"Prólogo"

182 24 44
                                    

Por Ren:

No sabía muy bien donde estaba, solo podía ver un enorme salón, decorado con cosas que parecían bastantes finas; entre ellas, jarrones de porcelana. Pero en medio de toda aquella decoración, justo a mitad del salón estaba mi padre, a punto de matar a un hombre... Uno al cual no podía verle el rostro. Tan solo podía ver sus manos, la cuales se posicionaban alrededor del cuello de mi padre, intentando soltarse.

De la nada, cuando intenté gritar y suplicar para que no lo hiciera, ya no estaba ahí, estaba en otro lugar. Era un lugar difente, un járdin, uno lleno de muchas flores y de un arco realmente hermoso. Decorado con las rosas más rojas que jamás haya visto. Luego...luego estaba él...el mismo tipo que estaba por matar a mi padre segundos atrás. Pero, por alguna razón, seguía sin poder ver su rostro, tan solo podía observar como ambos llevabamos trajes muy elegantes. El suyo era negro, con una rosa roja en el bolsillo del saco, mientras que el mío, este era totalemente blanco y con otra rosa roja adornando también mi bolsillo.

De pronto, nuevamente cambié de lugar, ahora encontrandome en una habitación, una oscura y donde me sentía asustado, lleno de temor y con un fuerte dolor oprimiendo mi pecho. No entendía porque, pero mis ojos habían comenzado a llenarse de lágrimas, haciendome sentir de alguna manera impotente al no poder detenerlas. Sentía como si aquella oscuridad me lastimara de alguna forma, como si fuese pricionero de ella.

Luego, cuando las lágrimas habían cesado, en la habitación ya no había oscuridad ni ningún tipo de temor en mí. Solo había paz, una bella y silenciosa paz que fue interrumpida por un fuerte llanto, uno que obviamente no provenía de mí. El llanto...era el de un niño, el de un bebé para ser preciso. Y entonces volví a ver a ese hombre, ahora cargando un hermoso bebé el cual no dejaba de llorar, explicando así de donde provenía alquel escandalozo llanto. En ese momento, por extraño que suene o parezca, quería cargarlo...quería tomar a ese bebé y acurrucarlo en mis brazos. Quería darle todo mi amor y protegerlo aunque no sabía muy bien de que o de quien.

Por último, me encontraba delante de mi padre, quien me apuntaba con un arma. Sentía como el alma se me hacía pedazos ante la sola idea de ser asesinado por mi propio padre. Y justo cuando el sonido de un estruendozo disparo hizo aparición, no pude evitar cerrar los ojos por un momento, solo para después abrirlos y ver mis manos cubiertas de sangre. Pero había algo extraño en todo aquello...ya que no sentía dolor, no sentía absolutamente nada, solo me quedaba ahí, contemplando como de mis manos goteaba aquella sangre que no era mía.

~~~~~~~~~~~~~○~~~~~~~~~~~~~~~

De pronto desperté, sintiendo como de mi frente bajaban enormes gotas de sudor, al mismo tiempo que mi cuerpo temblaba de los nervios. Mi respiración completamente agitada y mi garganta seca. Me sentía tan mal que no supe que más hacer que dirigirme al baño y echarme un poco de agua en el rostro para tranquilizarme y alejar todo mal recuerdo de mi cabeza. Porque sí, había tenido una mala pesadilla, una que me había hecho despetar en un mar de nervios y de la cual prefería no recordar nada por temor a que pudiese volverse real.

"Deja Vu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora