué es lo que quieres? –preguntó Bakugou obviamente molesto.

La sala donde se encontraban era un aula que ya no se utilizaba, con lo que las mesas y las sillas estaban apiladas en la zona de atrás. Todoroki, al entrar después de Bakugou, entornó cuidadosamente la puerta y se colocó frente al rubio.

-No sé ni por qué hago esto –suspiró Todoroki-. Sólo te quería preguntar si estás bien.

-¿Qué clase de pregunta de mierda es esa? ¡Obvio que estoy bien!

-¿Ah, sí? En esta última semana todos se han dado cuenta de que estabas más raro. Todos los demás lo han achacado a que probablemente sea porque Midoriya te esté superando o algo así, pero yo sé la razón de verdad. Y quiero decirte que... Pareces un acosador.

Bakugou se ruborizó de pies a cabeza y puso los ojos en blanco mientras pequeñas explosiones se escapaban de sus manos.

-¿¡PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO, ESTÚPIDO HÍBRIDO!?

-¿Qué va a ser? Miras a Midoriya babeando y cuando éste se gira le gritas unas cuantas cosas incomprensibles y te vas ruborizado....

Todoroki intentó imitar lo que acababa de describir, con lo que Katsuki estalló y sin poder aguantarse, creó una explosión bastante grande que no llegó a dar al medio pelirrojo.

-Relájate hombre. No pasa nada. Tampoco fue tan así, pero si qué dabas un poco de miedo... Supongo que porque sé la razón, he estado más atento a ello. Pero bueno, solo quería eso, ver si estabas bien; pero como siempre, no puedes mantener una maldita conversación sin cabrearte e intentar volar todo por los aires... Así que adiós. –al ver que Bakugou seguía con el ceño fruncido y sin decir nada, el medio albino se encaminó hacia la puerta.

-¡ESPERA! –gritó Bakugou agachando la cabeza.

Todoroki se detuvo y se giró, para a continuación preguntar:

-¿Sí?

-En realidad... ¿Me... Podrías... ayudar... en algo? –fue bajando la voz de forma que la última palabra que pronunció fue prácticamente inaudible.

-¿En qué?

-¡PRIMERO PROMETE NO REIRTE!

-Seguramente me ría, pero vale, lo prometo.

-He decidido que voy a declararme a Deku.

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